Llevaba puesto un jean azul oscuro que reafirmaba sus trabajadas piernas, una camisa blanca y encima una chaqueta color café que le hacía resaltar esos oscuros ojos.—Uh, veo que no van a leer hoy y harán otras cositas —comentó Sara, con picardía.—Tu cabecita está muy corrompida, Sara Gil —reprochó Jean, rodando los ojos—. ¿Nos vamos? —Me miró.Yo me había quedado hipnotizada viéndolo, por alguna razón noté que estaba más guapo que los días anteriores. O bueno, cada vez mis ojos lo veían mejor.Me estaba metiendo en un pozo sin fondo del cual me costaría salir...—Eh, sí —respondí.—Que tengan una linda noche —expresó la mujer, saludándonos con la mano—. Aurora, verás que si te dejas llevar, pueden ocurrir cosas maravillosas —Me guiñó un ojo.Y de alguna manera sentí un deja vu con esas palabras. ¿En serio ese dicho era real? Negué con la cabeza, alejando todo pensamiento vergonzoso de ella.—Nos vemos —dijo Jean, tomando mi mano.Ese agarre fue suficiente para desencadenar una reacc
Leer más