La muchacha dio por terminada la discusión cuando le entregó a su jefe la bolsa con las compras que él mismo le había solicitado, aunque claro, un tanto adulterada para su propia diversión.Sabía que no ganaría y había aprendido desde muy joven que con burros no se discutía.Tras eso, se dio la media vuelta y se concentró en el trabajo, con ellos de fondo, besuqueándose y manoseándose.—Asquerosos voyeristas —reclamó Lily entre dientes.Ella podía verlos por el reflejo de los cristales y, peor aún, podía escucharlos gemir, así que, para evitar todo ese incómodo momento, se puso sus auriculares y escuchó un poco de música.Aprovechó también el momento de enviarle un mensaje a su hermana, explicándole que no llegaría a dormir y que trabajaría algunas horas extras.A Romy le resultó de muy mal gusto que su hermana pasara tantas horas en el trabajo y con Don Polla dulce.Mientras la rubia que había invitado a su noche pasional le lamía la polla endurecida y lo saboreaba a gusto, Christoph
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