James se quedó de pie frente al edificio en el que Rossi vivía.Desde la acera del frente lo miró con terror y supo que nunca había tenido tanto miedo como en ese momento.Su cliente lo había invitado a subir, con la excusa de “solucionar algunos pendientes”, pero la verdadera intención era que empezara con el pie derecho con Romina y, si todo salía bien, se quedara a cenar con ellos.Era un ganar - ganar, o al menos eso había dicho Rossi.Las dudas lo asaltaron cuando supo que, una vez allí, no tendría escapatoria.Recordó lo sucedido en la mañana y arrepentido se lamentó por haber sido tan cobarde. Se había expuesto frente a Romina como un maldito loco.En esos minutos, mientras se buscaba las pelotas que se le habían escondido por el frío y se armaba de valor para subir al pent-house de Rossi, se dijo a sí mismo que Romina solo era una mujer más a la que conquistaría como a muchas otras, y a la que llevaría a la cama para terminar con esa maldita angustia de una buen vez.Se lo dij
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