El sueño de la joven Úrsula Narváez siempre fue brillar como una estrella, en lo más alto del mundo del cine, la televisión o el teatro, pero como suele ocurrir, toda heroína tiene un enemigo y todo sueño se enfrenta a la dura realidad cuando se despierta.Quien despertó a Úrsula fue un siniestro y codicioso hombre apodado "Dedos de oro", un afamado director y productor de cine que convertía en oro todo lo que tocaba, de ahí su creativo apodo. El problema fue que quiso tocarla a ella y acabó recibiendo un potente puñetazo cuando sus ávidos dedos de oro se colaron bajo su falda."¿Acaso no sabes cómo funciona este mundo, querida? Nadie te contratará jamás si yo lo digo, hoy has sepultado tu carrera de actuación para siempre". No conforme, Úrsula le dio una patada en la entrepierna, subestimando el poder de las malignas influencias del hombre, que se extendían como raíces por toda la industria del espectáculo. "Lo siento, Úrsula, estamos buscando a alguien que sea más alta"."¡Puedo us
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