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Todos los capítulos de Robando los secretos del CEO: Capítulo 1 - Capítulo 10
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Capítulo Zero
El sueño de la joven Úrsula Narváez siempre fue brillar como una estrella, en lo más alto del mundo del cine, la televisión o el teatro, pero como suele ocurrir, toda heroína tiene un enemigo y todo sueño se enfrenta a la dura realidad cuando se despierta.Quien despertó a Úrsula fue un siniestro y codicioso hombre apodado "Dedos de oro", un afamado director y productor de cine que convertía en oro todo lo que tocaba, de ahí su creativo apodo. El problema fue que quiso tocarla a ella y acabó recibiendo un potente puñetazo cuando sus ávidos dedos de oro se colaron bajo su falda."¿Acaso no sabes cómo funciona este mundo, querida? Nadie te contratará jamás si yo lo digo, hoy has sepultado tu carrera de actuación para siempre". No conforme, Úrsula le dio una patada en la entrepierna, subestimando el poder de las malignas influencias del hombre, que se extendían como raíces por toda la industria del espectáculo. "Lo siento, Úrsula, estamos buscando a alguien que sea más alta"."¡Puedo us
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I Adiós a los escenarios
Había veinticinco postulantes al anuncio que era la última esperanza para Úrsula, todas mujeres estupendas, pero ella no se quedaba atrás. Su currículo estaba bastante bien nutrido: actuación, modelaje, baile, hasta canto, sin mencionar las habilidades que sus trabajos esporádicos le habían dejado. Siendo modesta, ella podría representar cualquier papel de forma creíble y magistral.—Creo que planean hacer una película de empresarios —comentó una muchacha al salir de la oficina donde se realizaba el casting. Úrsula paró la oreja para oír más—. Me hicieron preguntas muy extrañas. ¿Para qué necesitaría saber usar Office? Es actuado.Ellas se fueron y todavía faltaba bastante para que fuera su turno. Las esperanzas de que la escogieran se tambalearon cuando oyó a la secretaria decir que a las cuatro de la tarde vendrían veinticinco candidatas más. Tenía que hacer algo y hacerlo ya, por su hermano, por su abuela y su legado.Preguntó dónde estaba el baño y aprovechó de pasearse por el lug
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II Un guapo coprotagonista
Emocionada y con la adrenalina haciéndole temblar las piernas, Úrsula se sentó frente a Bill, el único presente esta vez en la oficina. Ya quería recibir el guion para devorárselo.—Tu papel será el de la asistente de un importante CEO de una empresa de tecnología —empezó diciendo Bill. Ahora cobraban sentido para ella esas preguntas tan raras de la entrevista y el lugar en el que estaban, debía ser para empezar a ambientarse.—Este será tu jefe.En el telón del costado se proyectó la imagen de su guapo coprotagonista. Un tipo estupendo, de mirada seria, indiferente, quizás hasta engreído. Sospechaba que su papel sería el del típico CEO de las novelas, emocionalmente torpe y posesivo, que obtenía a la fuerza lo que no lograba obtener por la razón. Esperaba llevarse bien con él.¿Sería una película romántica? No sabía nada de la trama, pero no le importaría tener que besar a ese coprotagonista o tener escenas más íntimas o "picantes" con él. Siempre desde el profesionalismo, por supue
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III La primera impresión
Alfonso Kamus cruzó la entrada de empresas Deluxe y ya parecía tener motivos para estar enojado. Laura, la joven recepcionista, le dio los buenos días por costumbre, pues sabía que no le respondería y hoy no fue la excepción. Siguió caminando hasta el ascensor. Los empleados que allí esperaban también lo saludaron y al menos recibieron un gesto de asentimiento con la cabeza. Eso era prácticamente una bendición viniendo del jefe supremo, así que hoy tendrían un buen día.Las puertas se abrieron y nadie más que Alfonso entró. Los demás esperarían, su tiempo no era tan valioso como la comodidad del jefe. En el segundo piso subió Martín Hesher, su socio y amigo lo suficientemente cercano como para compartir el espacio y aire del ascensor.—¿Viste el partido de los Tiburones ayer? Qué maravilla —comentó Martín mientras subían.—El reemplazo de mi asistente no ha llegado. Dijiste que te harías cargo. —Lo hice, la agencia me envió a la mejor.—¿Mejor para mí o mejor para ti? —Oh, vamos. S
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IV Pillada como rata
Úrsula, bajo la identidad ficticia de Daniela Márquez, se sentó en su recién estrenado escritorio y exhaló pesadamente. Las piernas le temblaban, las manos le sudaban, pero estaba confiada en que el primer encuentro con su jefe había ido muy bien. Humildemente, él y su socio se la habían comido con los ojos, esperaba que no fuera porque la encontraran fuera de lugar. Tres días se había estado preparando, informándose sobre los últimos avances en ciencia y tecnología. Podía recitar de memoria todos los logros de la empresa Deluxe durante los últimos cinco años y hacer gala de su manejo de Office. Estaba preparada como nunca antes para desempeñar un papel, pero también sabía el oscuro propósito de todo y, si bien tenía poderosas razones para seguir adelante, el miedo a que los nervios la traicionaran no la abandonaba. —Mente fría, mente fría. Piensa en helado —repitió para sí.Se sobresaltó al recibir un mensaje."Ven a la oficina".Añadió el número de su jefe a sus contactos y se pus
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V El primer secreto
En momentos de estrés, el cuerpo podía paralizarse y la mente también. Y las consecuencias eran una cuestión de vida o muerte, de sobrevivencia, pero nada de lo que ocurriera en aquel lugar sería peligroso. La empresa Deluxe, con sus grandes oficinas y vestíbulos, no era más que su escenario, ella era una grandiosa actriz infravalorada y el intimidante Alfonso Kamus, de pie junto a ella y a quien miraba hacia arriba —parecía haber duplicado su estatura— era su coprotagonista, nada más. —Te hice una pregunta.En su repentina audacia y su torpe exceso de confianza, Úrsula había olvidado que la oficina de su jefe tenía un baño privado al costado, luego de rodear un librero por el que apenas y debía haberla visto husmeando.Cuando llegó al escritorio, la carpeta amarilla seguía donde él la había dejado.—Se me cayó un arete y lo estaba buscando. Es pequeño y no lo encuentro —dijo ella, poniéndose de pie. No había molestia en el rostro de Alfonso, ni meditaba en qué tan creíble era el em
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VI Propuesta indecente
Una conciencia sucia solía ser causa de insomnio en las gentes de buen vivir y moral férrea, y eso creía ser Úrsula, pero luego de un día sometida a tanto estrés y presión, los ojos se le cerraron en cuanto se acurrucó sobre la colchoneta que hacía las veces de cama. Pronto recuperaría su cama.Sus ojos, cansados y enrojecidos, se abrieron de par en par cuando recibió un mensaje. Era su jefe de mentiritas. ¡Santo Dios! La había descubierto. Se levantó de un brinco y corrió a la ventana. Ningún contingente policíaco rodeaba la casa, el vecindario seguía en silencio. Bill había dicho que robar secretos empresariales no era delito, pero evidentemente podía mentir, si era él quien le pagaba para hacerlo.¡¿Cómo no se le ocurrió antes?! Tendría que informarse al respecto. Volvió a la colchoneta y cogió el teléfono como si fuera radiactivo.A. Kamus: Hola, Daniela. ¿Podemos hablar? Espero no haberte despertado.Daniela asistente: Acababa de meterme a la cama. ¿Qué ocurre, señor Kamus?Él
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VII Cosas de estrellas
—Permiso, señor Kamus. Vengo a limpiar su librero.Ya había notado él que ella se ponía a limpiar cuando se aburría, así que no le importó.—Adelante —dijo, sin apartar la vista de los documentos que leía hasta que la vio subida en una escalera, limpiando hasta arriba.Sus reproches se tardaron en salir por el vistazo que le dio a sus piernas. Qué perfectas le parecieron saliendo de ese bello vestido turquesa, entre verde mar y azul acero. Tosió para aclarar su voz, rogando también para que se aclarara su cabeza.—¿Sabes lo peligroso que es usar una escalera con tacones?Ella lo miró como intentando descifrar un mensaje que estaba en clave. Le dedicó una sutil sonrisa cuando creyó comprender sus intenciones y, con lentitud enloquecedora, se quitó los zapatos y los dejó caer. Siguió limpiando.Alfonso seguía mirándola, más desconcertado que antes.—Daniela, deja de esparcir polvo y ven aquí.Ella se acercó, aferrando su plumero como si fuera un escudo. O un arma. Tomó asiento cuando é
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VIII El regalo
Úrsula había visto demasiadas películas de mafiosos como para no saber que los "regalitos" a los que ellos se referían solían ser lluvias de plomo o visitas sin retorno al fondo de los lagos. —Yo... yo ya le hice llegar parte del pago. ¡Le pagaré el resto en cuanto pueda!El siniestro hombre la recorrió de arriba abajo con los ojos oscuros, ensombrecidos por los sucios deseos de querer sacarle la ropa y hasta las tripas, no tenía duda alguna de eso.—Podrías terminar de pagar la deuda ahora mismo y no te costaría ni un peso —se relamió lentamente, devorándola con la mirada.¿Y hasta ahora se lo decían? Sí que había problemas de comunicación en la sociedad. —Gracias, pero prefiero seguir con el sistema de cuotas.El hombre sonrió y le entregó una gran caja blanca, atada con una cinta de regalo roja.—Me quedé con un recuerdo, espero que no lo extrañes —dijo el maleante. Subió a un auto negro con vidrios polarizados y se fue.Úrsula lamentaba haber tenido que darles su nueva dirección
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IX Encuentro inesperado
La inesperada cita de Úrsula llegó diez minutos tarde, pero su sonrisa lo compensaba. Martín era un hombre normal, para variar y no un genio pervertido o un mafioso pervertido.—Linda casa —halagó él.—Lindo auto —halagó ella. Supuso que habían empezado bien. El camino al cine fue acompañado de una amena charla, donde por primera vez no se sintió puesta a prueba. Martín Hesher era guapo, divertido, razonable, muy diferente del genio aparentemente inalcanzable de su amigo.—¿Usted y el señor Kamus se conocen desde hace mucho tiempo?—Llámame Martín, Dani. Nos conocimos en la universidad y decidimos hacer negocios juntos. Nos complementamos bien, él es la mente maestra y yo soy un as con los números. Lo que toco lo convierto en oro.—No lo diga ni en broma que ya tuve suficiente de eso.—¿Cómo?—Nada, sólo pensaba en voz alta. Lamento que él despidiera a Antonia, es una buena muchacha.—Y una buena asistente también, pero así es Kamus. Entre nosotros, tú puedes verlo muy tranquilo y s
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