Él vino de inmediato hacía mí, probablemente confiado en que podría derrumbarme debido a mi tamaño reducido en comparación con el suyo; no pude controlar la sonrisa divertida que se extendió por mis labios. Venía demasiado rápido y eso anunciaba un duro golpe, extendí mi brazo: “Acércate un poco más”.En cuanto el voyeviki estuvo a unos centímetros de mí, tomé su brazo antes de que se hiciera con el mío, junto con una parte de la camisa que traía. Lo halé con todas mis fuerzas, empujando hacía adelante; todo sucedió en cuestión de segundos, aunque ante mis ojos parecía como si fuese a cámara lenta. Cuando volví en mí, el escolta se encontraba en el suelo, respirando entrecortadamente debido al golpe tan doloroso.Sin embargo, la pelea no terminaba allí, pues barrió su pierna en mis pies, llevándome también hacía el piso. Le lance una agria mirada; ¡qué jugada más sucia! Mi espalda dolía debido al impacto, pero en unos segundos ambos estuvimos de pie nuevamente. Saltó hacía mí con sus
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