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Capítulo 1
Bajo la luz de la luna las sombras se disipan, revelando verdades ocultas y destinos inciertos.Bajo la luz de la luna, aquellos instintos salvajes despiertan, nublando la razón y durmiendo los sentidos.Bajo la luz de la luna, los jóvenes amantes se entregan a las fauces del amor por vez primera, entre respiraciones entrecortadas y gemidos ahogados.Bajo la luz de la luna, los lobos cantan sus aullidos, jurando su amor y lealtad eterna a Artemisa, su única diosa, y quien marca eternamente su destino.Hermosa piel pálida como el alabastro, cabellos largos y blanquecinos que asemejan a hilos de plata brillante. Un rostro tan bello como el de los ángeles, de unos preciosos ojos celestes como el azul del cielo que amaba ver cada mañana como un consuelo a sus muchos sufrimientos. La belleza de la luna plateada la había besado, otorgándole aquella hermosura que pocas criaturas podrían tener. Sus delicadas manos fregaban los platos, sintiendo el agua helada que le provocaba calosfríos.—Art
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Capítulo 2
La luz de un nuevo día se colaba por las ventanas de aquel viejo establo. El trajín de los caballos había terminado de despertarla, y Artemisa abría sus ojos celestes que se notaban rojos por el cansancio. Era el momento de levantarse, había sobrevivido una noche más, pero debía comenzar con sus labores matutinas.Calzándose sus viejos zapatos se acomodó el único vestido que se le había permitido conservar y dirigió sus pasos hacia la vieja mansión Badra, sin embargo, el ambiente en el lugar parecía más lúgubre de lo normal. Los sirvientes parecían demasiado silenciosos, y los blancos manteles habían sido reemplazados por mantos negros. Una punzada en su corazón hizo que sus ojos se llenaran de lágrimas, aquello solo podría significar una cosa.—El viejo Alfa Agnus Badra a muerto —La voz de Marcus se escuchaba relajada, podría decirse que casi feliz, anunciando aquella tan desgarradora noticia. Artemisa, sintiendo mucho pesar, se había dejado caer sobre el suelo del gran comedor. Agn
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Capítulo 3
La luna entre las nubes oscuras brillaba en lo alto, y su tenue luz bañaba ligeramente a la silueta de una joven albina que cabalgaba sobre su corcel tan blanco y tan puro como aquella que los iluminaba en aquella oscuridad. La larga cabellera que danzaba en el viento nocturno como hilos de plata, parecía volar apacible mientras los ojos celestes de la hermosa Artemisa miraban eficaces en la oscuridad a la que ya estaba acostumbrada.Se había desterrado a sí misma de las tierras de los Badra y aunque había sido arrojada al fango de manera humillante por aquel que hasta hacia pocas horas atrás había sido su infame prometido, no se sentía arrepentida de cabalgar sin rumbo alguno. A pesar de que su blanco y raído vestido estaba vilmente enlodado y el frio de aquella noche invernal comenzaba a calarle en los huesos, se sentía más libre que nunca; como si fuese una lechuza nocturna que volaba hacia cielos nuevos sin saber realmente que esperar.No había conocido otras tierras que aquellas
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Capítulo 4:
El olor a comida la despertaba esa mañana, era un calientito caldo de pollo, estaba segura pues reconocería aquel aroma en cualquier lugar. Su cuerpo no se sentía helado, por el contrario, se sentía cálidamente cómoda en aquella cama desconocida que estaba tan suave como parecían las nubes. La luz del sol se colaba por una gran ventana de cortinas blancas, y poniéndose de pie, lograba apreciar que estaba en una habitación desde la que se veía fácilmente una enorme cocina en la que varias personas parecían ir de aquí hacia allá.Sintiéndose limpia, Artemisa se miró y noto que ya no llevaba puesto aquel vestido viejo y sucio que había estado usando; ahora llevaba una cómoda y suave bata blanca que casi lograba confundirse con el color de su pálida piel.—Ah, muchacha, gracias a la Diosa Luna que has despertado, anoche realmente creímos que la Diosa Muerte te llevaría en sus brazos, llegaste mucho más pálida de lo que se ve que eres, helada como un cubo de hielo y tan débil como un pajar
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Capítulo 5:
Regocijo. Aquel sentimiento de extraña calidez y calma, era lo que Artemisa estaba sintiendo por primera vez en toda su vida. El sol ya se colaba por las ventanas de aquella enorme habitación para empleados, y escuchaba a las amables personas que la habían ayudado, bromeando y charlando en la cocina con tal confianza que no parecían ser solo la servidumbre, eran como una familia.La nieve había dejado de caer, aunque fuera seguía haciendo demasiado frío, sin embargo, ella no estaba temblando; dentro de aquella mansión, solo sentía calidez. Estaba acostumbrada a sentir el frio que se colaba por cada rendija en los establos, estaba acostumbrada a ser ignorada por la servidumbre de la mansión Badra y a recibir los desprecios de aquel hombre al que la habían destinado para casarse. Se había puesto aquel sencillo vestido en tono gris junto a un delantal blanco que le habían asignado para ayudar con “tareas sencillas” en la cocina, y por primera vez en demasiado tiempo comenzaba a sentirse
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Capítulo 6
—A-Artemisa —Aquella voz era delicada, melodiosa y dulce, como la de una niña asustada. Aquellos ojos celestes lo miraban con una mezcla de asombro y de curiosidad, sin embargo, no había miedo en ellos.Janus miraba a aquella hermosa mujer que no había logrado sacar de sus pensamientos por aquellos días. ¿Cómo era que la dama exiliada de las tierras Badra había llegado a las suyas?En las tierras Badra, Marcus miraba a su futura Luna desnuda en su cama mientras dormía. Sin embargo, sus pensamientos viajaban hacia Artemisa, aquella despreciable mujer con la que casi era forzado a casarse. ¿Por qué el Alfa Janus estaba tan interesado en ella? Misa era solo una huérfana, sin embargo, y aunque aquello se le había dicho a su cuestionable aliado, el parecía incluso más intrigado.Levantándose, caminó hacia sus ventanales para mirar la nieve que caía con lentitud. ¿A dónde había huido esa maldita mujer que lo desprecio? Necesitaba encontrarla antes que lo hiciera Janus. Artemisa había sido
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Capítulo 7
—La chica parece tener un cuadro de desnutrición, tambien, tiene varias llagas levemente infectadas en algunas partes de su cuerpo que debió provocar el frío, no son recientes, puedo decir que la infección de las heridas fueron por la exposición a las heces de algún animal, es increíble que no haya desarrollado alguna sepsis, además, sufre de una fuerte neumonía, tiene suerte de estar viva, ya le aplique antibióticos y le he indicado a Azafrán los medicamentos que deberá estar tomando hasta que se recupere, cualquier cosa llámeme mi señor, vendré a verla mañana para verificar que tanto efecto hicieron los antibióticos —Janus escuchaba el diagnostico del médico con seriedad, preguntándose a cada instante que crimen había cometido Artemisa para merecer tal tortura de parte de los Badra. Mirando como el médico hablaba con su nana, se acercaba a la hermosa albina para mirarla. Su respiración era mucho más tranquila y apacible de lo que había sido durante la noche; apenas y había dormido
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Capítulo 8
La luz de la luna llena iluminaba aquellos protegidos campos violetas dejando sentir aquel aroma a lavanda que extasiaba los mas profundos sentidos. Aquella madre que brillaba en lo alto, hacia resplandecer todo lo que iluminaba, logrando que los sueños mas profundos salieran del corazón. Los hombres lobo eran leyenda, una que los humanos solo veían como las fantasías que un demente había imaginado hacia ya demasiado tiempo, sin embargo, todo era real, tan real como era el viento gélido de aquella noche.El vaivén de la nieve que danzaba fuera de los ventanales, dejaba que los copos que se colaban por ellos reflejaran el brillo anaranjado de la chimenea antes de desvanecerse, el amor era tal cual eran esos frágiles copos, intenso y helado, que fácilmente se desvanecía ante el calor de una pasión para luego desaparecer por completo, por esa razón no creía en ello.—Señor, las tierras de los Aqmar están limpias, y no hay mas que un leve rastro en las tierras de los Badra, sin embargo, s
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Capítulo 9
Aquella mañana de cielos despejados, presagiaba un día lleno de actividades en la propiedad de los Aqmar. El trajín de los sirvientes junto a su vaivén incansable, animaba el ambiente aún a pesar del frío que asolaba a la región.Aquello se sentía casi como una fiesta. El señor de aquellas tierras había finalmente encontrado a la loba destinada a ser su única Luna, y aquel evento, tan esperado durante demasiado tiempo, alegraba a los corazones de toda la manada quienes incluso ya comentaban sobre la hermosa descendencia que llegaría prontamente a llenar de calidez aquellos desolados e inhóspitos valles, imaginando tambien lo hermosos que serian los nuevos niños, pues la belleza morena de su señor con aquella albina que se asemejaba a la luna, traerían sin duda alguna vástagos realmente bellos.Artemisa sentía sus entrañas arder de emoción, pero no aquella que transforma los jugos gástricos en mariposas, más bien, estaba sumamente nerviosa y ansiosa, pues en realidad, nadie le había pr
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Capítulo 10
El clamor de una bestia gimiendo a la luna llena, por aquella anhelada compañera destinada a pasar la eternidad a su lado. Aullidos extendidos, bajas pasiones desbordadas, y el deseo reprimido por aquella hembra a la que aún no podía tocar.En la sala de cine, todas las chicas deseaban tener a aquel hombre lobo como el enamorado anhelado que las llevaría a aquel clímax soñado en medio de agitados gemidos y voces entrecortadas. Un apasionado y perfecto amante que daría todo por ellas, de piel morena y cabello cobrizo, que decía frases absurdas en momentos perfectamente cursis. Janus Aqmar se sentía asqueado por ello.—Esto es patético, no somos así, no necesito romper mi camisa sin un propósito para que un montón de adolescentes suelten sus aromas por mí, ¿En que pensaban cuando hicieron estas películas? — cuestionaba el moreno a su fiel Beta quien tenia una risa ahogada desde que habían salido de aquella sala de cine a mitad de la película.—Bueno señor, los humanos no suelen comprend
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