Un suspiro de alivio se me escapa cuando la sirvienta me dice que ya estamos cerca del comedor, todavía sigo aferrada a su brazo por miedo a caerme. Estando frente a la puerta, un guardia nos saluda de forma cordial para después abrir la puerta de par en par. Como todo en este lugar, es hermoso y lujoso, en medio de la habitación hay una gigantesca mesa alargada con varias sillas, todas bien acomodadas, en la cabecera, como era de esperar, está el rey sentado, perdido en sus pensamientos, pero cuando escucha nuestros pasos, enseguida voltea a vernos, dedicándonos una enorme sonrisa, acto seguido, se levanta de su asiento y camina unos pasos en mi dirección para después detenerse.Antes de poderme acercar más, la sirvienta detiene su paso y me dice que no puede seguir avanzando sin el permiso del rey, dicho esto, me suelta del brazo y yo le miro de forma suplicante, esperando a que se apiade de mí y me ayude a caminar hacia él, pero ella niega suavemente con la cabeza, antes de alejars
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