Alessio.
La noche anterior.
Estoy harto de despertar todos los días solo, últimamente ninguna de mis amantes me llena como antes y eso me frustra aún más. Como todas las noches, me encuentro en mi habitación con mi amante predilecta, Silva.
Ella es una mujer muy hermosa, arrebata la mirada de cualquier persona que la vea, su cuerpo está muy bien definido, además de que sus atributos son muy generosos. Cada vez que la embisto, sus perfectos senos rebotan una y otra vez, su piel es suave y tersa, sus labios son carnosos y rosados, muy apetecibles.
Una vez que hemos terminado, me tumbo sobre mi lado de la cama, ella se acomoda sobre mí como siempre y recorre mi torso con una de sus manos, para después depositar algunos besos, volteo a verla y ella me dedica una enorme sonrisa. Se ve completamente satisfecha.
—¿Qué tienes, querido? Te noto... distante.
—Estoy bien, ahora vete... que mañana tengo mucho que hacer.
Ella se sube encima de mí y deposita pequeños besos en mis labios, mueve sus caderas y roza su vagina contra mi pene, tratando de volverme a excitar, pero ya no tengo ganas de estar con ella, así que me levanto de la cama, tumbándola sobre ella, la tomo del brazo y la llevo hasta la entrada de mi cuarto, antes de sacarla, le entrego su ropa.
—Te dije que te fueras, que tengo muchas cosas que hacer mañana.
Sin esperar a que responda, cierro la puerta de un portazo y de mala gana regreso a mi cama, miro el techo y me pierdo por un largo rato en mis pensamientos, he conseguido muchas cosas, lo tengo todo o al menos casi todo. Me tallo la cara con fuerza y resoplo varias veces, una parte de mí se siente completo, pero, por otra parte, tengo ansias de encontrar a mi hembra, mi guia espiritual me ha dicho que, cuando ella llegará a su edad fértil, la podría sentir.
Darle vueltas al asunto no me traerá nada a mi vida, más que enojo y desesperación, estoy cansado de estar solo, quiero a mi hembra a mi lado y tener una familia, mi corazón todavía alberga la esperanza de poderla encontrar... de lo contrario, seguiré con mi vida como hasta ahora y aunque ella llegue a mi vida, no me va a importar.
Más relajado, me acomodo en mi cama y cierro los ojos, dejándome llevar por el cansancio. Antes de quedarme completamente dormido, le ruego a Chandra que me permita conocer a mi hembra, que se apiadé de mí.
A mitad de la noche, un terrible dolor se apodera de mí, al punto que un poderoso rugido se me escapa, me levanto de la cama y dando tropiezos llego hasta uno de mis estantes y tiro todo al suelo en un arranque de ira, luego camino hacia el baño, derribando la puerta y voy directo al lavabo, abro la llave y me enjuago la cara varias veces, esperando que esto alivie mi dolor, pero eso no ocurre.
Levanto mi mirada hacia el espejo y noto que mis ojos se han puesto de color morado ligeramente oscuros, puedo notar ciertos destellos azules en el centro. Paso mis manos por mi cabello varias veces, tratando de entender que me ocurre, mi mente está hecha un caos y no se diga de mi corazón, que no para de latir con fuerza.
Vuelvo a enjuagarme la cara para después salir de mi habitación, gritando y rugiendo. Con mucha dificultad llego a mi despacho y grito el nombre de mi guia, quien aparece a mis espaldas, claramente agitado por mi llamado tan fúrico.
—¡Explicame que me ocurre!
Lo miro por unos instantes por encima de mi hombro y luego me giro sobre mis talones, él abre los ojos de par en par, noto que trata de romper el contacto visual, pero no puede, trata de tranquilizarme, pero enseguida golpeo su mano con fuerza, creo que tengo el rosto rojo de coraje.
—Majestad... su hembra, ya está en sus días fértiles.
Al oír esto camino hacia mi escritorio y aporreo las manos contra él, haciendo que varias cosas se caigan, entre ellas, mi tintero. Cada vez que exhalo, lo hago con fuerza, ahora mismo tengo sentimientos encontrados.
—¿Estás seguro?
—Tan seguro como que la luna está en el cielo, alumbrando nuestro reino.
Sin decir nada más, me voy de regreso a mi habitación, sentándome en la orilla de la cama y mirando al piso. Me siento aliviado de que Chandra haya respondido a mis suplicas, pero ahora... ahora tengo a una hembra por quien velar y cuidar.
—Es verdad, tengo que llamar a todas las jóvenes de mi reino, tengo que empezar a buscarla cuanto antes.
A la mañana siguiente me despierto a primera hora del día y me arreglo lo más rápido que puedo. Como si el viento me llevara, camino a paso veloz hacia mi despacho, detrás de mí viene mi Beta que no para de suspirar al notar mi ansiedad, me lo he encontrado en uno de los pasillos mientras me dirigía a mi despacho.
Apenas entramos, me dirijo a mi escritorio, le explico de forma breve lo que ocurre y él me felicita de que por fin ha aparecido mi hembra. Con su ayuda, organizamos las rutas de los guardias para que empiecen a ir a buscar a las jóvenes, también le he dicho que mande el aviso por esas zonas. Con todo listo, se va a hacer mi decreto.
Caída la noche, camino de un lugar a otro en mi cuarto, ansioso por ver a las jóvenes, espero que ella se encuentre entre el primer grupo. Antes de salir de mi habitación, me miro al espejo y me cercioro de estar bien arreglado, quiero causarle una buena impresión a mi hembra.
—Majestad, las señoritas ya están en el palacio.
La voz del amo de llaves me interrumpe de forma repentina, por alguna razón, escucharlo al otro lado de la habitación me llena de alivio. Antes de salir de mi cuarto, me miro por última vez en mi espejo y acomodo mi traje, saco el pecho lleno de confianza y salgo de mi habitación. Doy el primer paso hacia afuera y me encuentro con el hombre de edad avanzada, con esa típica expresión seria en su rostro; puede parecer un amargado a simple vista, pero lo cierto es que, ha estado a mi lado por muchos, muchos siglos, él me ha cuidado y educado después de la muerte de mis padres, de hecho... lo considero mi padre y él lo sabe.
—¿Ya las viste?
—No, amo, apenas están bajando de las carrozas ¿A dónde quiere que las lleve?
—A la sala principal, no hace falta que las mandes a arreglar, quiero conocerla como se ve ahora.
—Muy bien, majestad.
Apenas cruzamos estas palabras, detengo mi paso y veo como el hombre se adelanta, para al final, dejarme solo en el pasillo. Decido aprovechar este momento para tranquilizarme, no quiero alterarme apenas la vea, no quiero asustarla. Cierro los ojos y me obligo a mantener mis instintos a raya, no quiero poseerla apenas la vea, eso podría asustarla demasiado.
Ginebra.Nos avisan que el rey nos espera en la sala principal, todavía me siento un poco aturdida ya que mientras estábamos de camino, me quedé dormida y por más que sacudo la cabeza, no puedo dejar de bostezar y mis ojos se cierran ¿Qué hora serán? Ya es muy tarde como para que siga despierta, espero que esto sea rápido y pueda volver a casa cuanto antes.Todas nos encaminamos hacia la sala principal, pero yo he decido ir atrás, mirando con atención a las mujeres, muchas de ellas tienen una postura recta y emanan aires de nobleza pese a que son de clase baja, ellas definitivamente están destinadas a la grandeza, se muestran muy seguras de sí mismas, es probable que el rey escoja a una de ellas, además de que son muy hermosas, con esas mejillas rosadas y esos labios rojos que parecen cerezas, también tienen un hermoso cabello, se nota que lo cuidan mucho. Por estar distraída viendo a esas bellas damas, tropiezo con mi propio pie; debo parecer una idiota. Afortunadamente, alguien me t
—Por cierto, me llamo Rosalía ¿Y tú?—Ginebra.—Un gusto Ginebra.—Lo mismo digo Rosalía, espero que después de esto podamos seguir hablando.—Me encantaría.Dejamos de conversar cuando escuchamos unos pasos muy firmes, curiosa, miro hacia la puerta y veo al rey entrar en la habitación, enseguida, su mirada se posa en las jóvenes que están al inicio de la fila y camina hacia ellas. Me asomo un poco y luego regreso a mi lugar, creí que toda esta presión me quitaría el sueño, incluso pensé que ya se me había pasado cuando me quedé hablando con Rosalía, pero estando parada y quieta, el cansancio me vuelve a invadir.Un bostezo, luego otro y otro, se me escapan y por más que trato de controlarme me es imposible hacerlo, vuelvo a asomarme para ver hasta dónde está el rey y me doy cuenta de que no ha llegado ni a la mitad, un resoplo se me escapa y me vuelvo a acomodar en mi lugar.Para tratar de distraerme, juego con mis manos, la falda de mi vestido, incluso con mi cabello, pero nada pare
Levanto un poco la mirada, confundida por lo que acabo de escuchar y no me refiero a su pregunta, sino al tono de su voz, la verdad es que creí que me iba a gritar o que me regañaría por la sarta de babosadas que dije sin pensar.—Sí creo que sea grande, demasiado diría yo— Abro los ojos de par en par y me doy un golpe en la frente, como bien lo dije... hablo sin pensar y cuando me doy cuenta de la tontería que hice, ya es tarde. —¡Digo, es usted alto! Sí, eso... alto.Me dedica una sonrisa galante y niega suavemente con la cabeza, parece ser que mis desvaríos y torpeza le divierten, pero, ¿Por cuánto tiempo? espero que el suficiente para que me deje volver a mi casa con mis padres en una sola pieza. Da un paso hacia mí, manteniendo esa postura firme e imponente.—No me refería a mi estatura, me refería a mi edad ¿De verdad crees que soy viejo?Ladeo un poco la cabeza, pongo mi espalda recta y miro con atención al rey, no veo ni una sola cana sobre su cabellera negra y abundante, tamp
—Claro que si, además... es su cuarto.—Mi cuarto está a lado— Ríe entre dientes.—Majestad, todos los cuartos de este palacio son suyos— Le dedico una pequeña risita. —Además, no me sentiría tranquila durmiendo sola en este cuarto.Se quita el saco y lo deja sobre el pie de cama, luego empieza a desabotonar sus mangas y las arremanga hasta los codos, para luego acostarse sobre su lado de la cama, me siento tan feliz de que haya aceptado mi invitación, que yo también me acuesto y me acerco un poco a él, levanto la mirada y ambos nos miramos directo a los ojos.—Gracias por acceder a mi petición, majestad.—Descuida, después del susto de muerte que te he dado, es lo mínimo que puedo hacer.Pone una de sus manos sobre mi brazo derecho y tira de mi con suavidad hacia él, colocándome sobre su pecho, me he quedado aturdida por su repentina acción, que no estoy segura como actuar, nerviosa, pongo mi mano sobre su pecho y al escuchar sus latidos, cierro los ojos suavemente.—¿Estas cómoda?—
Un suspiro de alivio se me escapa cuando la sirvienta me dice que ya estamos cerca del comedor, todavía sigo aferrada a su brazo por miedo a caerme. Estando frente a la puerta, un guardia nos saluda de forma cordial para después abrir la puerta de par en par. Como todo en este lugar, es hermoso y lujoso, en medio de la habitación hay una gigantesca mesa alargada con varias sillas, todas bien acomodadas, en la cabecera, como era de esperar, está el rey sentado, perdido en sus pensamientos, pero cuando escucha nuestros pasos, enseguida voltea a vernos, dedicándonos una enorme sonrisa, acto seguido, se levanta de su asiento y camina unos pasos en mi dirección para después detenerse.Antes de poderme acercar más, la sirvienta detiene su paso y me dice que no puede seguir avanzando sin el permiso del rey, dicho esto, me suelta del brazo y yo le miro de forma suplicante, esperando a que se apiade de mí y me ayude a caminar hacia él, pero ella niega suavemente con la cabeza, antes de alejars
Con el desayuno terminado, nos levantamos de nuestros asientos y empezamos a caminar hacia la salida, la verdad es que me deja mal tener que dejar todos esos trastes sucios sobre la mesa, estoy demasiado acostumbrada a lavarlos y a limpiar el lugar donde comimos, pero el Alfa me ha dicho que no me preocupe. Como todo un caballero, me ha ofrecido su brazo para luego empezar a andar. En poco tiempo llegamos a la entrada del palacio.Miro al cielo y está completamente despejado, la brisa que acaricia mi rostro es refrescante, muy diferente al aire que sopla dentro del palacio, esa es fría y hasta da repelús. Cuando salimos de la sombra del techo que está en la entrada, un pequeño gemido de placer se me escapa al sentir los rayos del sol calentando mi piel, ahí adentro parece que vive una criatura de las tinieblas, que además de que el aire parece viciado, la luz del sol no entra mucho y los pocos rayos que logran colarse, se sienten fríos.Salgo de mi trance cuando escucho la voz del rey
Observo con atención mi alrededor y veo a mi madre levantando las cosas que se le han caído del susto, enseguida corro hacia ella, gritando felizmente. Como era de esperar, me toma entre sus brazos y unos pequeños sollozos se le escapan, pero tiene una enorme sonrisa dibujada en sus labios.Igual que mi madre, me pongo a llorar llena de alegría y felicidad, ya que... por alguna extraña razón, tenía miedo de no volverlos a ver nunca más, ni a estar en mi casa a su lado, creí que... me la pasaría el resto de mi vida lejos de las personas que amo y quiero, que locura, el rey no haría tal cosa, me ha demostrado que puede ser un hombre muy amable y gentil, es una pena que haya estado solo durante tantos siglos.Nos tranquilizamos un poco y luego me toma de los hombros alejándome un poco de ella, toma con suavidad mi rostro con sus manos y la acuna, me siento feliz de tener cerca a mi mamá; ella al igual que mi papá, son en las personas que más confío en el mundo y siempre que estoy a su la
Sin poderlo resistir, le doy un fuerte abrazo y él también me regresa el gesto, ambos estamos muy felices de volvernos a ver, pero como dije antes, solo me fui una noche y eso es bueno, solo fueron unos momentos de susto.Después de darnos un largo y reconfortante abrazo, nos separamos, luego nos dedicamos esa sonrisa traviesa y nos terminamos tumbando en el césped, mirando el cielo, como siempre lo hemos hecho. Estos momentos de paz y despreocupación son muy relajantes, porque cuando estoy ocupada ayudando a mis padres, apenas tengo un momento de respiro.—El festival se acerca, estoy muy emocionado ¿Qué crees que haya de nuevo este año?—No sé, pero quiero ir a probar toda la comida posible, siempre encontramos cosas deliciosas ¿Verdad?En lo que platicamos, observamos las nubes y empezamos a imaginarlos con diferentes formas y a inventar historias fantásticas, como, por ejemplo, vimos una nube en forma de dragón, que ataca a un caballero que protege a su doncella, luego vimos otro