Cierro la maleta y suspiro, agotada.Me recuesto en la cama por unos minutos, colocando un brazo bajo mi cabeza y miro hacia el techo, pensando en mi país.Venezuela, la pequeña parte del mundo con las playas más bellas, la gente más alegre y divertida, con sus increíbles paisajes, llena de color, de oro, de petróleo, de riquezas. Una nación con las mujeres más hermosas (y no lo digo yo, porque soy venezolana: lo dice el Miss Universo, ¿eh?), la comida más sabrosa, con tanto talento tratando de brillar y enaltecer el nombre de nuestro hogar.Cualquiera pensaría que es maravilloso vivir aquí, pero el día a día te enseña a los coñazos que no lo es del todo.La corrupción, que lleva más de 15 años, ha vuelto trizas un país con tanto futuro. Y, a pesar de ello, los venezolanos siempre buscamos seguir adelante, de embellecer nuestra tierra y demostrar que se puede ser mejor.Aunque claro, no todos los venezolanos. Muchos se han acostumbrado a esta miseria, mejor dicho: a muchos les convien
Leer más