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Verla así
* * * * * * * * * BAYÁ* * * * * * * * * *—No es necesario que hagas todo esto...—Tu jugo —articulo al tomar el vaso y ponérselo en sus manos.—Sé que debes ir a trabajar.—Estoy trabajando en mi despacho —contesto serio al empezar a picar un poco más la fruta.—¿Desde cuándo?—Un par de días —miento al continuar picando la fruta sin si quiera detenerme a mirarla.—¿Por qué lo haces?—Porque eres la madre de mi hijo.—Pero yo ya dije que no iba a...—Sé lo que dijiste —la interrumpo muy serio.—¿Entonces?—Entonces espero que... no lo hagas —expreso sincero, al tiempo en que, sin desearlo, exhalo con pesadez.—De verdad... ¿te importa? —cuestiona dudosa; y yo decido observarla fijamente.—También es mi hijo. Claro que me importa —sentencio firme; y ella parece apenarse un poco.—Será mejor que ya vayas a tu despacho. Eres un hombre muy ocupado, no puedes estar perdiendo tu tiempo conmigo. Yo termino de comer.—NO. Yo quiero cerciorarme de que comas todo lo que el médico te ha dicho.—
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Tranquilidad
* * * * * * * * * BAYÁ* * * * * * * * * *—Pues esa es mi única observación —dice el médico al mirarnos con atención (sobre todo a mí)—. Todo influye en el buen desarrollo de la pequeña criatura que se está formando en su interior, señora Costantini —precisa el médico al desviar su mirada a mi esposa—. Debe... o mejor dicho, DEBEN —nos mira a los dos nuevamente— hacer todo lo necesario para que su ánimo, señora Costantini, cambie —señala con la mayor sutileza posible—. Tal vez, un viaje o hacer lo que usted más desee puede ayudar.—Un viaje o lo que a ella le guste —repito como tratando de anotar ello en mi memoria.—Sí, señor. Su esposa debe mejorar anímicamente. Como ya dije, todo afecta en un embarazo y el estado de ánimo no es la excepción.—Sí doctor..., comprendemos —respondo muy serio; y el médico sonríe amable al tiempo en que asiente con su cabeza.—Bueno, yo me retiro. Eso era todo lo que debía decir. Bueno, señora Costantini, por favor, cuídese mucho —le dice al darle la man
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Cuidado
* * * * * * * * * MERLÍ* * * * * * * * * *—Debes tener cuidado —me dice al ayudarme a sentarme sobre el césped, bajo un frondoso árbol.—Descuida, estoy bien.—El médico dijo que no podías hacer mucho esfuerzo.—Sí, pero tampoco dijo que no podía hacer algo sola —señalo divertida; y él sonríe.—Tienes una bonita sonrisa —digo de pronto, sin temor; y él se queda mirándome muy atento.—Gra... gracias —señala algo incrédulo; y yo vuelvo a sonreír por ello.—Siéntate, ven —le pido al dar golpecitos a un lado de mí.—Sí..., claro... ¿No prefieres que pongamos la manta y sentarnos ahí?—No. Me gusta esto..., sentarme directamente en el césped... ah —suspiro al cerrar mis ojos y sentir la suave brisa batir en mi rostro— delicioso aire fresco.—Sí...—¿Por qué no me habías contado de este lugar antes?—Bueno... porque no te despegabas del jardín de amapolas —parece bromear; y yo río por ello.—Gracias por traerme aquí. Me encantan estos lugares. La naturaleza es lo mejor de la vida —señalo al
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Duerme, mi amor
* * * * * * * * * BAYÁ* * * * * * * * * *—¿QUÉ ES LO QUE SUCEDE? —pregunto al entrar a su despacho, antes de qu uno de sus sirvientes me anunciara.—Siéntate —ordena al señalar una de las sillas frente a su escritorio.—¿Qué sucede? —pregunto muy serio al tomar asiento.—SÁNCHEZ —articula con mucha rabia.—¿QUÉ HAY CON SÁNCHEZ? —contesto del mismo modo.—Está preparando un ataque.—¿Cómo lo sabes? —cuestiono muy neutral y algo fastidiado.—Discutimos esta mañana. Nos retamos, Bayá —¿SE PUEDE SABER POR QUÉ CARAJOS HAS HECHO ESO? —interrogo con molestia; y ella me mira fijamente.—Porque empezó a decirme algo de ti y tu familia.—¿ALGO DE QUÉ?—Él dice que... tú traicionaste a tu padre en aquel momento..., ya sabes a loq ue me refiero.—ESO ES MENTIRA —señalo molesto.—LO SÉ, LO SÉ. TE DEFENDÍ Y... me gané un pleito por eso.—HABLARÉ CON SÁNCHEZ.—TÚ NO HARÁS ESO.—TÚ NO ME DAS ÓRDENES, DANAÍ —señalo al ponerme de pie.—Siéntate —dice más calmada—. ¿Algo de tomar?—Whiskey doble —artic
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Consentir
* * * * * * * * * MERLÍ* * * * * * * * * *—Me estás consintiendo mucho... —susurro al abrazarlo y posar mi cabeza sobre su enorme pecho—. Ah... —suspiro...—¿Qué sucede? —Nada —contesto al cerrar mis ojos y sonreír.—No creo eso —musita muy suave mientras lo siento acariciar mis cabellos—. ¿Qué sucede?—Solo disfrutaba de tu perfume —preciso al aspirar su exquisito, varonil y elegante aroma.—A mí también... me fascina el aroma de tus... cabellos —precisa con su serena, pero seductora voz por lo grave y elegante que era.—Gracias pro acompañarme todas las mañanas a mis paseos.—Me gusta pasear contigo... —responde; y yo abro mis ojos, elevo mi mirada hacia él, le sonrío y, finalmente, lo beso.—Te quiero mucho, Bayá —susurro al acariciar una de sus mejillas con una de mis manos.—Yo también te quiero, Merlí —contesta al tomar mi mano con la que acariciaba su mejilla para llevarla hasta sus labios y besarla.—Eres un hombre muy ocupado.—Prometo hacer más tiempo para ti y nuestro hijo
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No
* * * * * * * * * MERLÍ* * * * * * * * * *—Sí, mi amor —le hablo a mi hijo mientras acaricio mi barriga—, ya falta muy poquito para que puedas estar en mis brazos y los de tu padre —señalo al sonreír mientras tomo otra fresa para llevarla a mi boca—. ¿Sabías que antes no me gustaban las fresas? —le pregunto a mi bebé— No, no me gustaban —le contesto sonriente—, pero desde que fue uno de mis antojos por ti, pues... ya no pude dejarlas —señalo muy relajada—. Ah... —suspiro— no sabes cómo quisiera que tu padre estuviese aquí todo el día; sin embargo, sé que no es posible; es un hombre muy ocupado —susurro al seguir acariciando mi vientre—. Pero me prometió que estaría con nosotros a un mes del parto y meses después también. Seremos sus consentidos —señalo divertida; y río—. Yo... —sonrío— jamás imaginé que.... podría amar tanto y... mucho menos a tu padre —menciono con mayor diversión—, pero... me di cuenta de que no es el hombre frío que aparenta ser, sino... es dulce..., es tierno y..
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Debilidad
* * * * * * * * * MERLÍ* * * * * * * * * *—¿Te gusta?—Ya basta...—¿Te gustó? ¿Linda no? —cuestiona muy sonriente—. Bayá es tan... guapo y, en esta fotografía sale TAN bien...—Basta, ya basta...—¿Por qué? Si estas fotografías están muy bonitas —menciona muy divertida al verme sufrir—. Mira esta de aquí...—Ya basta, ya no sigas...—Mmm... Y no has visto esta; es mi favorita. El lunar de Maxi es tan sexi...—¡Ya! ¡Basta! —grito muy fuerte al no poder soportar más seguir viendo las fotos.—¡TÚ A MÍ NO ME GRITAS! —exclama al ponerse de pie y abofetearme—- NO ME GRITAS —repite más fuerte—. ¡TÚ NO ESTÁS FRENTE A CUALQUIERA! ¡TÚ ESTÁS FRENTE A LA FUTURA ESPOSA DE MAXIMILIANO FISTERRA! ¡LA VERDADERA MUJER QUE AMA!—Por favor, ya basta —pido al sentir una decepción muy fuerte—. Ya basta —suplico al empezar a llorar muchísimo más y sin temor a contenerme.—Lo sé..., sé cómo has de sentirte, pero no te culpo. Ya ha habido otras ilusas que se enamoraron de Bayá, pero... tú, al igual que las o
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Plan
* * * * * * * * BAYÁ* * * * * * * * * *—¡POR FAVOR, BAYÁ! ¡NO PODEMOS HACER ESO! —¡MI HIJO ESTÁ AHÍ, RAMSÉS! ¡Y DANAÍ ES CAPAZ DE HACERLE CUALQUIER COSA! —preciso muy furioso.—¡LO SÉ, ¡LO SÉ, BAYÁ! ¡PERO PIENSA! ¡NO PODEMOS ENFRENTARNOS A SÁNCHEZ DE LA NOCHE A LA MAÑANA! ADEMÁS, ¡JO DER! ¡ESA MUJER SE ESTÁ PRECIPITANDO MUCHO! Está bien que Sánchez apenas controle una cuarta parte de todo el territorio, pero... tiene influencias, Bayá y puede llamar a gente que no necesariamente esté involucrada en nuestro negocio.—¿CREES QUE NO LO SÉ? ¡PERO QUÉ QUIERES QUE HAGA! ¡ME TIENE ATADO DE MANOS! ¡NO PUEDO HACER NADA! ¡NO CUANDO LA VIDA DE MI HIJO CORRE PELIGRO! ¡NO PUEDO HACER NADA! ¡NO PUEDO!—¡POR FAVOR, BAYÁ! ¡NO MINIMICEMOS EL PODER DE SÁNCHEZ!—¡NO LO HAGO! PERO... ¿QUÉ QUIERES QUE HAGA...?—No sé, no sé, pero no podemos atacarlo ahora porque si tomamos a Sánchez, su familia no se quedará tranquila. Sabes lo que se viene después. Muchas revueltas, contra ataques, Bayá y sé que podríam
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Tranquilidad
* * * * * * * * * MERLÍ* * * * * * * * * * —Por favor, suéltame —suplico al tiempo en que ya no aguanto más y me quiebro frente a ella. —¡Eso no pienso hacerlo! ¡Ni así Bayá logre ayudarme a controlar el territorio de Sánchez! ¡Yo no te soltaré! ¡No permitiré que ustedes dos vuelvan a estar juntos! ¡Y MUCHO MENOS SI ESTÁS ESPERANDO UN HIJO DE ÉL! —¡NO! Yo... ya no quiero —lloro mucho más fuerte. —¿Qué quieres decir? —cuestiona muy interesada al prestarme toda su atención. —Que yo ya no quiero... —me quiebro más. —¡HABLA YA! —grita exasperada. —Que yo ya no quiero a este bebé —digo entre lágrimas para después romper en un intenso llanto. Me sentía avergonzada por haber dicho ello, pero... la estúpida rabia me abía ganado. —Eso sería MUUUUY FÁCIL —sonríe muy divertida—, pero ni creas que lo haré —agrega muy seria—. Primero, porque Bayá se encargaría de deshacerse de mí si se entera que yo me deshice de su primogénito —señala—. Por otro lado y LO MÁS IMPORTANTE, es que si ese beb
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Tu hijo
* * * * * * * * * BAYÁ * * * * * * * * * * —Eso es nuestro plan, mi amor —señala cariñosa al acariciar una de msi manos que estaban sobre su escritorio. En eso, suena mi celular y yo llevo la mano que ella acariciaba a mi bolsillo. Saco mi móvil, lo enciendo y me doy cuenta de que es un mensaje de Ramsés, a´si que lo abro rápidamente, pues esperaba noticias sobre el rescate de Merlí y mi hijo. Entro al mensaje y... "Están a salvo. Tu esposa y tu hijo están a salvo", leo y siento una enorme tranquilidad envolverme. —¿Mi amor? —escucho su insoportable voz—. Maxi, mi amor... —No te muevas; no se te ocurra moverte —amena zo complacido al mirarla fijamente. Danaí me mira con mucha extrañeza hasta que, de pronto, mis hombres (quienes habían tenido la orden de ex terminar a los suyos) se hacen presente en su despacho. —No te muevas —vuelvo a advertir cuando me doy cuenta de que trata de sacar su arm a. —Maximiliano, ¿qué significa esto? —pregunta nerviosa; y yo sonrío. —Primero, amo
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