Circularon por la Vía California, una de las principales arterias de la ciudad y se dirigieron a Pacific Heights, donde se encontraban las mansiones de los magnates financieros. Al parecer la fiesta se celebraba en casa de uno de os socios de Surebank.Cuando llegaron, el banquero le dejó las llaves al aparcacoches, le ofreció el brazo a Millie y la condujo hacia la entrada principal. Mientras se movían entre el tumulto de asistentes, la joven reconoció las caras de algunos invitados. Había coincidido con ellos en casinos y otras fiestas importantes.Incluso habían compartido grandes veladas entre risas, alcohol y una baraja de cartas. Pero ahora esos mismos compañeros de fiestas parecían no acordarse de ella. Su situación de quiebra había llegado a oídos de la alta sociedad y verla allí del brazo de un hombre poderoso, solo hacía avivar la llama de las habladurías, por lo que bajó la cabeza y trató de ocultarse tras el robusto cuerpo de su acompañante.Bradox también conocía a la may
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