—Te he dicho que la plaza se transforma, y no solo eso, la ciudad sale a la calle y se vuelve mucho más bonita. La plaza era grande, muy grande, rodeada de cafeterías, tiendas, de todo, pero se estaba comenzando a montar lo que parecían puestos. Aquello era impresionante y daba un ambiente diferente a lo que conocía. Debía reconocer que, en el poco tiempo que llevaba en ese país, me empezaba a gustar y mucho, pero no se lo diría a él, al menos por el momento. Nos fuimos para la terraza de la cafetería que decía Bradox, era precioso de lugar en el que cogimos una mesa pegada al muro desde el que se veía la plaza en todo su esplendor. Aquello era impresionante, como si fuera otro mundo y algo que me sorprendió es que no me sentí insegura en ningún momento, es más, la gente de allí era simpática y amable, fue algo que me chocó mucho.p Pedimos un té, aquel lugar me estaba transportando a algo único, cada vez la plaza estaba un poco más llena de gente y comenzaban a montarse un montón
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