Sentada en la sala de interrogatorios, Tabitha parecía tranquila, no como Andy. Él y Sofi habían insistido en estar presentes y esperaban en la sala tras el cristal espejo.—¡Con tu asistente, Andy! Qué poco profesional. Al trabajo se va a trabajar, no a hacer indecencias. ¿La llevaste a nuestro escritorio?—No, Sofi. Yo tengo escrúpulos, no como tú, que te fuiste al otro lado del mundo con tu amante a vivir en la miseria.—Fue por razones humanitarias y él no era mi amante. No compares mi filantropía con tu calentura. Ambos se cruzaron de brazos, sin mirarse. Estaban enfadados, pero sin cejas no se les notaba. En la otra sala, Markus se sentó frente a Tabitha. Su relajada expresión daba a entender que sería el policía bueno. El malo, Vincent, aguardaba cerca del muro. Markus preguntó dónde estuvo Tabitha en cada uno de los atentados en contra de Sofi. —¿Cómo espera que recuerde lo que hice hace un mes? Sólo dijo tener coartada para el evento más reciente, que debía ser confirmad
Leer más