Cuando regresaron a casa ya eran más de las seis de la tarde. Leonardo quiso pedir una pizza, pero Amber insistió en cocinar algo y la culpa por haber cortado su tarde de descanso lo consumió. También me colocó un delantal y le ayudo con la preparación, aunque no estaba cien por ciento concentrado, Hablan y sonríen, como si todo estuviese normal.—Me encanta compartir contigo estos momentos. Te amo. —Dice ella acercándose para besarlo.Él corresponde el gesto, pero sintiéndose vacío, algo pasaba en su interior que lo dejaba muy insatisfecho, sus besos no sabían a nada y hasta esta sonrisa que brota de sus labios se sentía falsa.Una hora después estaban mirándose frente a frente a punto de empezar la cena, felices, olvidando aparentemente el incidente de la mañana, Leonardo seguía temeroso, callado y fue ella la que terminara rompiendo el hielo preguntándole por su contrato de ayer, aunque el recordarlo, la llenara de coraje.
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