Sin perder tiempo se dirige a su despacho, ya estaba retrasado un parte horas por el terrible tránsito y el desvío hacia el consultorio de Marius, pero la grata compañía no le hacía sentir el paso del tiempo.—Bueno, nos vemos en la casa, te dejo trabajar —Dice ella desapareciendo.—¡No… hace falta! —Pero, ya se había ido.Cuando llega a su oficina, sus compañeros lo miran preocupados, se le había olvidado avisarles de su demora, más cuando tenían entre manos el mejor proyecto de sus vidas.—¿Qué pasó jefe, por qué la demora? —Se acerca Cristián —Creíamos que les había pasado algo malo.—¿Llamó el ingenio Ramírez?—Hace dos horas, pero no se preocupe, nos hicimos cargo de lo que pedía y quedó satisfecho. —le entrega una carpeta.—Me alegra saber que puedo confiar en ustedes. —Hecha un vistazo a los documentos.Sigue caminado con la vista puesta en los documentos.—Buenos días, señor García.—Buenos días, Amanda. —Saluda, si
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