Leonardo se apresuró a salir del Club, estaba por subir al auto cuando Richard lo sorprende entrando repentinamente con una bolsa de papel en las manos.—¡Arranca! —Dice sonriendo mientras toma el cinturón de seguridad para colocárselo —Creo que yo también necesito un poco de aire fresco. No te quedes ahí, chico bonito, ¡Vámonos de aquí!El vehículo se pone en marcha y según las indicaciones de su amigo se detienen en uno de sus lugares favoritos; Losbúnkersdel Carmel.—He venido muchas veces de noche, pero a estas horas de la mañana también se ve espectacular la vista.El color claro del cielo, entregan esa quietud tan inexplicable donde solo podía escucharse el silbido del viento y los latidos de mi corazón.Se acerca a Richard que había sacado un par botellas personales de cerveza,
Necesitaba tomar aire fresco, despejar su mente, olvidar lo que dijera su padre y sobre todo, comprobar lo buena chef que fue Dani y quizás lo infeliz que seria cuando ella se fuera para siempre, tenía la corazonada de que si ella recordaba que era chef se iría.Antes de salir del apartamento dejó claro unas simples reglas.—1. Nada de desaparecer y aparecer provocándome sobresaltos. Cabe indicar que es inevitable ponerme nervioso cuando eso pasa.2. Para poder conversar mientras compramos y discutimos sobre los productos, fingiré hacer una videollamada,así pasaré desapercibido cuando hable solo.3. Y por último y como punto más importante, si olvido el punto anterior me lo recordarás.“Más que entendido, señor García”Teniendo claro esos puntos suben al auto, aún no entendía el por qué seguía sintiéndose en compañía real, la costumbre de abrir la puerta o decirle que se coloqueel cinturón de seguridad.—¿Sabes? Quisiera sa
Mientras camina a su habitación siente como esa emoción crece y su corazón se acelera envolviéndolo en una sensación inexplicable, como si estuviese a punto de hacer algo malo y lindo.“Si empiezas con las pesadillas no me eches la culpa”Leonadosonríey se acuesta sin decir nada, solo bastaba esa sonrisacómplicepara saber lo mucho que le gustaba la idea de creer dormir una vez más con ella. Al subir las sabanas se da cuenta de que ya no tiene sueño, se gira y ve a Dani directamente a los ojos.“Creo que no te dejaré dormir, será mejor que me vaya” Dice levantándose.—¡No! ¡Por favor, quédate! —Dice con voz suplicante mientras ella camina hacia la puerta —Si te vas no podré dormir por la preocupación.“Buen punto
Leonardo vuelve a apartarla de sus brazos, pero la bella doctora sigue pegada a él como un chicle, una extraña sensación recorre su cuerpo dejándolo inmóvil, a merced del supuesto amor deAmber, su corazón la aparta luchando con su cerebro que intenta creer en sus palabras.— ¡Espera,Amber! —Se aleja de sus labios—Debemos hablar de lo nuestro…—Vuelve a detener sus manos inquietas que insisten en tocarlo.—No hay nada de que hablar, amor. —Expresa con dulzura volviéndolo a rodear por el cuello. — Nos amamos y ahora sabemos que no podemos estar lejos el uno del otro. Yo acabo de darme cuenta de que mi vida sin ti es una mierda. Te amo y quiero casarme contigo, ahora mismo si es preciso, no quiero de invitados o una fiesta. No me hace falta que el resto del mundo apruebe nuestro amor. ¡Casemos ya!—¿De qué est&aacu
El corazón de Leonardo late descontrolado, la confusión en su cabeza crece y las palabras deAmberparecer resonar dentro atormentándolo. Una parte de él quiere que regrese conAmbery la otra le grita que deje de soñar despierto y busque a Daniela, ¡Si! A su fantasma.Respira profundo para recobrar el aliento perdido y camina al ascensor. Necesita tomar un trago y el mejor lugar es el club de Richard, sin perder tiempo le hace una llamada para reservar una mesa. Sube su auto y media hora dispuesta esta ya frente su local. Su amigo lo lleva a su despacho y le ofrece le mejor de los whiskys, pero al tenerlo en sus manos, lo bebe de un sorbo.—¡Joder!, tómalo con calma —Se sorprende Richard—¿Qué es lo que te sucede?—Dani se fue,Amberquiere casarse conmigo y Paola me detesta, me hace culpable de todo. —Camina a la mesa de tragos
Sin perder tiempo, Richard envía a su mensajero para que llevase los documentos al despacho García. “Esto es lo mejor que puedo hacer por mi mejor amigo” Se dice tomando el teléfono para llamar a Cristian.—Hola, mi amigo ¿Qué tal tu día?—Hola, Richard, a los años te acuerdas que existo. —Deja salir su carismática risa— Yo estoy bien, gracias por preguntar, pero si el jefe estuviese aquí, estaría mucho mejor, ya es tiempo de entregar una firma y es la hora que no aparece.—No te preocupes por ello, los documentos firmados ya están en camino.—Eso me tranquiliza, Amanda en estos momentos nos está salvando el cuello, sin ella esto sería un caos.—Respecto a eso, mi amigo. Ella y Leonardo se quedarán unas horas, así que te toca hacer doble turno.—¿Bromeas?—Si estuvieses viendo lo que yo, uff…—¿Qué está pasando? —pregunta, curioso.—Digamos que nuestro amigo, al fin está descubriendo el verdadero amor y con un beso de competencia.—¡Joder! ¿En s
El granMariustoda su vida ha poseído el don de Médium, pero nunca tuvo la necesidad de conectarse con su yo espiritual, pues con lo poco que explotó de su talento, amasógrandes cantidadesde dinero que le dieron los lujos y comodidad que deseaba. Por años se dio la gran vida mintiéndole a sus clientes en un gran porcentaje de sus consultas, pero gracias a Daniela, se dio cuenta de que su don es un privilegio.Habíacosas que no tenían explicación y él era uno de aquellos que existía para encontrar respuestas, era uno de esos pocos tercos que se han desvelado por días tratando de encontrar a un espíritu.Desde ese día todo a su alrededor cambio, para bien, pero desató una gran estabilidad emocional en él, las culpas por los engaños, el ser asechado por espíritus desagradables, las almas en pena buscando refugio, las voces de los desamparados y quienes buscaban comunicarse con sus familiares lo rodeaban. Tenía mie
Muy temprano por la mañana el granMariusse preparaba para salir de casa rumbo al aeropuertoJosepTarradellas Barcelona-El Prat.Solo llevaba una maleta de mano donde iba su atuendo, su cartera con efectivo, tarjetas decréditoy su teléfono inteligente con internet ilimitado para buscar lo que sea. ¿Qué se le olvidaba? Llamara su primo para avisarle desu ausenciay no estuvieseenviándolemás clientes.—Hola, Richard.—¡Maldición, Anthony! ¿Por qué llamas tan temprano? —se escucha medio dormido.—No me llames… ¡Olvídalo! Solollamaba para informarte que no estaré en el país por unos días, estoy en una misión espiritual, bueno no sé si lo entiendas, pero si me necesitas tendrás que esperar que regrese.—¿A dónd