Sin perder tiempo, Richard envía a su mensajero para que llevase los documentos al despacho García. “Esto es lo mejor que puedo hacer por mi mejor amigo” Se dice tomando el teléfono para llamar a Cristian.
—Hola, mi amigo ¿Qué tal tu día?—Hola, Richard, a los años te acuerdas que existo. —Deja salir su carismática risa— Yo estoy bien, gracias por preguntar, pero si el jefe estuviese aquí, estaría mucho mejor, ya es tiempo de entregar una firma y es la hora que no aparece.—No te preocupes por ello, los documentos firmados ya están en camino.—Eso me tranquiliza, Amanda en estos momentos nos está salvando el cuello, sin ella esto sería un caos.—Respecto a eso, mi amigo. Ella y Leonardo se quedarán unas horas, así que te toca hacer doble turno.—¿Bromeas?—Si estuvieses viendo lo que yo, uff…—¿Qué está pasando? —pregunta, curioso.—Digamos que nuestro amigo, al fin está descubriendo el verdadero amor y con un beso de competencia.—¡Joder! ¿En sEl granMariustoda su vida ha poseído el don de Médium, pero nunca tuvo la necesidad de conectarse con su yo espiritual, pues con lo poco que explotó de su talento, amasógrandes cantidadesde dinero que le dieron los lujos y comodidad que deseaba. Por años se dio la gran vida mintiéndole a sus clientes en un gran porcentaje de sus consultas, pero gracias a Daniela, se dio cuenta de que su don es un privilegio.Habíacosas que no tenían explicación y él era uno de aquellos que existía para encontrar respuestas, era uno de esos pocos tercos que se han desvelado por días tratando de encontrar a un espíritu.Desde ese día todo a su alrededor cambio, para bien, pero desató una gran estabilidad emocional en él, las culpas por los engaños, el ser asechado por espíritus desagradables, las almas en pena buscando refugio, las voces de los desamparados y quienes buscaban comunicarse con sus familiares lo rodeaban. Tenía mie
Muy temprano por la mañana el granMariusse preparaba para salir de casa rumbo al aeropuertoJosepTarradellas Barcelona-El Prat.Solo llevaba una maleta de mano donde iba su atuendo, su cartera con efectivo, tarjetas decréditoy su teléfono inteligente con internet ilimitado para buscar lo que sea. ¿Qué se le olvidaba? Llamara su primo para avisarle desu ausenciay no estuvieseenviándolemás clientes.—Hola, Richard.—¡Maldición, Anthony! ¿Por qué llamas tan temprano? —se escucha medio dormido.—No me llames… ¡Olvídalo! Solollamaba para informarte que no estaré en el país por unos días, estoy en una misión espiritual, bueno no sé si lo entiendas, pero si me necesitas tendrás que esperar que regrese.—¿A dónd
La rabia deAmberno tenía límites, había dejado el apartamento de Paola con la ilusión de volver a vivir con Leonado, pero nunca imaginó lo que encontraría cuando sube por el ascensor hasta su puerta. Quizás por eso el estúpido del conserje le pidió llamar primero. Nunca había sido de su agrado y el que le diera la llave fue a propósito.—Malditos! —gruñe antes de salir del ascensor para dirigirse a su oficina.Sus pensamientosestaban puestos en la escena de Amanda con Leonardo que no quiere ver nada más a su alrededor, es día de trabajo estresante y no está de humor para atender a nadie, pero debe hacerlo. Paola no trabaja en su piso,asíque no se le hizo preocupante en no verla en por ahí. Entra a su despacho, y ya no puede sostener la rabia, camina a su escritorio y bota al piso todo lo que hay ah&iacu
Unosdías despuésEl granMariusllegó a Perú hace más de días y sin Dani se ha sentido perdido, confió demasiado en su intuición y solo he vagado por algunas ciudades desde que llegó.— ¡Mierda! Estoy agotado y sin esperanzas. Sé que no debo rendirme cuando hice una promesa, pero esta maldita frustración… ¡Joder! Todas las noches he tratado de usar mis dones para encontrar el camino y nada. ¡No hay nada! Cada lugar que visito me deja con menos fe. ¿Cómo es posible que su familia pudiese llevar una vida tan privada?, lo poco que he conseguido de ellos lo ha llevado a Cusco,Iquitos, Cajamarca,Ica, tumbes,Tacnay ahora de vuelta a la capital.Se dice cansado, antes de tomar un taxi.Su padre es un ingeniero reconocido, de clase acomodada, que ha recorrido el paí
BarcelonaDesde que Daniela volviese a la vida de Leonardo después de unos días de ausencia, él se ha sentido diferente, quizás porque piensa que al iniciar un romance con Amanda la estátraicionado en sus propias narices, por así decirlo. Siente que le está siendo infiel, pues, aun la ama y aunque le miente para que ella pueda encuentre su camino de regreso al cielo, sabe que no es nada fácil.Los días han transcurrido haciendo que esa distancia se vaya haciendo cada vez más grande, más, los pocos momentosque comparten es suficiente para que se cuestione si en verdad estálisto para enamorarse otra vez. Ha vuelto a frecuentar el club de Richard y a beber por las noches, aunque no termina perdiendo la conciencia, parece haber retomado su mal hábito por la bebida.—Últimamente te veo mucho por ahí. Tendr&e
De mala gana Leonardo asiste a su despacho, se sentía frustrado y al mismo tiempo dolido. Al llegar nisiquiera saluda a Amanda, se supone que ambos están teniendo un romance, ese desplante la sonroja y la avergüenza frente a los chicos del despacho, ya que todos conocen que desde hace unos días están saliendo formalmente. Pero lejos de juzgarlo a la ligera, entiende que estaba en horario y que en ese momento era su secretaria y el su jefe con un pésimo humor. Que caminaba a su oficina sin saludar a nadie.—Se nota que noche no fuiste a la cena —Le susurra Cristian, tratando de hacer sonreír a la bella chica —Voy a preguntar que es lo que le ocurre.Cristian lo sigue con los informes del último día respecto al proyecto del ingeniero Ramírez, debía revisarlos y darle su visto bueno antes de firmarlos.—¡Que geniecillo te mandaste el día
AmadorGarcíadeja el despacho de su hijo para atender sus negocios. Alllegara su oficinarecuerdala mirada de su Leonardo al decirle que siempre se haentromeditoen sus relaciones, culpándolo de sus fracasos e infelicidad,pro quesu hijo era infeliz y no podía negarlo. Pero lo que él ignoraba era que él como padre solo buscaba la manera de decirle que volviese por Daniela sin romper un juramento.Se sienta tras suescritorioy recuerda ese ayer, cuando prometió no decirle nada a Leonardo de ese encuentro casual en Perú.Seperdió en sus pensamientosmientrasbebíaun vaso deWhisky, cuando un llamado a su puerta lo interrumpe. Los negocios no podían esperar y ahora elnecesitabade su viejo colegaEvans, padre de Daniela.Para su buena suerte el viejoEvans,seguíamantenie
EN LIMAFernanda y su abuela salen de casa rumbo al hospital. La muchacha va muy animada a pesar de llevar por dentro su corazón roto, intenta ser muy fuerte y seguir siendo para su abuelita el sol que alegra sus mañanas.—¿Puedo manejar esta vez?—Por supuesto cariño —Le responde sonriendo la vieja —Solo cuando tengasdieciocho.—No es justo, ya todos en la escuela tienen licencia de conducir y yo aún no —Se molesta.—¿Por qué te apresuras en crecer?, deja que el tiempo vaya a tu ritmo, ya llegara el momento de que me lleves al supermercado y al médico en tu propio auto.La chica sonríe y luego muestra su rostro melancólico.—Mamá pensaba regalarme el auto para mi cumpleaños número dieciocho. Se lo pedí tanto todos estos años, pensé qu