Pensando en las palabras de Paola se perdió algunas horas hasta llegar la noche y recordó la cena con Amanda.
—Cristian, quiero que te encargues de cerrar bien el despacho y si mañana necesitó que me cubras unas horas.—¿Y eso por qué?—Voy a cenar con Amanda y…—¡Uy! Piensan tener una larga noche agotadora —pregunta curioso y emocionado.—¡Claro que no! Mañana tengo algo pendiente que hacer.—Se puso colorado, la idea no le es tan descabellada.—No digas tonterías, que podría escucharte.—todos sabemos que se muere por usted. Debería aprovechar la oportunidad ahora que está soltero.—Por el momento no deseo retomar mi vida amorosa. Estoy bien así. —se aleja.—Pero, jefecito.—Encárgate de lo que te pedí.Ya tLeonardo se despertó temprano, preparó el desayuno en compañía de Daniela y después salió par el Hospital.“Disculpa que no te acompañe, pero el solo escuchar el nombre me lleno de angustia, creo que le tengopánicoa esos lugares”—No te preocupes, podemos vernos en el trabajo o aquí cuando regrese.“O cuando me necesites”—Exacto. Ten un buen día.“Igual tú” le grita cuando la puerta se cierra.De buen humor, Leonado baja del ascensor y saluda a Bryan, el guardia de seguridad. Sube a su auto y tras unos minutos en la carretera libre detránsitollega al HospitalClínicde Barcelona. Se dirigía a recoger sus exámenes al consultorio del doctor Harry, en el camino le pregunta a una enfermera si se encontraba libre.
Su padre, el gran Amador García pocas veces se ha dignado a invitarlo a tomar un trago y menos para platicar de temas sentimentales. Es el menos indicado para dar consejos de amor, sobre todo si eso tienen que ver con la mujer que más odia;Amber.—Sé que no soy un adolescente. —Se apresura a decir como leyendo sus pensamientos. —Pero tengo experiencia en el amor y puedo escucharte sin juzgar, siempre lo he hecho; soy como un sacerdote en el confesionario.—Sonríe.¡Qué recuerdos aquellos! Lo único bueno que ha hecho por él desde pequeño, fue fingía ser un sacerdote para escuchar sus travesuras y aconsejarlo sin tener que regañarlo. Era gracioso, pero siempre encontraba ese abrazo cálido y sincero al final de cada charla. Como lo haría un verdadero padre con su hijo, ya que siempre fue muy estricto y distante.Sin embargosiempre
Leonardo se apresuró a salir del Club, estaba por subir al auto cuando Richard lo sorprende entrando repentinamente con una bolsa de papel en las manos.—¡Arranca! —Dice sonriendo mientras toma el cinturón de seguridad para colocárselo —Creo que yo también necesito un poco de aire fresco. No te quedes ahí, chico bonito, ¡Vámonos de aquí!El vehículo se pone en marcha y según las indicaciones de su amigo se detienen en uno de sus lugares favoritos; Losbúnkersdel Carmel.—He venido muchas veces de noche, pero a estas horas de la mañana también se ve espectacular la vista.El color claro del cielo, entregan esa quietud tan inexplicable donde solo podía escucharse el silbido del viento y los latidos de mi corazón.Se acerca a Richard que había sacado un par botellas personales de cerveza,
Necesitaba tomar aire fresco, despejar su mente, olvidar lo que dijera su padre y sobre todo, comprobar lo buena chef que fue Dani y quizás lo infeliz que seria cuando ella se fuera para siempre, tenía la corazonada de que si ella recordaba que era chef se iría.Antes de salir del apartamento dejó claro unas simples reglas.—1. Nada de desaparecer y aparecer provocándome sobresaltos. Cabe indicar que es inevitable ponerme nervioso cuando eso pasa.2. Para poder conversar mientras compramos y discutimos sobre los productos, fingiré hacer una videollamada,así pasaré desapercibido cuando hable solo.3. Y por último y como punto más importante, si olvido el punto anterior me lo recordarás.“Más que entendido, señor García”Teniendo claro esos puntos suben al auto, aún no entendía el por qué seguía sintiéndose en compañía real, la costumbre de abrir la puerta o decirle que se coloqueel cinturón de seguridad.—¿Sabes? Quisiera sa
Mientras camina a su habitación siente como esa emoción crece y su corazón se acelera envolviéndolo en una sensación inexplicable, como si estuviese a punto de hacer algo malo y lindo.“Si empiezas con las pesadillas no me eches la culpa”Leonadosonríey se acuesta sin decir nada, solo bastaba esa sonrisacómplicepara saber lo mucho que le gustaba la idea de creer dormir una vez más con ella. Al subir las sabanas se da cuenta de que ya no tiene sueño, se gira y ve a Dani directamente a los ojos.“Creo que no te dejaré dormir, será mejor que me vaya” Dice levantándose.—¡No! ¡Por favor, quédate! —Dice con voz suplicante mientras ella camina hacia la puerta —Si te vas no podré dormir por la preocupación.“Buen punto
Leonardo vuelve a apartarla de sus brazos, pero la bella doctora sigue pegada a él como un chicle, una extraña sensación recorre su cuerpo dejándolo inmóvil, a merced del supuesto amor deAmber, su corazón la aparta luchando con su cerebro que intenta creer en sus palabras.— ¡Espera,Amber! —Se aleja de sus labios—Debemos hablar de lo nuestro…—Vuelve a detener sus manos inquietas que insisten en tocarlo.—No hay nada de que hablar, amor. —Expresa con dulzura volviéndolo a rodear por el cuello. — Nos amamos y ahora sabemos que no podemos estar lejos el uno del otro. Yo acabo de darme cuenta de que mi vida sin ti es una mierda. Te amo y quiero casarme contigo, ahora mismo si es preciso, no quiero de invitados o una fiesta. No me hace falta que el resto del mundo apruebe nuestro amor. ¡Casemos ya!—¿De qué est&aacu
El corazón de Leonardo late descontrolado, la confusión en su cabeza crece y las palabras deAmberparecer resonar dentro atormentándolo. Una parte de él quiere que regrese conAmbery la otra le grita que deje de soñar despierto y busque a Daniela, ¡Si! A su fantasma.Respira profundo para recobrar el aliento perdido y camina al ascensor. Necesita tomar un trago y el mejor lugar es el club de Richard, sin perder tiempo le hace una llamada para reservar una mesa. Sube su auto y media hora dispuesta esta ya frente su local. Su amigo lo lleva a su despacho y le ofrece le mejor de los whiskys, pero al tenerlo en sus manos, lo bebe de un sorbo.—¡Joder!, tómalo con calma —Se sorprende Richard—¿Qué es lo que te sucede?—Dani se fue,Amberquiere casarse conmigo y Paola me detesta, me hace culpable de todo. —Camina a la mesa de tragos
Sin perder tiempo, Richard envía a su mensajero para que llevase los documentos al despacho García. “Esto es lo mejor que puedo hacer por mi mejor amigo” Se dice tomando el teléfono para llamar a Cristian.—Hola, mi amigo ¿Qué tal tu día?—Hola, Richard, a los años te acuerdas que existo. —Deja salir su carismática risa— Yo estoy bien, gracias por preguntar, pero si el jefe estuviese aquí, estaría mucho mejor, ya es tiempo de entregar una firma y es la hora que no aparece.—No te preocupes por ello, los documentos firmados ya están en camino.—Eso me tranquiliza, Amanda en estos momentos nos está salvando el cuello, sin ella esto sería un caos.—Respecto a eso, mi amigo. Ella y Leonardo se quedarán unas horas, así que te toca hacer doble turno.—¿Bromeas?—Si estuvieses viendo lo que yo, uff…—¿Qué está pasando? —pregunta, curioso.—Digamos que nuestro amigo, al fin está descubriendo el verdadero amor y con un beso de competencia.—¡Joder! ¿En s