Sube al ascensor pensando en lo idiota que me vio hablándole a un espíritu sobre su privacidad. Si desde que Dani apreció, ya no la tenía. Minutos después esta ya frente a su auto, para ir con Richard, si existe alguien con quien hablar de su tormento, ese era él. Se pone en marcha recordando lo que dijera su padre y Dani sobre Amber ¿Será posible que no la amara? Intenta aclarar ese punto, cuando una llamada lo aparta de sus pensamientos, era ella.
—Hola. Creí que seguías molesta.—No te estoy llamando para disculparme por mi decisión, es para recordarte que empaques el resto de mis pertenecías. Paola ira por ellas en la tarde.— ¿Te estás quedando con Paola?—Es mi mejor amiga y te recuerdo que antes de mudarme conmigo, compartíamos departamento. Cuando termine su turno en el hospital, pasará a recogerlas.—creí que habías reconsiderado tu decisión.—¡No, Leonardo! Por ahora me mantengo firme en lo que elegí. Estoy confundida por lo sucedido y no veo algún interés de tu parte para aclararlo.—Es que no hay nada que aclarar, Amber. Tú decidiste abandonarme porque no me crees. Pones de excusa…—¡Basta! Eso ya lo discutimos ayer, no quiero más palabras, quiero hechos. Cuando estés listo para compartir tu vida con alguien más que no sea tu padre y puedas respetarla, entonces, ¡búscame! Antes no. —Corta.“¿Acaso la ofendió tanto lo que pasó o solo es un pretexto del que se agarra para echarme de su vida? No le veo nada de malo al rechazarla en la cama o el decir que veo fantasmas… Creo que papá tiene razón. Amber no me ama. Deja un respiro y sintonizando la radio, sigue su camino al Club principal de Richard, el magnífico “Dim light Deseo”Media hora después está entrando al local. En un domingo friolento como ese a las nueve de la mañana, Richard seguía en la cama, pero haciendo un gran esfuerzo lo recibe, aunque en pijama y con una taza de café en la mano.—Adelante, amigo, ponte cómodo —bosteza —disculpa la facha, pero no voy a disimular que estoy muriendo de sueño. Apenas acababa de pegar los ojos cuando tus llamadas insistentes me sacudieron.—Lo lamento.—Olvídalo, puedo dormir en cuando te vayas —sonríe levantando la taza de café humeante. — Tuve una noche larga y placentera.—No lo dudo.—¿A qué se debe la insistencia de sacarme de la cama?—Necesitaba hablar con un amigo sobre un tema un poco delicado y personal.—¿Se trata de Amber?—En parte.—Si se enteró de la amanecida en mi club, ya se le pasará el berrinche no es la primera vez que lo hace.—Me abandonó.Richard escupe el café, se ahoga y pierde todo el sueño.—¿Es una broma?—No. Ayer en la noche se fue del departamento.—Es que no puedo creerlo—Se pone de pie—Amber no es la clase de mujer que deje a un hombre solo por embriagarse. Si no te hubiese dejado a la semana de conocerte.—Es que no se fue por eso, sino por lo que pasó conmigo antes de que llegara a casa.—¿Y qué fue lo que te pasó?—Ponte cómodo porque es un poco largo, confuso y quizás hasta divertido.—¿Divertido?—Mi padre al escucharme, no paraba de reír.—Ya estoy ansioso por escuchar ese maravilloso relato que hasta al frío de tu padre ha hecho arrancar una carcajada.Empieza contarle lo ocurrido y Richard se muere de risa con el incidente del baño, luego siguió escuchando y volvió a carcajearse por la pelea de las mujeres y al final por poco y cae al piso cuando escucha el detonante para que la doctora sexy lo abandone.—También estas como mi padre. ¿No sé que es lo que tanto les divierte?—Discúlpame amigo, pero si estuvieses en nuestro lugar, estoy seguro de que te divertiría igual. Lo que pasó contigo es muy cómico. No puedo dejar de reír, es que me imagino la cara de Amber cuando la lanzaste de la cama y te juro que no puedo —se carcajea — ¡Dios! Sí que le bajaste el ego a esa mujer.—Fue el momento más vergonzoso de mi vida. —Expresa con seriedad. —Me odia ¡Y no tiene nada de gracioso! Se fue del departamento y quiere cancelar la boda.—¿Y qué te preocupa? Es lo mejor que te puede pasar en la vida. ¿O vas a decir que la amas?— ¿Por qué todos dicen lo mismo? —Dice fastidiado.—¿Quieres que te enumere las veces que mis chicas disfrutaron de tu entrepierna?—¿Eso que tiene que ver?—¡Mucho, mi hermano!. Si la amaras, no le fueras infiel. ¡Y no digas que no ha pasado! Porque mis chicas solo hablan de lo bien que las haces sentir. ¿Sabes? —coloca una mano en su hombro. —Te envidio ¡Eres el rey, el puto amo de sus traseros perfectos! —Dice eufórico mientras mira al vacío con una sonrisa.—Eso solo me recuerda lo mujeriego e inmaduro que he sido en esta relación. —Responde afligido. —Amber me dijo que no vuelva a buscarla a menos que cambie.— ¿Cambiar? Esa mujer no tiene idea de quién eres—vuelve a reírse. —Desde que te conozco, eres el galán de novela que viene, baila, goza y se va sin despedirse, dejando media docena de chicas con el corazón roto. A pesar de ello ¡Te aman y te desean! ¿Cómo es que lo haces? Más de una daría la vida por ti, si se lo pidieras.—Puedes ahorrarte la parte de hacerme sentir mejor, porque no está funcionando.— ¡Relájate amigo! La vida es para gozarla, eres joven, guapo y como un imán para esas esculturales criaturas que solo tienen ojos para ti. —Suspira pensando en sus chicas del club. — ¿No sé por qué a mí no me pelan? Yo soy más guapo.—Se mira en el espejo que cuelga en una de las paredes de su oficina. —Pero, para ellas solo soy su jefe y no existe otro como tú.Volvió a reírse y sirvió un par de tragos, le ofrece uno a su buen amigo y se sienta en su confortable sofá con los brazos extendidos a los costados, con la cabeza hacia atrás cierra los ojos y se estira por completo.—Me hace falta unos masajes y unas largas horas de sueño.
Leonardo bebía un poco de su copa cuando se ahoga. Fue fatal, el alcohol le quemó la garganta y ella sonreía saludándolo, moviendo los dedos de la mano.
—¡Joder! —grita mirando en su dirección —¿Q-quieres dejar de a-aparecer así?— ¿Ella está aquí? —Pregunta Richard llevando la vista hacia la puerta donde al parecer él miraba. —¿Dónde está? —Se levanta y camina moviendo las manos en el aire, como intentando tocar algo.Pero Dani lo miró sonriendo y volvió a desaparecer.—Ya se fue—Dice aún a media voz. Deja el vaso sobre el escritorio. —Debo irme.— Pensé que solo aparecía en tu departamento. —Sonríe. —¿Te has preguntado la razón por la que te asecha?Al escuchar esa palabra se estremece y recuerda que cuando apareció dijo que quería su ayuda.—De hecho, lo he pensado, pero no he tenido tiempo de preguntarle, han pasado muchas cosas, cada vez que aparece nuevos caos se desatan en mi vida. Sin contar que cuando lo hace me espanta, no es por su apariencia, sino el que sea tan sorpresiva. ¿Creerás que dijo que puede espiarme sin que pueda evitarlo?—Esa chica es más peligrosa que Amber. —se carcajea —Pero, si quieres deshacerte de ella, puedes visitar a mi primo.—¡El psíquico de la ciudad! ¿Bromeas? Es un farsante y lo sabes, un aprovechado que se jacta de ser un adivino.—No tienes nada que perder, Dani te persigue y si Marius no puede verla, solo te vas. Pero si puede hacerlo, será mejor que le prestes atención a todo lo que diga. Porque, aunque no creas en él, es especial, nació con un don.—Para robar descaradamente sin que lo notes.—Visítalo o sigue lidiando con tu exnovia acosadora.—¡Me voy a volver loco! —Lleva sus manos a la cabeza.—¿Por qué no le preguntas que es lo que quiere? Tal vez con eso se vaya y su espíritu al fin pueda descansar en paz.—Es que creo saber el porqué.—Crees que ahora le interese la promesa que le hiciste.—Bueno, ya mi romance actual se fue a la m****a.—¿Piensa que quiere que mueras para estar contigo en la eternidad? —vuelve a reír.—¡No lo sé! Talvez.—Deja de romperte la cabeza y ve a ver mi primo —le entrega una tarjeta —Le llamaré para decirle que lo veras mañana temprano ¿Está bien?—No me gusta perder el tiempo, pero creo que debo consultar con un supuesto experto en la materia.—Es realmente bueno. No lo digo solo por qué es mi primo, sino por experiencia.—Está bien, lo veré mañana a las ocho. Pero si es un farsante como sospecho, no le pagaré.—No hará falta que pagues, la primera cita corre por mi cuenta, me debe un par de favores.—Voy a perder tiempo valioso que no volveré a recuperar.—Valdrá la pena, amigo. Cuando estés libre de tu fantasma me agradecerás.Al volver al departamento recorre con tranquilidad el lugar en busca de Dani, camina hasta su habitación y se deja caer sobre la cama mirando el techo por unos minutos, con las manos bajo su cabeza cierra los ojos y piensa en la manera de empezar esa necesaria conversación con el fantasma de su ex. Respira hondo para tomar valor y no sobresaltarse consu presencia.—¡Dani! Dime qué está pasando. Ahora soy yo el que necesita tu ayuda, mi vida es un caos y no sé qué hacer. ¿Dónde estás?“Estoy aquí” se escucha su dulce voz, por más concentrado que estaba, no puede evitar sobresaltarse un poco, su corazón se acelera y abre los ojos, girando la cabeza hacia su lado. Puede verla tendida sobre la cama con los ojos cerrados y sus manos bajo la cabeza, sonriendo, como si estuviese en medio del paraíso. Al sentir que la observa lo mira, hipnot
Las horas siguieron pasando y Daniela no aparecía, la llamo muchas veces y nada, hasta llegó a pensar que en verdad lo había inventado todo, quizás las pastillas yahabianecho efecto y ahora desvanecían todas sus alucinaciones. Preparó algo paraalmorzar, no era bueno para ello, así que, con su recetario en mano hizo su mejor esfuerzo. Ya eran las dos de la tarde y ella no daba señales de volver.—Si estás aquí, ¿Podrías decirme si puedes pedir ayuda, en caso de que me estuviese muriendo por indigestión? —espera unos segundos y no escucha nada. — ¡No, claro que no puedes! Porque no existes —Termina diciendo un poco fastidiado.Termina de comer y se dispone a recoger todas las pertenencias deAmber, unas horas después va a tomar un baño.—Este lugar está prohibido, así
En otro punto de la ciudad, Amber se entregaba en cuerpo y alma a ese desenfrenado deseo con la única persona capaz de hacer que olvide su nombre y llevarla, al mismo cielo entre caricias, besos y gemidos de placer.A las seis de la mañana la habitación aun esta a oscuras, las cortinas cerradas ayudaban a mantener la complicidad del momento; ser precavidas nunca esta de más, sobre todo cuando tienes enfrente otro edificio.Paola había regresado casi de madrugada y ella se había encargado de hacerle un exclusivo recibimiento, masajes, buena compañía y una dosis grande de amor, fueron suficiente para que el estrés del trabajo muriera al cruzar la puerta de la habitación, donde ahora dos cuerpos desnudos se fundían en un largo y apasionado beso.Caricias ardientes que parecen iluminar con cada toque, junto a esos besos húmedos tan placenteros que suben y bajan tejiendo un camino de sue&nt
A Leonardo, no le agradaba la idea de ir a ver al GranMarius, pues se ha hecho famoso y hasta ha salido en algunos programas televisivos, esos faranduleros que todos aman. Es relativamente conocido y por ende es el más caro. Tiene una mansión y varios coches de lujo, ha viajado por el mundo y sus redes están inundadas con cientos de miles de fans. Eso solo indica que es un buen negocio el engaño que hace. Pero como lo dijo Richard, él no tiene nada que perder, Dani está a mi lado y puede saber exactamente sus trucos viejos. Hay miles de cometarios positivos en sus redes ¿Publicidad barata o bien pagada? O ¿Quién sabe? Quizá en verdad puede hacer algo con sus poderes psíquicos.Después de que salir de la cama e ir a tomar un baño, desayuna en compañía de Dani, con un buen ánimo.—En un momento iremos a ver aMarius, es un famoso S&iacu
Sin perder tiempo se dirige a su despacho, ya estaba retrasado un parte horas por el terribletránsito y el desvío hacia el consultorio deMarius, pero la grata compañía no le hacía sentir el paso del tiempo.—Bueno, nos vemos en la casa, te dejo trabajar —Dice ella desapareciendo.—¡No… hace falta! —Pero, ya se había ido.Cuando llega a su oficina, sus compañeros lo miran preocupados, se le había olvidado avisarles de su demora, más cuando tenían entre manos el mejor proyecto de sus vidas.—¿Qué pasó jefe, por qué la demora? —Se acerca Cristián —Creíamos que les había pasado algo malo.—¿Llamó el ingenio Ramírez?—Hace dos horas, pero no se preocupe, nos hicimos cargo de lo que pedía y quedó satisfecho. —le entrega una carpeta.—Me alegra saber que puedo confiar en ustedes. —Hecha un vistazo a los documentos.Sigue caminado con la vista puesta en los documentos.—Buenos días, señor García.—Buenos días, Amanda. —Saluda, si
Pensando en las palabras de Paola se perdió algunas horas hasta llegar la noche y recordó la cena con Amanda.—Cristian, quiero que te encargues de cerrar bien el despacho y si mañana necesitó que me cubras unas horas.—¿Y eso por qué?—Voy a cenar con Amanda y…—¡Uy! Piensan tener una larga noche agotadora —pregunta curioso y emocionado.—¡Claro que no! Mañana tengo algo pendiente que hacer.—Se puso colorado, la idea no le es tan descabellada.—No digas tonterías, que podría escucharte.—todos sabemos que se muere por usted. Debería aprovechar la oportunidad ahora que está soltero.—Por el momento no deseo retomar mi vida amorosa. Estoy bien así. —se aleja.—Pero,jefecito.—Encárgate de lo que te pedí.Ya t
Leonardo se despertó temprano, preparó el desayuno en compañía de Daniela y después salió par el Hospital.“Disculpa que no te acompañe, pero el solo escuchar el nombre me lleno de angustia, creo que le tengopánicoa esos lugares”—No te preocupes, podemos vernos en el trabajo o aquí cuando regrese.“O cuando me necesites”—Exacto. Ten un buen día.“Igual tú” le grita cuando la puerta se cierra.De buen humor, Leonado baja del ascensor y saluda a Bryan, el guardia de seguridad. Sube a su auto y tras unos minutos en la carretera libre detránsitollega al HospitalClínicde Barcelona. Se dirigía a recoger sus exámenes al consultorio del doctor Harry, en el camino le pregunta a una enfermera si se encontraba libre.
Su padre, el gran Amador García pocas veces se ha dignado a invitarlo a tomar un trago y menos para platicar de temas sentimentales. Es el menos indicado para dar consejos de amor, sobre todo si eso tienen que ver con la mujer que más odia;Amber.—Sé que no soy un adolescente. —Se apresura a decir como leyendo sus pensamientos. —Pero tengo experiencia en el amor y puedo escucharte sin juzgar, siempre lo he hecho; soy como un sacerdote en el confesionario.—Sonríe.¡Qué recuerdos aquellos! Lo único bueno que ha hecho por él desde pequeño, fue fingía ser un sacerdote para escuchar sus travesuras y aconsejarlo sin tener que regañarlo. Era gracioso, pero siempre encontraba ese abrazo cálido y sincero al final de cada charla. Como lo haría un verdadero padre con su hijo, ya que siempre fue muy estricto y distante.Sin embargosiempre