Las horas siguieron pasando y Daniela no aparecía, la llamo muchas veces y nada, hasta llegó a pensar que en verdad lo había inventado todo, quizás las pastillas ya habian echo efecto y ahora desvanecían todas sus alucinaciones. Preparó algo para almorzar, no era bueno para ello, así que, con su recetario en mano hizo su mejor esfuerzo. Ya eran las dos de la tarde y ella no daba señales de volver.
—Si estás aquí, ¿Podrías decirme si puedes pedir ayuda, en caso de que me estuviese muriendo por indigestión? —espera unos segundos y no escucha nada. — ¡No, claro que no puedes! Porque no existes —Termina diciendo un poco fastidiado.Termina de comer y se dispone a recoger todas las pertenencias de Amber, unas horas después va a tomar un baño.—Este lugar está prohibido, así
En otro punto de la ciudad, Amber se entregaba en cuerpo y alma a ese desenfrenado deseo con la única persona capaz de hacer que olvide su nombre y llevarla, al mismo cielo entre caricias, besos y gemidos de placer.A las seis de la mañana la habitación aun esta a oscuras, las cortinas cerradas ayudaban a mantener la complicidad del momento; ser precavidas nunca esta de más, sobre todo cuando tienes enfrente otro edificio.Paola había regresado casi de madrugada y ella se había encargado de hacerle un exclusivo recibimiento, masajes, buena compañía y una dosis grande de amor, fueron suficiente para que el estrés del trabajo muriera al cruzar la puerta de la habitación, donde ahora dos cuerpos desnudos se fundían en un largo y apasionado beso.Caricias ardientes que parecen iluminar con cada toque, junto a esos besos húmedos tan placenteros que suben y bajan tejiendo un camino de sue&nt
A Leonardo, no le agradaba la idea de ir a ver al GranMarius, pues se ha hecho famoso y hasta ha salido en algunos programas televisivos, esos faranduleros que todos aman. Es relativamente conocido y por ende es el más caro. Tiene una mansión y varios coches de lujo, ha viajado por el mundo y sus redes están inundadas con cientos de miles de fans. Eso solo indica que es un buen negocio el engaño que hace. Pero como lo dijo Richard, él no tiene nada que perder, Dani está a mi lado y puede saber exactamente sus trucos viejos. Hay miles de cometarios positivos en sus redes ¿Publicidad barata o bien pagada? O ¿Quién sabe? Quizá en verdad puede hacer algo con sus poderes psíquicos.Después de que salir de la cama e ir a tomar un baño, desayuna en compañía de Dani, con un buen ánimo.—En un momento iremos a ver aMarius, es un famoso S&iacu
Sin perder tiempo se dirige a su despacho, ya estaba retrasado un parte horas por el terribletránsito y el desvío hacia el consultorio deMarius, pero la grata compañía no le hacía sentir el paso del tiempo.—Bueno, nos vemos en la casa, te dejo trabajar —Dice ella desapareciendo.—¡No… hace falta! —Pero, ya se había ido.Cuando llega a su oficina, sus compañeros lo miran preocupados, se le había olvidado avisarles de su demora, más cuando tenían entre manos el mejor proyecto de sus vidas.—¿Qué pasó jefe, por qué la demora? —Se acerca Cristián —Creíamos que les había pasado algo malo.—¿Llamó el ingenio Ramírez?—Hace dos horas, pero no se preocupe, nos hicimos cargo de lo que pedía y quedó satisfecho. —le entrega una carpeta.—Me alegra saber que puedo confiar en ustedes. —Hecha un vistazo a los documentos.Sigue caminado con la vista puesta en los documentos.—Buenos días, señor García.—Buenos días, Amanda. —Saluda, si
Pensando en las palabras de Paola se perdió algunas horas hasta llegar la noche y recordó la cena con Amanda.—Cristian, quiero que te encargues de cerrar bien el despacho y si mañana necesitó que me cubras unas horas.—¿Y eso por qué?—Voy a cenar con Amanda y…—¡Uy! Piensan tener una larga noche agotadora —pregunta curioso y emocionado.—¡Claro que no! Mañana tengo algo pendiente que hacer.—Se puso colorado, la idea no le es tan descabellada.—No digas tonterías, que podría escucharte.—todos sabemos que se muere por usted. Debería aprovechar la oportunidad ahora que está soltero.—Por el momento no deseo retomar mi vida amorosa. Estoy bien así. —se aleja.—Pero,jefecito.—Encárgate de lo que te pedí.Ya t
Leonardo se despertó temprano, preparó el desayuno en compañía de Daniela y después salió par el Hospital.“Disculpa que no te acompañe, pero el solo escuchar el nombre me lleno de angustia, creo que le tengopánicoa esos lugares”—No te preocupes, podemos vernos en el trabajo o aquí cuando regrese.“O cuando me necesites”—Exacto. Ten un buen día.“Igual tú” le grita cuando la puerta se cierra.De buen humor, Leonado baja del ascensor y saluda a Bryan, el guardia de seguridad. Sube a su auto y tras unos minutos en la carretera libre detránsitollega al HospitalClínicde Barcelona. Se dirigía a recoger sus exámenes al consultorio del doctor Harry, en el camino le pregunta a una enfermera si se encontraba libre.
Su padre, el gran Amador García pocas veces se ha dignado a invitarlo a tomar un trago y menos para platicar de temas sentimentales. Es el menos indicado para dar consejos de amor, sobre todo si eso tienen que ver con la mujer que más odia;Amber.—Sé que no soy un adolescente. —Se apresura a decir como leyendo sus pensamientos. —Pero tengo experiencia en el amor y puedo escucharte sin juzgar, siempre lo he hecho; soy como un sacerdote en el confesionario.—Sonríe.¡Qué recuerdos aquellos! Lo único bueno que ha hecho por él desde pequeño, fue fingía ser un sacerdote para escuchar sus travesuras y aconsejarlo sin tener que regañarlo. Era gracioso, pero siempre encontraba ese abrazo cálido y sincero al final de cada charla. Como lo haría un verdadero padre con su hijo, ya que siempre fue muy estricto y distante.Sin embargosiempre
Leonardo se apresuró a salir del Club, estaba por subir al auto cuando Richard lo sorprende entrando repentinamente con una bolsa de papel en las manos.—¡Arranca! —Dice sonriendo mientras toma el cinturón de seguridad para colocárselo —Creo que yo también necesito un poco de aire fresco. No te quedes ahí, chico bonito, ¡Vámonos de aquí!El vehículo se pone en marcha y según las indicaciones de su amigo se detienen en uno de sus lugares favoritos; Losbúnkersdel Carmel.—He venido muchas veces de noche, pero a estas horas de la mañana también se ve espectacular la vista.El color claro del cielo, entregan esa quietud tan inexplicable donde solo podía escucharse el silbido del viento y los latidos de mi corazón.Se acerca a Richard que había sacado un par botellas personales de cerveza,
Necesitaba tomar aire fresco, despejar su mente, olvidar lo que dijera su padre y sobre todo, comprobar lo buena chef que fue Dani y quizás lo infeliz que seria cuando ella se fuera para siempre, tenía la corazonada de que si ella recordaba que era chef se iría.Antes de salir del apartamento dejó claro unas simples reglas.—1. Nada de desaparecer y aparecer provocándome sobresaltos. Cabe indicar que es inevitable ponerme nervioso cuando eso pasa.2. Para poder conversar mientras compramos y discutimos sobre los productos, fingiré hacer una videollamada,así pasaré desapercibido cuando hable solo.3. Y por último y como punto más importante, si olvido el punto anterior me lo recordarás.“Más que entendido, señor García”Teniendo claro esos puntos suben al auto, aún no entendía el por qué seguía sintiéndose en compañía real, la costumbre de abrir la puerta o decirle que se coloqueel cinturón de seguridad.—¿Sabes? Quisiera sa