En definitiva ese sin duda había sido el día más extraño de toda su vida. Encerrado en su habitación mira el desorden que su discusión sin sentido había causado y termina lanzándose a la cama para mirar el techo, quiere creer que todo es parte de una pesadilla.
Quiere creer que sigue dormido y al despertar, todo será como antes, cuando no había ningún espíritu acechándolo, ni novias fugitivas a mitad de la noche. Cierra los ojos intentando dormir, pero no fue fácil lograrlo, no era posible dejar de pensar en Daniela y en la reacción tan inesperada de Amber. Cómo pudo irse con una simple excusa, y aún más, decir que es su exnovia y va a cancelar la boda, cuando ella era la que tanto insistía en ese evento. Por varias horas se pierde en hipótesis y más preguntas, ve películas, noticieros aburridos, revisa sus trabajos pendientes y después de mucho casi a las cinco de la mañana se queda dormido.Nunca antes vio tanto vacío en su sueño, quizás por su subconsciente solo quería buscar paz. De pronto empieza a escuchar el molesto despertador a lo lejos, va saliendo del limbo del sueño y ahora escucha la música irritante de una llamada. No tiene ganas de abrir los ojos y golpearse con esa realidad tan loca de la que intenta escapar, más la llamada insistente seguía y poco a poco se sumerge en su cabeza y lo sacude de la cama. Extiende el brazo para tomar el teléfono, sin ver quien es contesta de mala gana.—Más les vale que sea de vida o muerte o se arrepentirá por despertarme.—Desde cuando eres tan grosero, hijo. —se escucha la voz de su padre.—Hola, papá —. Abre los ojos y echa un vistazo a la ropa de Amber aun tirada en el piso y se gira gruñendo.—¿Sigues en la cama?—¿Y a dónde se supone que esté? Son las seis de la mañana y es… —Iba a decir domingo cuando el recuerdo de Dani aparece de golpe cortando sus palabras.—Sé que es domingo. —dice su padre sin prestarle atención a su repentino silencio. —Solo quiero saber cómo sigues después de que esa mujer te abandonara.Se escucha bastante feliz, cualquiera diría que tiene una bola de cristal para enterarse de todo lo malo que pasa en mi vida. Más, recuerda que es el dueño del edificio donde vive y los empleados le cuentan todo. No es que sean chismosos, es lealtad con su jefe y porque él mismo les pide informes de su vida, a pesar de que le dio libertad de hacer lo que quisiera.—¡Que rápido corre el chisme! Yo aún no asimilo la realidad y tú ya estás celebrando.—¿Y por qué no hacerlo? Es la mejor noticia que he recibido en años desde que estas con ella. —Se carcajea de una manera irritante. —Te tengo preparado una sorpresa, abre la puerta.—Es muy temprano, no tengo ganas de levantarme de la cama.—Déjate de tonterías y abre la puerta, estoy subiendo a tu departamento.—¡No! ¡No voy a salir de la cama, déjame dormir unas horas más!—Sabes que si no abres, de igual manera entraré. —Corta.“¡Carajo! En verdad es irritante” se dice tomando la almohada en la cara para ahogar un grito de frustración en ella. Deja la cama con pereza, parece que solo haga dormido unos minutos. Somnoliento camina a la salida mirándose apenas de reojo en el espejo. Pasa los dedos por su cabeza para acomodarse un poco el cabello. Llega a la puerta y al acercarse a la mirilla, ve a su padre sonriendo. Abre y de inmediato este extiende los brazos para envolverlo con un cálido abrazo.—Bienvenido a la soltería, hijo.— ¡Es en serio! —cierra la puerta mientras él camina hasta la cocina.—Estoy tan feliz por ti, que hoy te prepararé el desayuno.—No tengo dudas de tu felicidad, padre. Pero, en serio, no tengo ganas de estar de pie, apenas he dormido unos minutos. Estoy muy cansado.—¡Vamos! Muchacho —Se acerca para llevarlo a la mesa —Deja el estrés, te preparé un desayuno levanta muertos.Lo sienta a la mesa, se quita el saco gris y lo coloca en el respaldo de la silla, enrolla las mangas de su camisa blanca hasta la mitad del antebrazo y se cuelga el delantal.—¿Qué fue lo que te dijeron? —Pregunta Leonardo, masajeando sus sienes.—Solo que la doctora Amber, salió con su bata de dormir bajo su abrigo, con sus maletas en las manos y de muy mal carácter, se subió a su auto y se perdió en la carretera. —habla muy feliz.—No le veo la gracia a ello.—Te aseguro que es la mejor decisión que pudiste tomar.—No la eché, ella se fue después de... —Guarda silencio.—¿De qué?—Es difícil de explicar y no entenderías, seguramente terminarías juzgándome como ella y hasta me enviarías a un manicomio.—No sé dé que hablas, pero no estás loco, hijo. Los errores no son parte de la locura. —Empieza a moverse en a la cocina.Sin poder creerlo ve a su padre muy animado usar los utensilios de cocina, entre chiflidos cortar, pica, fríe y prepara el café.—Ayer tuve un día muy extraño, papá. No sé si fue porque me pasé de copas o mezclé tragos, pero… yo…—¿Qué sucede, por qué no confías en mí?—Es que… no sé cómo decirte que…—¿Tan grave es lo que sucedió que no puedes decírselo a tu padre?—No es eso, solo que si lo hago, vas a llamarme loco.—Te escucho — se quita los guantes de cocina y se sienta.—Ayer, vi un fantasma.—¿Un fantasma? —se sonríe— y esa aparición echó a la calle a la loca de Amber.—¡Papá! Es en serio. Todo el día estuvo persiguiéndome y cuando estuve con Amber en la cama, yo vi algo horrible en su cara y la lance al piso.—No fue un demonio, solo la viste sin maquillaje. —Se carcajea su padre.—No se para qué te cuento mis problemas, si no te interesa mi vida amorosa con ella. —se pone de pie, furioso.—Tú me importas, lo que haga esa mujer, es asunto suyo. ¿La boda está cancelada, verdad? —Pregunta emocionado.— ¿Qué? ¡No! ¿Por qué supones eso? Solo necesitamos tiempo y…— ¿Tiempo? ¡Por favor, hijo! La vida te da una oportunidad para enderezar el camino. No me digas que estás pensando en traerla de vuelta. Eso sería un terrible error. —Se levanta para emplatar lo preparado.— ¿¡Error!? No entiendo por qué te desagrada tanto Amber, si es la mujer que amo.—Eso no es amor, hijo y lo sabes. —Lo señala con la espátula. —¡Mírate! Cada fin de semana vas al club de Richard a embriagarte y meterte con cuanta mujer se te aparece en frente. Si no hay fidelidad, no hay amor. Lo tuyo no es amor, es deseo carnal y no te culpo, Amber es la clase de mujer proporcionada que enloquece a cualquier hombre. Pero, no es para tenerla a tu lado el resto de la vida.—¿Cómo puedes decir eso?—Algún día vas a darme la razón y te aseguro que me agradecerás el haberte convencido de no buscarla.—Sigues siendo el mismo insensible de siempre, creí que con los años habías cambiado, pero sigo equivocándome contigo. —Camina a su habitación.—¡Hijo!Ya no quiere escucharlo, solo hace de cuenta de que no hay nadie, camina hasta su recámara y al abrir la puerta los recuerdos aparecen y fue como si estuviese viendo a Amber tomar las maletas y tirar la ropa con furia dentro de ellas. Una sofocación lo invade y es como si todo le diera vueltas. Lleva sus manos a la cabeza y se sienta en la cama mirando las prendas en el piso.Por unos segundos se pierde en el vacío y luego al observarse en ese gran espejo de la pared, ve que ha cambiado mucho, pero por dentro seguía siendo el mismo chico temeroso que intentaba encontrar ese gran amor, capaz de desvanecer los recuerdos de ese ayer, donde Daniela era todo en su vida.
Instantes después su padre ingresa y al observar el desorden, entendió un poco a su hijo. Se sienta a su lado y colocando una mano sobre su hombro deja un cálido “Lo siento” era la primera vez que su padre le mostraba su apoyo y eso hizo que Leonardo llevara la mirada hacia él.—¿Quieres contarme lo que sucedió ayer?—Si lo hago, prometes no burlarte.—No creo que sea tan descabellado. ¿O si?—sonríe.—Bueno, es que…Justo en instante ve a Dani junto la puerta sonriendo. Lleva la mirada hacia ese punto sintiendo paz y emoción por volver a verla. Su padre hace lo mismo, un poco extrañado porque su hijo, se pierde en el vacío ignorándolo.—¿Qué miras? —pregunta sacándolo de esa tranquilidad.—Padre. —Ahora fija sus ojos en los suyos. — ¿Crees que Amber me ame?—Ya sabes lo que pienso de ella y de sus sentimientos vacíos. ¿Por qué de repente quieres escucharme?—Anoche. —Lleva la vista una vez más a la puerta, pero Dani ya no estaba. —Anoche conocí el otro lado de ella y de pronto dejé de sentir… yo… bueno, es que…—Dilo con calma. —Vuelve a posar una mano en su hombro.—Cuando se fue, no la detuve.—Hijo, creo que la pregunta correcta es ¿Por qué sientes que ya no la amas?—¿Crees que nunca sentí amor real por ella?—Todas las respuestas están en tu corazón, solo debes escucharlo. ¡Vamos! Eldesayuno ya está en la mesa.Después de desayunar con su padre y hablar de algunos temas que no tuvieron nada que ver con lo ocurrido, le ayudaron a relajarse y a aclarar un poco sus ideas. Lo que le pareció un poco extraño, fue que su padre antes de irse al fin le hablara de su madre, nunca la conoció y él nunca habló de ella, más que lo necesario para saber que su progenitora lo amaba mucho y murió cuando él naciera. Ese era un tema pospuesto del que no podía ni mencionarse. Y aunque no le contó toda su historia de amor con detalles, el que la mencionara era más que suficiente.— Natalia sigue estando en mi corazón, fue el amor de mi vida y siempre estaré muy agradecido con el
Sube al ascensor pensando en lo idiota que me vio hablándole a un espíritu sobre su privacidad. Si desde que Dani apreció, ya no la tenía. Minutos después esta ya frente a su auto, para ir con Richard, si existe alguien con quien hablar de su tormento, ese era él. Se pone en marcha recordando lo que dijera su padre y Dani sobreAmber¿Será posible que no la amara? Intenta aclarar ese punto, cuando una llamada lo aparta de sus pensamientos, era ella.—Hola. Creí que seguías molesta.—No te estoy llamando para disculparme por mi decisión, es para recordarte que empaques el resto de mis pertenecías. Paola ira por ellas en la tarde.— ¿Te estás quedando con Paola?—Es mi mejor amiga y te recuerdo que antes de mudarme conmigo, compartíamos departamento. Cuando termine su turno en el hospital, pasará a recogerlas.
Al volver al departamento recorre con tranquilidad el lugar en busca de Dani, camina hasta su habitación y se deja caer sobre la cama mirando el techo por unos minutos, con las manos bajo su cabeza cierra los ojos y piensa en la manera de empezar esa necesaria conversación con el fantasma de su ex. Respira hondo para tomar valor y no sobresaltarse consu presencia.—¡Dani! Dime qué está pasando. Ahora soy yo el que necesita tu ayuda, mi vida es un caos y no sé qué hacer. ¿Dónde estás?“Estoy aquí” se escucha su dulce voz, por más concentrado que estaba, no puede evitar sobresaltarse un poco, su corazón se acelera y abre los ojos, girando la cabeza hacia su lado. Puede verla tendida sobre la cama con los ojos cerrados y sus manos bajo la cabeza, sonriendo, como si estuviese en medio del paraíso. Al sentir que la observa lo mira, hipnot
Las horas siguieron pasando y Daniela no aparecía, la llamo muchas veces y nada, hasta llegó a pensar que en verdad lo había inventado todo, quizás las pastillas yahabianecho efecto y ahora desvanecían todas sus alucinaciones. Preparó algo paraalmorzar, no era bueno para ello, así que, con su recetario en mano hizo su mejor esfuerzo. Ya eran las dos de la tarde y ella no daba señales de volver.—Si estás aquí, ¿Podrías decirme si puedes pedir ayuda, en caso de que me estuviese muriendo por indigestión? —espera unos segundos y no escucha nada. — ¡No, claro que no puedes! Porque no existes —Termina diciendo un poco fastidiado.Termina de comer y se dispone a recoger todas las pertenencias deAmber, unas horas después va a tomar un baño.—Este lugar está prohibido, así
En otro punto de la ciudad, Amber se entregaba en cuerpo y alma a ese desenfrenado deseo con la única persona capaz de hacer que olvide su nombre y llevarla, al mismo cielo entre caricias, besos y gemidos de placer.A las seis de la mañana la habitación aun esta a oscuras, las cortinas cerradas ayudaban a mantener la complicidad del momento; ser precavidas nunca esta de más, sobre todo cuando tienes enfrente otro edificio.Paola había regresado casi de madrugada y ella se había encargado de hacerle un exclusivo recibimiento, masajes, buena compañía y una dosis grande de amor, fueron suficiente para que el estrés del trabajo muriera al cruzar la puerta de la habitación, donde ahora dos cuerpos desnudos se fundían en un largo y apasionado beso.Caricias ardientes que parecen iluminar con cada toque, junto a esos besos húmedos tan placenteros que suben y bajan tejiendo un camino de sue&nt
A Leonardo, no le agradaba la idea de ir a ver al GranMarius, pues se ha hecho famoso y hasta ha salido en algunos programas televisivos, esos faranduleros que todos aman. Es relativamente conocido y por ende es el más caro. Tiene una mansión y varios coches de lujo, ha viajado por el mundo y sus redes están inundadas con cientos de miles de fans. Eso solo indica que es un buen negocio el engaño que hace. Pero como lo dijo Richard, él no tiene nada que perder, Dani está a mi lado y puede saber exactamente sus trucos viejos. Hay miles de cometarios positivos en sus redes ¿Publicidad barata o bien pagada? O ¿Quién sabe? Quizá en verdad puede hacer algo con sus poderes psíquicos.Después de que salir de la cama e ir a tomar un baño, desayuna en compañía de Dani, con un buen ánimo.—En un momento iremos a ver aMarius, es un famoso S&iacu
Sin perder tiempo se dirige a su despacho, ya estaba retrasado un parte horas por el terribletránsito y el desvío hacia el consultorio deMarius, pero la grata compañía no le hacía sentir el paso del tiempo.—Bueno, nos vemos en la casa, te dejo trabajar —Dice ella desapareciendo.—¡No… hace falta! —Pero, ya se había ido.Cuando llega a su oficina, sus compañeros lo miran preocupados, se le había olvidado avisarles de su demora, más cuando tenían entre manos el mejor proyecto de sus vidas.—¿Qué pasó jefe, por qué la demora? —Se acerca Cristián —Creíamos que les había pasado algo malo.—¿Llamó el ingenio Ramírez?—Hace dos horas, pero no se preocupe, nos hicimos cargo de lo que pedía y quedó satisfecho. —le entrega una carpeta.—Me alegra saber que puedo confiar en ustedes. —Hecha un vistazo a los documentos.Sigue caminado con la vista puesta en los documentos.—Buenos días, señor García.—Buenos días, Amanda. —Saluda, si
Pensando en las palabras de Paola se perdió algunas horas hasta llegar la noche y recordó la cena con Amanda.—Cristian, quiero que te encargues de cerrar bien el despacho y si mañana necesitó que me cubras unas horas.—¿Y eso por qué?—Voy a cenar con Amanda y…—¡Uy! Piensan tener una larga noche agotadora —pregunta curioso y emocionado.—¡Claro que no! Mañana tengo algo pendiente que hacer.—Se puso colorado, la idea no le es tan descabellada.—No digas tonterías, que podría escucharte.—todos sabemos que se muere por usted. Debería aprovechar la oportunidad ahora que está soltero.—Por el momento no deseo retomar mi vida amorosa. Estoy bien así. —se aleja.—Pero,jefecito.—Encárgate de lo que te pedí.Ya t