Una vez más estaba completando papeles para poder ser aceptada en algún trabajo normal para dejar atrás aquel bar que tantos malos ratos le tocaban pasar, pero parecía algo imposible. Cada día que le decían que la llamarían, todavía seguía pensando que jamás saldría de ese lugar y que ella pertenecía a ese sitio. No podía ocultar las cachetadas que la vida le estaban dando, y como ella intentaba como siempre pararse y seguir. Tal vez presentía que estaba para algo más grande y no iba a dejarse derrotar por la mala suerte del destino. Sin parar de sonreír se juró no darse por vencida y seguir buscando algún empleo.
Ese día tan nublado, aquel marzo a la mañana temprano caminando con el periódico en la mano, mira un edificio enorme frente a sus ojos y brilloso. Algo por dentro le decía que se arriesgue. Volvió su mirada a las hojas que tenía en sus manos, y respiro profundo.
Mueve su cabeza y se pone bien derecha — No seas cobarde es tu oportunidad, Sam —se decía a si misma.
Cierra y abre sus ojos buscando tranquilidad. Era su último lugar donde debía presentar los papeles para poder ser aceptada, aunque el lugar era refinado nada la frenaba para seguir en busca de su nueva vida, era su última oportunidad y eso ya lo sabía. Se acomoda su camisa blanca algo ajustada a su cuerpo, su jeans, y su cabello cayendo por sus hombros. Miró al cielo, y camino hacia la entrada del gran edificio.
Se quedo hipnotizada por los lujos de ese lugar. El paraíso de sus sueños, todo de cristal bien limpio y muchas personas conversando, pasándose hojas y sonriendo mientras que otras bebían café caliente. Todo era en cámara lenta, la recepción parecía sacada de una película, llena de plantas a su alrededor y toda la decoración impecable. Observa hacía arriba y ve que aún los pisos seguían pero una voz hizo que saliera de sus pensamientos —Señorita, ¿necesita algo? —le preguntan por detrás.
Se sobresalta al escuchar que alguien le hablaba —Sí, venía por el empleo — responde cortante.
Extiende su mano esperando que le alcance la carpeta que la mujer llevaba bajo su brazo —Gracias — dice sonriendo.
Sabía que venía a la entrevista, los nervios estaban ganándole como nunca y su garganta se le estaba secando sin encontrar la tranquilidad. Mueve sus pies al ver que esa mujer que recibió los papeles se fue a una oficina, no buscaba nada más que un simple empleo y no importaba de que sea sólo necesitaba salirse de su empleo nocturno. Rápidamente sigue moviendo sus piernas, golpea su taco contra el suelo esperando a ser atendida o rechazada por la persona que estaba detrás de aquella puerta y eso le asustaba más. De repente, la puerta se abre y sale la misma mujer.—Puedes entrar —dice haciéndose a un lado para ingrese.
Respira otra vez profundamente, traga saliva y planta una simple sonrisa —Con permiso — dice con su voz temblorosa.
La persona que estaba frente a ella tenía el rostro cubierto por la carpeta que estaba leyendo, sin dejarse ver por completo y lo baja para observarla.
Se queda mirando aquel hombre que con una mirada recorre todo su cuerpo, pero no encontraba nada más que frialdad en su rostro y eso le causo extraño. Ese sujeto de traje sentado frente a ella era una especie de hielo, y nada más. Pero dejó de mirarlo para concentrarse en lo que había ido a esa oficina.— ¿Pretendes ser aceptada sin tener experiencia? — pregunta mirándola.
Levanta sus hombros aún parada frente a ese hombre —Eso creo —dice apenada y a la vez avergonzada.
Cierra la carpeta y golpea varias veces los papeles — Debo pedirte que te retires, mi empresa necesita personas con experiencia y no principiantes — dice serio.
No le quedo otra cosa más que responder — Idiota —dice saliendo de esa oficina.
Una vez más fue rechazada por un hombre poderoso que todo lo solucionaba con crueldad. Salió de ese lugar tan silenciosa como vino, no le quedaron palabras para explicar como se sentía ese día pero al recorren tantos lugares y al no ser aceptada en ninguno no le quedo otra cosa que volver a su antiguo empleo. Le tocó volver a bailar para ganar dinero y debía soportar las reglas del lugar como siempre ocurrió. Quizás estaba equivocada, su vida no pertenecía al trabajo normal sino a la miseria del negocio de la noche y nada podía cambiar .
Todas las noches eran las mismas, debía soportar todo tipo de cosas y ver otras. Ya estaba acostumbrada a todo ese mundo pero también pretendía salirse de ese lugar. La música sonaba más fuerte, la gente llegaba al bar y pedían sus tragos.Su ritual era usar un antifaz para ocultar su rostro frente a los demás, y así poder vivir en el día y ocultarse en la noche, era todo su secreto al igual que su nombre. Le encontró sentido al anonimato para que nadie pueda quitarse su rutina y poder arriesgarse a llenarles de fantasía a los sujetos que iban en buscaba de satisfacción o alguna que otra aventura.Se retocó el maquillaje, bebió de su trago más fuerte y salió detrás de los telones una vez que la música empezó a sonar. Las luces que le daban en su cara, no la dejaban ver cuántos sujetos se encontraban a su alrededor y unas manos frías sobre su cintura la hicieron sacarse de su mundo. Le tocaba a ella moverse, empezar a mostrar su show y era hora que comience
Quizás no era su hora de mostrarse al mundo tal y como era. Pero no así. No como una bailarina de cuarta. Las luces enfocaban su rostro, seguía encima de ese desconocido, que prácticamente se volvía algo habitual en sus noches, ir pasando de hombre en hombre pero estaba sin reaccionar. Ese era su problema: él. Ante su pregunta se aleja de su rostro y se voltea, debía seguir con el show que estaba brindando para eso estaba. Todos los ojos estaban puestos en ellos dos y eso no iba a cambi
Cada día que se volaba él seguía pensado en aquella mujer del antifaz que le hizo revivir algo extraño, su corazón necesitaba algo nuevo y ella era "ese" algo. Necesitaba encontrarla. Todas las noches regreso al mismo lugar, en la misma mesa y casi los mismos tragos pero ella no aparecía arriba del escenario. Se estaba volviendo loco por una mujer extraña, era la primera vez en su vida que alguien ocupaba sus pensamientos y eso lo enojaba más.Por un poco de placer hacia cosas pero está vez, no sabía que quería con esa mujer. Sólo necesitaba t
5.Obsesión.No sabía como hacer para olvidarse de esa sonrisa. La esperó afuera, encendió un cigarrillo para calmar su impaciencia, no le gustaba esperar tanto tiempo pero algo en ella lo enloquecía de tal forma que era capaz de seguirla hasta el fin del mundo.Dos cigarrillos y ella aún no aparecía. Quizá estaba t
6.Atracciónsexual.
7.Sólomía.Los días avanzaron, su cabeza estaba en cualquier parte menos en el trabajo y eso lo frustraba cada vez más. Su hum
8. El cielo y El infierno.El momento de placer se había ido a partir de ese momento y ninguno de los dos podía reaccionar. Ella había tenido sexo con su propio jefe, fue algo que jamás imagino que le podría pasar y más en ese momento. Quería cambiar de vida pero algo la empujaba a seguir en lo mismo, él ya era su debilidad y no quería que le sucediera eso .Se queda mirándola como esperando una respuesta, pero de su boca no salía ni una palabra — ¿Cómo supiste mi nombre? — le vuelve a preguntar.Lleva la mirada al suelo, y toma distancia — Será mejor que dejemos todo esto así — alcanza a decir mientras se acomoda la ropa sin mirarlo.Matt sube su ropa también acomodándola y sigue mirándola en cada gesto de arriba hacia abajo hasta que se detiene en aquella marca, su rodilla — ¿Qué te sucedió en la rodilla? — le pregunta acercándose.Esa mujer del antifaz quizás lo estaba enloqueció más de la cuenta. Estaba perdiendo la cabeza y la razón con pequeñas co
9. Bésame .Su corazón se destrozó en aquellas palabras y nada podía volver atrás. Había sido descubierta por aquel hombre, y no había solución para eso. Temía como podría reaccionar sí se aparecía ahora en la oficina, le temía a todo lo que tenía que ver con el mundo de Matt.Golpean la puerta varias veces — ¿Te encuentras bien? — le pregunta abriéndole la puerta y entrando. La ve arrodilla y se agacha para abrazarla — ¿Qué sucedió? — le pregunto.Su guardaespaldas del lugar donde bailaba con el tiempo se había transformado en su hermano prácticamente y se apoyo en él para llorar. Descargando todo el dolor que sentía al recordar lo que había sucedido con Matt en aquella habitación.Limpia sus lágrimas — Malos momentos, nada más — le dice intentando esconder lo que le estaba pasando.La ayuda a levantarse del suelo — Como el tipo que acaba de salir de está habitación, ¿no? También tuvo su mal momento aquí — le dice mirándola.Se suena la nariz y s