6.

6. Atracción

sexual.

Se queda quieta sin reaccionar frente a esas palabras casi como suplica. Algo en ella decía que no debía hacer caso a la petición pero la otra parte le decía que se quede y tomárselo todo bien. Cierra sus ojos, respira y lentamente toca las manos de su jefe — Señor …— dice intentando salir de su agarre.

Mirándola buscando una respuesta en su rostro pero sólo nota miedo. Aún así no la quiere dejar ir pero también sentía que debía hacerlo, era un tira y afloje permanentemente en su cabeza — Sólo hazme caso y quédate — pide mirándola.

Se aleja un poco y acomoda su ropa — Estaré a su lado —  asegura.

Internamente sintió un alivio en su pecho pero no sabía mucho porque estaba cansando de pensar tanto pero no entendía que le pasaba y eso lo incomodaba más.

La reunión continuó y no lograba despegar su mirada de ella. Había algo que le llamaba la atención pero no sabía que era exactamente ese "algo". Quizás ya estaba delirando mucho y soñando demasiado pero no tenía remedio para eso. Él era así y nada podía hacer.

Deja los papeles acomodados frente a sus ojos — Tienes que firmar para cerrar el contrato y así podemos empezar con los planes — le dice a su compañera.

Sonríe — Será un placer trabajar a tu lado, Matt — le dice feliz.

Observa como firma y simplemente le entrega los papeles a su secretaria — En mi oficina deja todo — ordena y vuelve su mirada hacia la otra mujer — Hemos terminado, fue un placer — extiende la mano.

Agarra su mano — Digo lo mismo pero me debes una cena — le dice tomando su cartera y se va.

Al fin estaba solo para concentrarse en su mundo. Bebe su vaso de agua, se acomoda en su asiento con los ojos cerrados descansando un poco de esa tranquilidad pero una voz hace que pierda esa paz — ¿Qué? — pregunta malhumorado.

Revisa su agenda y comienza a explicarle — Tiene dos horas libres y después tiene un almuerzo con el señor Torres para discutir el nuevo presupuesto del año — dice nerviosa.

Se masajea la cabeza solo — Está bien puedes retirarte y dejarme solo, por favor —quejándose de algo.

Su mañana siguió lo más normal del mundo pero no dejo de observarla. Hacia cosas que le resultaban graciosas a la vista y renegaba por todo. Pudo notar que ella tenía ese lado inocente mezclado con delicadeza incorporado en su vida y tal vez eso lo atrajo tan de repente.

La ve renegar porque algo no encajaba en donde quería ponerlo. Se acerca a su lado — Sabes que nunca debes guardar esa carpeta ahí, ¿no? — mirándola esperando que entienda lo que quería decirle.

Saca la carpeta y se levanta rápidamente — Señor, no sabía donde iba y yo pensé …— la interrumpe.

Levanta una mano y saca la carpeta — Mi querida no te pago por pensar, te pago para que obedezcas — asegura dejando la carpeta arriba de la mesa y acercándose.

Aprieta sus puños y dientes — Eres un …— pero se queda callada cuando nota la cercanía de su jefe.

La observa y Entrecierra sus ojos — Dime, ¿Qué soy? — pregunta provocándola. Espera una respuesta que no recibe — ¿Qué soy?, dime — grita enojado.

Cierra sus ojos asustada porque su jefe reaccionó de esa manera tan violenta frente a sus ojos — No quise decirme nada, señor — abriendo los ojos y tartamudeando por los nervios.

Se aleja y acomoda su camisa — No te quiero escuchar más —  yéndose de ese lugar.

Esa noche volvió de nuevo al lugar que se estaba convirtiendo en su costumbre. Bebió locamente de su vaso. Su cabeza solo pensaba en esa mujer del antifaz que provocaba que la deseara de una manera inexplicable, la música comenzó a sonar y la gente comenzó a gritar. Se vuelve a pedir otro trago con mucho hielo, se sentía caliente internamente y su mirada estaba pegada en el escenario para no perderse nada de lo que estaba por ocurrir. 

Las telas del escenario se abren y sale tan bella como delicada, ya no podía más y una sonrisa aparece en su boca. Era una seductora innata, eso lo atraía más y ahí estaba. Bailándole a los demás mientras la miraba, un poco de celoso le nacía cuando veía como los hombres la deseaban con su mirada y querían tocarla. Recorre todas mesas hasta llegar a él. Aleja su vaso de su mano, se voltea y le baila sensual frente a su cara.

Pone sus manos en la cadera de ella — Eres maravillosa — susurra en el oído.

Se muerde el labio inferior, se voltea para verlo y quedar cara a cara — ¿Eso crees? — pregunta acercándose al rostro de él.

Cierra sus ojos y disfruta del momento — Me encantas — dice mirándola.

Lo empuja suavemente hasta sentarlo en la silla, no dice nada sólo actúa. Era hora del show, sabía que era su jefe pero ella debía pagar sus cuentas y si tenia que seducirlo lo iba hacer pero a su manera bastante fría. Se posiciona encima de sus piernas y mueve la cintura mientras la música sigue sonando, sus partes se rozan y el placer nace dentro de ella. Estaban gozando de ese instante hasta que la música se detiene y se levanta de su cuerpo.

Le da un beso en la mejilla y se va caminando. Pero la detiene — ¿Te conozco? — pregunto agarrándola del brazo.

Gira su rostro para que no la reconozca — No, no — responde bajando la mirada para que no la descubra.

Tal vez era más tarde de lo que pensaba. No sabia si era atracción o simplemente amor, siempre fue un alma solitaria y nunca pensó sentir algo tan fuerte como lo que estaba sintiendo en ese momento. Él no quería enloquecer pero lo estaba haciendo sin poder manejarlo.

La mueve para que se voltee pero no logra hacerlo — Quiero verte, por favor — dice en forma de piedad.

Hace fuerza para soltarse — Tengo que irme — soltándose y sale corriendo.

Se enoja porque estaba perdiendo la cabeza por alguien que no conocía pero también estaba sintiendo cosas por su secretaria aunque no lo quisiera esa mujer le estaba comiendo la cabeza poco a poco. Comienza a confundirse entre el deseo y la atracción sexual que podía provocarle esas mujeres totalmente diferentes entre sí.

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