5. Obsesión.
No sabía como hacer para olvidarse de esa sonrisa. La esperó afuera, encendió un cigarrillo para calmar su impaciencia, no le gustaba esperar tanto tiempo pero algo en ella lo enloquecía de tal forma que era capaz de seguirla hasta el fin del mundo.
Dos cigarrillos y ella aún no aparecía. Quizá estaba tan obsesionado con conocerla que se estaba olvidando de él mismo, de sus principios y de no debilitarse por una simple mujer. Camina de un lado para otro pateando las piedras pequeñas que encontraba en su camino, los cigarrillos no fueron de buena ayuda y lo hacían querer tomarse un trago mientras esperaba. Ve como las personas abandonan el lugar entre risas, charlas y algunas caídas de la borrachera pero de ella no había rastros. Era como si se la hubiese trago la tierra. No aparecía ningún rastro de ella, aunque se enloquecía demasiado por verla y tocarla .
Le tocan el hombro lo cual hace que se gire — Ya te deberías ir. No hay caso, amigo — le dice un seguridad.
Tira el cigarro encendido para enfrentar al seguridad que parecía divertirse con él —¡Oye, tú! — le grita enojado, lo que provoca que el grandote se quede quieto para escucharlo —¿Te parece gracioso lo que éstas viendo? ¡Imbécil! — le grita con mucha bronca.
Éste caminan hacia él y lo toma por el cuello —Escúchame bien — lo presiona más fuerte dejándolo sin aire y lo queda mirando —Más vale que te vayas y desaparezcas antes que te pase algo feo — le dice soltándolo y haciendo que se caiga para atrás.
No dice nada, acomoda su corbata y se marcha. Se ríe, termina de acomodarse la ropa y niega varias veces con su cabeza para no seguir enojándose de esa forma. Tal vez esa mujer no era para él, tal vez era su imaginación y no era alguien que él pudiera conocer. Pero aún así quería poseerla con todas sus fuerzas.
Al día siguiente todo era como siempre pero su humor volvía a ser el mismo o quizás peor de antes. No paraba de llevar su gesto de malhumor en su cara, nadie se le atrevía a cruzar en su camino porque cuando lo veían caminando por la empresa agachaban la cabeza y solamente soltaban un «buenos días, señor». Paso por el enorme pasillo sin saludar y levanto su mano para llamar a su secretaria.
Una mujer se acerca corriendo a su lado — No llego todavía, señor — le dice avergonzada.
La fulminó con la mirada —Deme su número — dice abriendo su puerta.
Asiste — Si, señor ya se lo mando — le dice saliendo corriendo a su lugar.
Golpea la puerta con todo, no le gustaba para nada lo que sucedía cuando uno de sus empleados no llegaba a horario para cumplir con sus obligaciones y debía tomar una medida estricta con el caso de su nueva secretaria.
A los minutos le alcanzan el número de teléfono y no duda en llamarla.Marca el número rápido — No soportó está falta de respecto hacia mi y hacia mis empleados que vienen temprano — le dice enojado por teléfono.
Ella no se había levanto de su cama todavía, mira el reloj que tiene a un costado de su cama y abre los ojos grandes mientras escucha a su jefe furioso por el teléfono — Emm...si lo entiendo, señor. No volverá a suceder, lo juro — dice levantándose rápido.
Golpea con sus dedos en el escritorio para no ponerse más nervioso —Venga a mi oficina y deme una buena excusa para no despedirla — le dice y corta la llamada.
Rápidamente se levanta de su cama y arroja su celular — A la mierda — dice ella cambiándose de ropa apurada.
No le llevó más de 15 minutos terminar de arreglarse para irse corriendo a su trabajo. En el camino se compró un café y así anduvo a las corridas hasta llegar. La puerta principal estaba desierta y todo el pasillo igual, se notaba que estaban haciendo su trabajo mientras que ella llego dos horas tarde de su horario normal. No sabía que hacer, sus nervios volvieron a su cuerpo y no podía comprender cómo se había dormido. Quería tanto ese trabajo que una cosa así haría que puedan despedirla, Maldice por dentro mientras llega a la oficina .
Suspira — El señor...— y la interrumpe.
Era él que estaba en la puerta de su oficina esperándola —Y por fin llega — dice mirándola.
Ella se pone frente a él — Lo siento tanto, señor. No quise que pase pero ...— se queda callada cuando ve que él levanta una mano para que no hable más.
Le hace seña para que avance hasta sentarse mientras él se acomoda en su asiento —No esperaba más de usted. Veo que no sabe valorar el trabajo — dice mirándola serio.
Ella cruza los brazos para mirarlo más. Ya le estaba molestando la postura de él — No es así. No me deja explicarle porque tuve que llegar tarde — le dice enojada.
Se levanta de su asiento para enfrentarla —Lo único que yo sé es que no quiero alguien tan irresponsable a mi lado —la desafía con la mirada.
Ella no aguanta la mirada y agacha su cabeza. Respira hondo, intenta imaginar una buena excusa para que no la despidan. Se había dormido culpa de estar hasta tarde en aquel asqueroso pero él no debía saber nada de ese lado suyo y pensó en todo.
Lo observa y temerosa por la mirada llena de odio de su parte —Lo hice porque mi abuela está grave en el hospital, por eso llegue tarde — dice mirándolo.
Él no entendía nada. La queda mirando para buscar si lo que estaba diciendo era verdad o no, duda tanto de las personas que nunca sabe cuando le mienten de verdad.
Frunce su ceño — ¿Por qué no le avisaste a nadie? — pregunta.
Atragantada por sus nervios, sonríe falsamente —No conozco a nadie aquí, no sabia a quién dirigirme. Discúlpeme — dice apenada.
Ella sabía que una mentira piadosa podría salvarse el empleo. Quizá están destinados a vivir en una mentira y eso sirvió como la excusa perfecta para la ocasión.
La queda mirando entrecerrando sus ojos, buscando una mirada que la debilite pero la vio tan segura que se paro de su asiento para darle la espalda —Ve a buscar mi agenda, necesito ver hasta que hora tengo reuniones — le dice levantando la mano.
Ella traga saliva, agacha la cabeza y sonríe porque una vez en su vida algo le estaba saliendo bien. No se detiene hasta encontrar la agenda. Revuelve todo su escritorio hasta que por fin la ve, la toma rápido y va hacia la oficina nuevamente. Se detiene al verlo fumando mirando hacia afuera como buscando respuesta a algo que él no conocía, ese silencio a su alrededor podía significar miles cosas y esa mirada pérdida más todavía.
Hace que tose y él se voltea — Dime — le dice apagando el cigarrillo.
Empieza a voltear las páginas escritas en la pequeña agenda — Reunión dentro de — se mira el reloj en su mano — 6 minutos con Alice Parker — le dice levantando la mirada hacia él.
Acomoda su saco — Voy para allá, ¿algo más? — le pregunta.
Sigue buscando más — Sí, señor. Después tiene almuerzo con Alberto Roussen que es en el restaurante que suele ir siempre, y nada. — le dice levantando sus hombros.
Agarra su celular pasa por al lado de ella y frena rápido — Quiero todas mis carpetas en la oficina donde tendré la reunión y que usted este a mi lado, ¿entendido? — le dice seriamente.
Cierra la agenda y se pone firme — entendido, señor — le responde.
Lo ve irse y sale corriendo para buscar esas carpetas de la reunión. Pensó tanto que finalmente las encontró encima del escritorio con la fecha de ese día, las pegó a su pecho y fue hacia la oficina.
Lo ve sentado en un lugar, se acerca y deja las carpetas frente a él — Iré por agua y café, señor — le dice y se retira.
Regresa rápidamente con una bandeja llena para servir en la reunión, apoya con dificultad todo en la mesa sin medir la distancia entre ella y su jefe. Empieza a servir agua en cada vaso, su brazo roza el hombro de su jefe mientras éste la queda mirando como pidiéndole espacio pero a la vez inmóvil de su lugar y dejándola que realicé el trabajo.
Nota la poca distancia que hay cuando se agacha frente a su propio jefe estando con una falda — Lo siento, señor. Lo siento — repite arrepentida si le ocasionó alguna incomodidad.
La queda mirando intentando buscar respuesta, algo de ella lo conectaba totalmente a un mundo que no conocía y eso era atracción. Quizás su belleza, esa mirada, algo lo despertaba hasta perderlo. Sentía que algo en ella lo hacía sumergirse en un mundo de placeres pero no la conocía demasiado como para adelantarse en pensamientos absurdos .
Alguien golpea la puerta para interrumpir ese momento incómodo — Cómo todas Matt, siempre buscando provocar a las personas con un alto poder adquisitivo y solucionarse la vida de miseria que llevan — dice en forma de burla.
Ella no esperaba más de alguien tan refinado como esas personas. Se mantiene en silencio y sin debilitarse frente a esa bella mujer que cruzó la puerta de aquella oficina.
Se levanta de su asiento — Tan amable como siempre Alice — dice sarcástico.
Lo besa en la mejilla — Es que es así, mi querido amigo — dice mirándola de arriba hacia abajo.
Cuando tomó coraje empezó a mover las piernas para retirarse de ese sitio pero unas manos en la cintura le interrumpieron el camino — Quédate conmigo — le susurra en el oído.
6.Atracciónsexual.
7.Sólomía.Los días avanzaron, su cabeza estaba en cualquier parte menos en el trabajo y eso lo frustraba cada vez más. Su hum
8. El cielo y El infierno.El momento de placer se había ido a partir de ese momento y ninguno de los dos podía reaccionar. Ella había tenido sexo con su propio jefe, fue algo que jamás imagino que le podría pasar y más en ese momento. Quería cambiar de vida pero algo la empujaba a seguir en lo mismo, él ya era su debilidad y no quería que le sucediera eso .Se queda mirándola como esperando una respuesta, pero de su boca no salía ni una palabra — ¿Cómo supiste mi nombre? — le vuelve a preguntar.Lleva la mirada al suelo, y toma distancia — Será mejor que dejemos todo esto así — alcanza a decir mientras se acomoda la ropa sin mirarlo.Matt sube su ropa también acomodándola y sigue mirándola en cada gesto de arriba hacia abajo hasta que se detiene en aquella marca, su rodilla — ¿Qué te sucedió en la rodilla? — le pregunta acercándose.Esa mujer del antifaz quizás lo estaba enloqueció más de la cuenta. Estaba perdiendo la cabeza y la razón con pequeñas co
9. Bésame .Su corazón se destrozó en aquellas palabras y nada podía volver atrás. Había sido descubierta por aquel hombre, y no había solución para eso. Temía como podría reaccionar sí se aparecía ahora en la oficina, le temía a todo lo que tenía que ver con el mundo de Matt.Golpean la puerta varias veces — ¿Te encuentras bien? — le pregunta abriéndole la puerta y entrando. La ve arrodilla y se agacha para abrazarla — ¿Qué sucedió? — le pregunto.Su guardaespaldas del lugar donde bailaba con el tiempo se había transformado en su hermano prácticamente y se apoyo en él para llorar. Descargando todo el dolor que sentía al recordar lo que había sucedido con Matt en aquella habitación.Limpia sus lágrimas — Malos momentos, nada más — le dice intentando esconder lo que le estaba pasando.La ayuda a levantarse del suelo — Como el tipo que acaba de salir de está habitación, ¿no? También tuvo su mal momento aquí — le dice mirándola.Se suena la nariz y s
10. No juegues.No deja que siga con sus comentarios tan absurdos hacia ella, no hizo nada y simplemente se mantuvo en silencio. Agachó su cabeza y continuó con su trabajo de acomodar todas las carpetas sobre la mesa para la reunión.— ¿Sabes que pienso desde ayer?— Pregunta sin recibir respuesta de parte de ella. La persigue por atrás y continúa hablando solo — Jamás creí que me fijaría en alguien como tú, ¿sabes? Aunque pensándolo bien — se detiene y la mira de arriba hacia abajo — Tal vez sí — sonríe y pone una mano por encima del hombro de ella — Si fueses como Alice, tal vez — se burla.Saca su mano de su hombro — idiota — susurra y se va.La toma de la cintura antes de que se vaya —¿Qué dijiste? — le pregunta.— Nada — dice de mala manera.Se ríe en su cara — Cambia esa cara y piensa que está noche tienes un trabajo muy duro con los hombres que irán a verte — le dice y la suelta para que se vaya.La estaba lastimando más de lo qu
11. Te quiero .Era lo mejor que tenía que hacer, ya no soportaba la doble vida y menos cuando sentía algo de atracción por él. Tal vez su vida no era la indicada para llevar a cabo una normalidad, a veces, pensaba en todo lo que había hecho mal para que le sucediera eso. Necesitaba renunciar y seguir bailando por la noche porque iba a ser complicado llevar una rutina con un tipo como Matt a su lado .Se mantuvo en silencio, bajo la mirada nuevamente — Matt — le dice susurrando con un nudo en la garganta.No quería mostrarse débil frente a ese hombre que le arranco el corazón sin mover un dedo. Él la enfrenta — Mírame — le pidió.Levanta mirada y se encontró con él frente a su rostro. Dejo que tocará su mentón nuevamente y la miraba mientras la acariciaba — Me enojas demasiado, me gustas otro poco y no se como manejarlo — dice acariciándole el rostro — Me enloqueces y eso no quiero, Sam — dice acercándose a sus labios.Cierra los ojos para d
12. EllaSe queda pérdida mirándolo pero quedando deslumbra que ese hombre que estaba enfrente a sus ojos pidiéndole algo que él no era de decirlo así.Se aleja abriendo las manos para que no la vuelva a tocar — No te acerques — pide acomodándose el antifaz y manteniendo la distancia .No la escucha y hace dos pasos para adelante — Sam — dice mirándola.Gira para darle la espalda — Sólo vete y no hagas que todo se complique por favor — sostiene mirando la puerta por el espejo todo el tiempo como viendo si alguien entra.No le importa nada y la abraza por la espalda haciendo que se sobresalte — ¿Qué se va a complicar?— pregunta besando su cuello.Toca las manos de él y las aleja de su cuerpo semidesnudo — Vete porque va a llegar Sebasti ...— pero la interrumpe la puerta abriéndose de golpe.Un sujeto con un trago en su mano aparece frente a ellos, la toma fuerte del brazo y le comienza a grita — ¡Tienes que salir la gente se esta altera
13. No me importa.Lo toma del cuello al sujeto que había golpeado a la mujer esa — Le vuelves a poner un dedo encima y te mato — dice furioso.No deja que hable y lo empuja hacia atrás haciendo que se caiga. Se voltea para verla nuevamente y no pudo hacer nada más. Sólo le salió del alma rodearla con sus brazos, sin dudarlo escondió su rostro en el pecho de él.Unos minutos así tomó coraje y sacó su rostro de ese escondite para enfrentarlo.Se aleja y abre los brazos riéndose — Soy tan mierda como mi vida. Intente mantener una vida como todos, ¿sabes? — dice llorando. Para luego volver a reírse fuerte — Soy una mierda — se repite pegándose sola al pecho.Matt le agarra los brazos para que no siga haciéndose daño, la mira y ve como llora desconsoladamente por algo que ya estaba todo dicho y no había vuelta atrás. Esa mujer tenía mucho daño interno que no sabía cómo hacer para sanar esa parte de ella, la amaba demasiado pero no quería opacar sus decisione