¿Te casarías con el enemigo de tu padre? Cuando la última rosa cae sobre el ataúd un Ceo, su hija Elaine se da cuenta que se ha quedado sola. Al menos, eso cree hasta que un atractivo hombre vestido de luto aparece frente a ella, solo para entregarle un anillo de matrimonio en pelo funeral, dejándola estupefacta. Julián Ferrer es un exitoso y temido Ceo, pero también es el hombre a quién el padre de Elaine más odió, y alguien con quien ella jamás hubiese pensado en casarse.
Leer másAl volver a ver a mi hermano, no sentí más que desprecio y pena por él, pena por haberlo perdido antes de darme cuenta. Pero, aun así, solté la mano de Julián y crucé la vacía sala del consejo hasta alcanzarlo. Me acerqué a él. Tenía que hablarle mientras los socios aun no llegaran, después ya no tendría oportunidad. —Iván. Mi hermano me miró de reojo y esbozó una sonrisa agridulce. —Creí que desaparecerías por más tiempo. Esperaba no tener que verte tan pronto. De reojo miré como del otro lado de la sala, Julián apretaba los labios. Le hice un gesto para que no viniera a nosotros; era deber mío y solo mío tratar de salvar mi relación con mi única familia. —Lo que me hiciste... No estas arrepentido, ¿verdad? Iván soltó una risita. Me dolió darme cuenta de lo bien que lo conocía; yo misma me había hecho la tonta todos esos años, había creado a un hermano bueno y leal que no existía. —¿Arrepentirme? ¿Por qué habría de hacerlo? Solo utilicé a mi inútil hermana gemela para
En la acera frente al edificio de Matt, esperé a Julián. Cuando llegó, estacionó su coche y sin hablarme, me abrió la puerta. Durante un instante, lo miré con muchas cosas en la punta de la lengua, a la vez que me preguntaba sí yo de verdad estaba enamorada de él. Aunque, finalmente, entré al coche sin decir nada, y durante un rato el condujo también en silencio. Hasta que algunos minutos después, dejó la carretera y se orilló en una parte desolada. Cuando apagó el motor, apoyó la cabeza en el asiento y ladeó la cabeza para poder mirarme. Yo hice lo mismo. Él ya no se veía ebrio, y yo ya no estaba llorando. —Perdóname —fue lo primero que dijo—. No debí decirte todo de esa forma, en un arranque de ira. Esbocé una leve sonrisa, aunque no de felicidad. —No importa. Fue bueno para mí saberlo. ¿Eso era verdad? Incluso él no lo creyó. —Lo siento mucho, Elaine —repitió. Volteé la mirada al frente para no tener que ver su expresión arrepentida y apenada. —Está bien. Ya... y
Caminé por la calle durante varias horas, hasta que me dolieron los pies y el frío clima me congeló la piel. Durante todo ese tiempo, el celular en mi bolsillo no dejó de vibrar, pero yo no me atreví a responder. Sabía que se trataba de mi esposo, pues de todo el mundo y de todas las personas en él, Julián era el único que de verdad me buscaba, el único quién se mantenía a mi lado. Pero me encontraba demasiado dolida para atreverme a tomar su llamada. Él me había hecho creer que mi padre era un ser cruel, aun conmigo, su única hija; mientras estúpidamente yo creía y confiaba en mi buen hermano. No me di cuenta a dónde me dirigía, hasta que una voz demasiado pronunció mi nombre. —¿Eli? Alcé mi llorosa mirada del suelo y la clavé en el hombre parado a escasos metros de mí. —¿Qué pasa? ¿Qué haces aquí en plena madrugada? En lugar de responder, sentí ese opresor nudo en mi pecho ahogarme, y llorando como una niña, corrí hacía él. Lo abracé sin pedirle permiso, solo rodeé su cue
Por años, mi hermano había sido mi único compañero, además de mi padre; por años, él había sido el único hombre en mi vida, y la única persona en la que creí que siempre podría confiar. ¿No se supone que los hermanos se son fieles siempre? ¿Acaso no era un deber mutuo protegernos? Se supone que los gemelos tienen un lazo más profundo, que están más unidos desde el nacimiento. Entonces, ¿por qué él me había hecho parte de ese contrato? —Mientes —dije con voz firme, una voz que temblaba por dentro. Pero Julián me dio una lenta negativa. Su ebria mirada estaba cargada de insensibilidad. —¿Por qué demonios intentaría engañarte? No voy a cubrir a una porquería como él para que tú sigas pensando que se preocupa por ti. A tu hermano no le interesas, Elaine. Aunque me dolía, intenté con todas mis fuerzas no creerle y alejé su mano de mí. No quería creerle a alguien como él. —¡Mentiroso! ¡Mientes, Julián! ¡Mi hermano...! Él se pasó una mano por el cabello con clara frustración antes de
Contuve un quejido y alejé su mano de mí. —¿Y tú? ¿Me dirás que no dormiste con ella? No respondió, solo apretó los labios y siguió mirándome con una expresión apenas contenida. Para mi sorpresa, su silenció me dolió; era una respuesta muy clara. Suspiré y me dije que no tenía por qué dolerme, él y yo no estábamos enamorados. —Bien. La respuesta es no. No me acosté con él. Pasando por su lado, presioné el botón del primer piso y en cuanto el ascensor abrió sus puertas, me lancé afuera. Julián no me siguió, y yo apenas entré al coche, le pedí al chofer llevarme a casa. Él obedeció sin preguntar y media hora después, ya me encontraba en la mansión de mi hermano. Cuando salí, me sorprendió encontrarlo ya en casa. Al parecer, terminada la reunión, se había marchado de la empresa. Me limpié las lágrimas de los ojos y le sonreí, reuniéndome con él. —Gracias, Eli, me apoyaste hoy. Asentí, caminando a su lado con la cabeza gacha. Me sentía algo ansiosa y mi pelea con Julián solamente
Al día que siguió, Julián me hizo acompañarlo a la empresa de mi familia para una reunión de accionista, una reunión de las muchas que seguirían en esa guerra de poder. Allí me enteré de que la ventaja la llevaba mi esposo en cuanto a votos, lo consideraban adecuado para sustituir a mi hermano como Ceo, dada su importancia y habilidad en los negocios. En cuanto a Iván, los socios lo consideraban aun inmaduro, poco hábil para negociar, y demasiado temperamental para el puesto. Y me sorprendió más descubrir al socio y amigo de mi padre darle el favor a mi marido, en vez de a mi hermano. —Creo que todos aquí sabemos el gran beneficio que trajo la anterior inversión del señor Ferrer. Básicamente nos salvó de una inevitable ruina. Miré a Aaron, sintiéndome levemente traicionada. Había confiado en que al menos siempre contaríamos con él. —Además, el señor DeRose aún es un inexperto en esta profesión. Liderar una empresa de este nivel es un cargo demasiado grande para un chico. Como yo,
Esa noche solo subimos a mi habitación, más impulsada por la vergüenza de verlo de nuevo, que por la emoción de estar en casa. Julián cerró la puerta y durante un minuto, me miró dar vueltas y vueltas. —No esperabas verlo otra vez —afirmó. Me detuve, mordiéndome el labio inferior debido a la ansiedad. —Parece que su pequeña compra de acciones al fin está rindiendo frutos —agregó acercándose a la mesa donde de niña solía estudiar—. El crecimiento que tuvo la empresa gracias a mi inversión, le ha hecho ganar una pequeña fortuna. De reojo lo miré tomar una foto, donde aparecíamos yo y mi hermano junto a nuestro padre. Meneó la cabeza con suavidad. —Me preguntó cómo reaccionará cuando sepa que la empresa pasará a mis manos y que él trabajará para mí. Dejando la foto en su lugar, se giró a verme con una expresión oscurecida. —Dime, Elaine, ¿le dirás que seré yo el nuevo Ceo? Apreté las manos en puños durante unos segundos, mirándolo con los labios apretados. Para Matt sería humilla
Permanecí largos minutos estudiando esos documentos; observando con creciente horror como una batalla legal se libraba desde días atrás, donde mi hermano luchaba contra mi esposo por el puesto de Ceo de nuestras empresas familiares. Apenas escuché cuando Gianna se levantó y después de despedirse con burla, salió de la casa. Lo que a mí me pareció un instante, fue el tiempo en que Julián entró. Arrojé el papeleo al suelo y en la oscuridad, lo miré con expresión contenida. Él bajó la mirada al suelo y sin expresión, vio los documentos que rezaban confidencial en letras rojas. No pareció sorprendido al decir: —Parece que Gianna te visitó. Apreté los puños a los costados, sintiéndome ridícula por haber creído que algún día nos llevarías bien. Me sentí tonta por haberme arreglado para él. —¿Tanto me desprecias? Mis palabras estaban cargadas de incrédulo resentimiento. —¿Estás dispuesto a dejar a mi hermano en la calle, aun cuando cumplí perfectamente mi parte en el contrato qué hic
Durante varios días, Julián y yo nos volvimos más cercanos. Nuestra relación fría y carente de emociones, cambió drásticamente gracias a cenas, paseos, noches juntos, más que nada, gracias a intensas noches juntos. Él dejó de frecuentar a Gianna, y solo se dedicó a tratar de llevarse bien conmigo. Y yo también poco a poco fui dejando de lado mis sentimientos por Matt y me esforcé por llevarme bien con mi esposo. Hasta el punto en que, una mañana me descubrí despertando sin que Matt ocupara mi primer pensamiento matutino, siendo Julián lo primero en mi mente. Salí de la cama con una sonrisa y bajé las escaleras de buen humor. Encontré a Julián poniendo la mesa. Durante esos últimos días, había descubierto lo celoso que era él con su privacidad, al punto de preferir no tener servicio y ocuparse él mismo de los deberes de la casa, incluido el desayuno. Él era bueno en la cocina, y yo adoraba que cocinara para mí. —Buen día —me saludó con una dulce sonrisa. Me puse algo roja, después