Emily no podía creer lo que veían sus ojos. Tenía que ser una pesadilla. Tenía que despertarse cuanto antes. No podía ser real. No ahora que su vida era feliz y estaba normalizada.
- Por fin te he encontrado.
- Lo siento, creo que me estás confundiendo... - dijo con nerviosismo en la voz.
El hombre soltó una risa ahogada y la miró con decisión.
- No. Es usted a quien busco desde hace exactamente cinco años.
- Lo siento -dijo ella con voz temblorosa-. - Pero me temo que me has confundido con otra persona.
Él la miró con ojos llenos de determinación y dijo:
- No, querida. Eres la madre de mi hija.
Emily frunció el ceño, intentando procesar las palabras del hombre que tenía delante. Recordaba claramente haberse marchado y no haber mencionado nunca su embarazo. ¿Cómo podía saber lo de su hija?
- Lo siento, pero se equivoca -respondió ella, con la voz temblorosa por la incertidumbre-. - No tengo hijos propios y no sé cómo ha llegado a esa conclusión.
El hombre suspiró, con una mezcla de frustración y determinación. Parecía tan seguro de sus palabras que empezó a tambalear la confianza de Emily en su propia mentira.
- Entiendo que puedas estar confusa o que no quieras admitir la verdad -dijo con calma-. - "Pero vi tu foto en aquel evento de hace unos meses con una niña que se parece mucho a mí. No se puede negar el parecido. He estado siguiendo tus pasos discretamente, esperando el momento oportuno para revelar mi presencia.
Emily se quedó aún más perpleja ante sus palabras. Intentó pensar en algún acontecimiento reciente en el que pudiera haber sido fotografiada con Gabriela, pero no le vino nada a la mente. ¿Podría ser que alguien estuviera manipulando la situación para asustarla?
- Lo siento, pero creo que se equivoca -replicó Emily, ahora con voz firme-. - No conozco a ninguno de sus hijos y no puedo aceptar esas afirmaciones sin pruebas concretas. Le ruego que se marche y me deje en paz.
El hombre pareció estremecerse por un momento, pero su determinación no flaqueó. Se acercó, apoyando los brazos en la mesa.
- Comprendo su reacción y su negativa, pero, por favor, escuche lo que tengo que decirle. Sé que en aquel momento no querías que supiera lo del embarazo, pero lo he descubierto. Por favor, dame la oportunidad de explicártelo todo.
Emily sintió que el corazón se le aceleraba y una mezcla de miedo y curiosidad la invadió. ¿Cómo se había enterado así de la existencia de su hija? ¿La estaba espiando? Estaba asustada, pero también intrigada por la insistencia de aquel hombre y su afirmación de que había averiguado algo sobre su hija. Sus pensamientos se agitaron rápidamente, tratando de entender cómo podía haberlo averiguado, empezó a pensar que estaba jugando con ella, para conseguir que le revelara la verdad. Sin embargo, una parte de ella temía que realmente estuviera seguro de la paternidad.
- ¿Cómo ha averiguado lo de mi hija? - preguntó Emily con voz temblorosa, mientras luchaba por mantener la compostura.
El hombre agachó la cabeza un momento antes de contestar.
- Estaba navegando por Internet y acabé encontrando una foto tuya en un evento. Estaba junto a una niña que se parecía mucho a mí cuando era pequeña. Me quedé de piedra cuando me di cuenta del parecido. Sabía que no podía ser una coincidencia.
A Emily se le hizo un nudo en el estómago. ¿Existía realmente esa foto? ¿Alguien la había fotografiado sin que ella se diera cuenta? La confusión y el miedo la invadieron, pero se mantuvo firme.
- No prueba nada -dijo, tratando de convencerse de sus propias palabras-. - Hay muchos niños que pueden parecerse a otras personas. Es sólo una coincidencia.
El hombre levantó la cabeza y miró a Emily a los ojos. Había tristeza y pesar en su mirada.
- Comprendo tu desconfianza, pero, por favor, dame la oportunidad de explicarme. Entonces cometí un terrible error, pero ahora estoy aquí para arreglar las cosas.
Las palabras del hombre encontraron un frágil espacio en el corazón de Emily. La duda empezó a apoderarse de sus certezas. Siempre había ocultado a su padre la existencia de su hija, temiendo las consecuencias que podría tener en su vida, pero ahora él la había encontrado y ella no sabía qué hacer con toda esa información.
- Tengo que irme. Se ha acabado mi hora de comer", mintió.
El hombre aceptó a regañadientes.
- Está bien, pero quiero conocer a mi hija.
- Ya le he dicho que no es su hija. Parecerte a alguien no te convierte en su hija.
- Entonces demuéstrame que no es mía. Hagamos la prueba de ADN.
El corazón de Emily se aceleró ante lo que dijo. Si hacía la prueba, obviamente daría positivo y ella no quería a ese hombre cerca de Gabriela. Tenía que pensar en una forma de deshacerse de ese hombre lo más rápido posible y no hacer ninguna prueba de ADN.
- Tengo que irme. - Ella se levantó y él también.
- Volveremos a vernos y hablaremos más del examen.
Emily no contestó, sólo cogió su bolso y salió del restaurante sin mirar atrás. Estaba aterrorizada por aquel encuentro totalmente inesperado.
Caminó por la concurrida calle de la ciudad, de regreso a la oficina, con la mente sumida en un revoltijo de pensamientos. El encuentro con aquel hombre la había conmovido profundamente, dejándola perdida y con sus sentimientos sacudidos. Las calles eran como un laberinto, reflejo de la confusión que llevaba dentro.
Mientras se alejaba del restaurante, Emily intentaba comprender lo que acababa de ocurrir. La mera idea de que pudiera estar acechándola la atormentaba. No estaba preparada para enfrentarse a una situación así. Su vida estaba por fin en orden y ahora todo parecía desmoronarse a su alrededor.
Los pensamientos se arremolinaban en su mente: si pudiera ignorar aquel encuentro y volver a su rutina, tal vez todo volvería a la normalidad. Pero en el fondo de su corazón sabía que nada volvería a ser normal en su vida.
Mientras caminaba, Emily sintió que se le llenaban los ojos de lágrimas. El peso de la situación era abrumador. Quería a su hija más que a nada en el mundo, y la mera idea de compartir su custodia con aquel hombre la aterrorizaba. ¿Cómo podría hacerle frente? ¿Cómo proteger a su hija de una posible decepción? ¿Y si la presencia de ese hombre traía el caos a la apacible vida que habían construido juntas?
Emily se detuvo en un banco de la plaza y se dejó caer sobre él. Contempló el horizonte, luchando contra las lágrimas que insistían en rodar por su rostro. Se sentía sola y vulnerable. La incertidumbre la carcomía por dentro y el futuro le parecía más aterrador que nunca.
Mientras el viento soplaba suavemente a su alrededor, Emily pensaba en la delicada situación en la que se había metido. No quería en absoluto que Gaspar se acercara a Gabriela. Pero, ¿cómo podía deshacerse de él? ¿Qué podía hacer para dejar de verle? Volvió al despacho en automático y sólo se dio cuenta de que había llegado cuando Roger le habló:- ¿Has vuelto?- Se me ha quitado el hambre... -respondió ella.- ¿No has comido?- No, no he comido.- ¿Te ha pasado algo? - preguntó preocupada.Emily no contestó de inmediato. No sabía si quería compartir este problema con Roger. Él siempre se había interesado por verla bien y apreciaba su amistad, pero era un asunto muy delicado.- No, se me ha quitado el hambre. Comeré algo más tarde. Puedes almorzar ahora.- ¿Está segura?- Estoy segura. Adelante.Roger la miró un poco desconfiado, pero se fue a comer. Emily se quedó sola y no podía dejar de pensar en su encuentro con Gaspar. Los recuerdos de todo lo que había pasado entre ellos estaban
Emily sintió que su ira crecía aún más. ¿Cómo se atrevía a ir a buscar a Gabriela sin pedir permiso? ¿Y quién le permitía acercarse así a la chica? ¿Si era un secuestrador? ¿Cómo dejaron que un completo desconocido se acercara así a Gabriela? ¡Tendrás que arreglar esto con la dirección de la escuela!- No hay necesidad de enfadarse. Yo no he hecho nada. - dijo con calma.- ¡Pero claro que lo has hecho! - dijo Emily enfadada.Gaspar miró a Emily a los ojos, intentando mantener la calma ante su creciente furia. Sabía que había cometido un error al visitar a Gabriela sin consultar antes con Emily, pero estaba convencido de que su intención era sincera.- Comprendo que estés enfadada, Emily, y te pido disculpas por no haberte consultado antes de venir a visitar a Gabriela -dijo, manteniendo la calma-. - Pero tenía mis razones para hacerlo.Emily frunció el ceño, desconcertada por la respuesta de Gaspar. Quería entender lo que estaba pensando, pero su ira seguía dominando sus sentimientos.
Emily pasó varios días pensando en lo mismo. Había decidido que se haría la prueba de una vez por todas, pero le aterraba lo que podría suponer para sus vidas. Especialmente en la vida de Gabriela. Los recuerdos de las mentiras de Gaspar estaban frescos y ahora se preguntaba si no lo estaría haciendo de nuevo, si no estaría intentando engañarla para acercarse a Gabriela y luego hacerle daño, como le había hecho a ella en el pasado.Y toda esta confusión no pasó desapercibida para la amiga de Emily.- ¿Qué te preocupa así? - preguntó Leticia. Era la mejor amiga de Emily y estaba segura de que pasaba algo grave.- ¿Por qué lo preguntas?- No huyas del tema, Emily. Sé que ha pasado algo muy grave y no te deja dormir. Cuéntame qué ha pasado.Emily suspiró profundamente. Leticia sabía lo que le había pasado en el pasado, era la única que conocía toda la verdad. Los padres de Emily pensaban que había bebido demasiado y se había quedado embarazada de un completo desconocido. Emily les dijo
Gaspar estaba sentado en su oscuro salón, reflexionando sobre su turbulento pasado y las decisiones que había tomado. Entonces, mirando unas fotos de un evento de moda, vio una imagen de Emily y, junto a ella, una encantadora niña. Lo que vio le impactó. La niña se parecía mucho a él cuando era pequeño. ¿Era sólo una coincidencia o también por eso había desaparecido hacía cinco años?Mientras sondeaba las profundidades de sus recuerdos, recordó vívidamente el momento en que actuó insensible y cruelmente, hiriendo a Emily. Era un hombre dividido, enredado en un compromiso con Alice, su prometida, ahora esposa, pero incapaz de resistirse al encanto y la conexión que compartía con Emily. Esta dualidad le llevó a cometer errores imperdonables, manteniendo la verdad en secreto.Gaspar sentía el peso de su pasado sobre sus hombros. Estaba avergonzado y se arrepentía de haber engañado a Emily, de haberle mentido y de haberle hecho creer que tenían un futuro. La culpa le consumía y se daba cu
Las dos se miraron en silencio durante un largo rato. Emily sintió que el corazón se le aceleraba con todo lo que estaba pasando. Temía por sí misma y por Gabriela. No sabía exactamente qué quería Gaspar, pero no podía privar a su hija de conocer a su esperado padre.- Sólo voy a pedirte un poco de paciencia. Tengo que pensar en la manera de explicarle todo esto a Gabriela.- Por supuesto. No quiero causarle ningún dolor. Esperaré el tiempo que haga falta.Emily suspiró, sintiéndose un poco más aliviada con sus palabras.- Me alegro. Pensaré en la mejor manera de hablar con ella.- Esperaré a tener noticias tuyas entonces.Emily asintió y su almuerzo estuvo por fin listo.- ¿Puedo hacerte una pregunta? - dijo cogiendo los cubiertos para comer.- Sí, por supuesto.- ¿Cómo me has encontrado?Gaspar tardó en contestar. No quería decir que pagaras a un investigador, pero ¿cómo has podido encontrarme?- Investigué un poco -respondió vagamente, y Emily lo miró con suspicacia.- ¿Y cómo sabí
Emily respiró hondo, intentando controlar sus emociones.- Es un poco complicado, pero intentaré explicártelo todo.- ¿Estás bien, mamá?- Sí. Estoy un poco sensible.- ¿Así que es él? ¿Finalmente apareció, mamá?- En primer lugar, tendrás que hacerte un escáner para estar segura.- ¿Pero no sabes quién es mi padre?Emily se quedó mirándola. No sabía cómo explicar todos los problemas en los que se había metido huyendo de su padre. Por supuesto que no iba a contarle a la niña esa parte de la historia, no lo entendería.Emily miró a su hija a los ojos y vio la ansiedad y la curiosidad mezcladas en su inocente mirada. Volvió a respirar hondo y decidió que había llegado el momento de enfrentarse al pasado y asumir sus responsabilidades como madre.- Querida, sé quién es tu padre, pero antes de contártelo todo, tenemos que estar seguros. Por eso tienes que hacerte esta prueba. No es complicado, sólo un procedimiento para asegurarnos de que estamos haciendo lo correcto.Emily abrazó a su hi
Gabriela dio un paso atrás y miró la cara de su padre. Pasó sus pequeñas manos por su pelo, su barba, su cara.- ¡Qué guapo eres! - dijo abrazándolo de nuevo.Gaspar se rió y le besó la mejilla.- Tú también eres preciosa, pequeña. He esperado tanto este momento. Nunca pensé que conocería a alguien tan especial como tú -dijo Gaspar, embargado por la emoción, mientras estrechaba a Gabriela entre sus brazos.Los ojos de Gabriela brillaban de alegría mientras seguía explorando el rostro de su padre, curiosa y fascinada. Gaspar le acarició la espalda con ternura, sintiendo una conexión instantánea con la hija que acababa de conocer.- ¡Qué fuerte eres! - dijo Gabriela, tocando suavemente los músculos del brazo de Gaspar.Él sonrió orgulloso y contestó- Sí, querida, estoy aquí para protegerte y cuidarte siempre. Desde el momento en que supe de tu existencia, mi corazón se llenó de amor por ti.Gabriela le devolvió la sonrisa, sintiéndose segura en los brazos de su padre. Se dio cuenta de
Emily y Gabriela entraron en la casa y la niña se puso muy contenta. Entró dando saltitos y subió a su habitación. Emily se sentó en el sofá y respiró hondo, liberándose de la tensión del día. La reunión no había estado tan mal... pero aún desconfiaba un poco de Gaspar.- Mira, mamá, ¡mira! - Gabriela volvió corriendo del dormitorio.- ¿Qué pasa, mi amor?Gabriela le entregó una hoja de papel. Emily se quedó quieta, mirando el dibujo de su hija. Había dos muñecas más grandes y una más pequeña, cogidas de la mano.- ¡Esa soy yo, esa eres tú y ese es papá! - dijo señalando. - ¿Qué te parece?- Es precioso, hija mía.- Se lo voy a regalar a papá cuando venga a verme otra vez - dijo emocionada.- Seguro que le encantará.Gabriela sonrió y abrazó a su madre con fuerza.- Gracias, mamá.- ¿Por qué?- Por encontrar a mi padre.- ¿Qué te ha parecido?- Es guapísimo. ¿No lo es?- ¿Sólo pensaste que era guapo?- Y cariñoso, elegante y de dulce aroma.Emily se rió de la forma tan emocionada que