Gaspar estaba sentado en su oscuro salón, reflexionando sobre su turbulento pasado y las decisiones que había tomado. Entonces, mirando unas fotos de un evento de moda, vio una imagen de Emily y, junto a ella, una encantadora niña. Lo que vio le impactó. La niña se parecía mucho a él cuando era pequeño. ¿Era sólo una coincidencia o también por eso había desaparecido hacía cinco años?
Mientras sondeaba las profundidades de sus recuerdos, recordó vívidamente el momento en que actuó insensible y cruelmente, hiriendo a Emily. Era un hombre dividido, enredado en un compromiso con Alice, su prometida, ahora esposa, pero incapaz de resistirse al encanto y la conexión que compartía con Emily. Esta dualidad le llevó a cometer errores imperdonables, manteniendo la verdad en secreto.
Gaspar sentía el peso de su pasado sobre sus hombros. Estaba avergonzado y se arrepentía de haber engañado a Emily, de haberle mentido y de haberle hecho creer que tenían un futuro. La culpa le consumía y se daba cuenta de que sus actos habían causado un profundo dolor a aquella hermosa mujer. Recordaba perfectamente cuando la conoció y quedó encantado. Intercambiaron números de teléfono y pasaron meses enviándose mensajes. Le prometió el mundo. Y cuando por fin se conocieron, pasó con ella uno de los mejores momentos de su vida. Pero no podía seguir adelante, estaba comprometido y obviamente Emily no lo sabía. Su intención era hablar con Emily y terminar lo que ni siquiera habían empezado, pero ella le vio con Alice y la mirada que le dirigió aquel día ha permanecido en su memoria desde entonces.
Ahora estaba dispuesto a enfrentarse a sus errores y enmendarlos. Sobre todo si aquella preciosa niña era el fruto de aquella intensa y maravillosa noche.
Gaspar sintió un torbellino de emociones al contemplar la foto de la niña junto a Emily. Se le estrujó el corazón ante la posibilidad de que aquella niña pudiera ser su hija. Se levantó de la silla y comenzó a pasearse por la habitación, pensando en cómo abordar este descubrimiento. Los recuerdos de su noche de amor con Emily inundaron su mente. Recordaba cada momento, cada roce, cada caricia que habían compartido juntos, pero también el momento en que la había herido profundamente. La traición y las mentiras habían erosionado el vínculo que los unía, y Gaspar sabía que él había sido el responsable de destruir la confianza que existía entre ellos. Sabía que tenía que hablar con Emily y afrontar las consecuencias de sus actos pasados.
Gaspar contrató entonces a un investigador para encontrar a Emily. Su dirección, su trabajo, su número de teléfono, que había cambiado en el momento en que todo fue mal, en resumen, investigar todo sobre Emily y especialmente sobre el niño.
En pocas semanas tuvo una carpeta en sus manos, contenía todo sobre Emily y decía que la niña se llamaba Gabriela y que tenía casi cinco años. El corazón de Gaspar se aceleró ante la noticia. Emily había huido de él hacía cinco años, probablemente embarazada. El tiempo coincidía con la edad de la niña.
Gaspar sintió una mezcla de esperanza y aprensión ante el descubrimiento. Tenía un nombre y una edad para la posible hija que Emily le había ocultado todo este tiempo. Esta información no hizo más que aumentar su determinación de encontrar a Emily y arreglar las cosas.
Con la carpeta en sus manos, Gaspar decidió que pronto se reuniría con Emily para hablarle de su descubrimiento. Tal vez ella se negara o dijera que Gabriela no era suya, pero él sabía que sí lo era. El problema era resolverlo después con Alicia. Llevaba años intentando quedarse embarazada y no lo había conseguido, tal vez se pondría furiosa al descubrir su traición y que, encima, tenía una hija, pero eso a él no le importaba. Quería conocer a Gabriela cuanto antes.
~*~
Y estaba tan ansioso que acabó yendo al colegio de la chica y conociéndola en persona. ¡Era tan guapa! ¿Cómo pudo mantenerse alejado tanto tiempo? Pero Emily estaba enfadada, claro. No debería haberlo hecho, pero no podía esperar más. Ahora tenía que ser paciente. Si volvía a hacer algo mal, Emily podría desaparecer de nuevo y llevarse a su hijita. Como sea que la encuentre, va a ser mucho trabajo. Prefería seguir con Emily y permanecer cerca de Gabriela.
Decidió dar tiempo a Emily para que se calmara antes de intentar hablar de nuevo. Mientras tanto, se dedicó a fortalecer su relación con Alicia. Gaspar sabía que tarde o temprano tendría que afrontar las consecuencias de sus actos con su mujer. Esperaba que, con el tiempo, Alice lo comprendiera y lo perdonara, aunque fuera un proceso doloroso y difícil.
Mientras Gaspar se esforzaba por reestructurar su vida personal, también empezó a planear la mejor manera de acercarse a Emily y Gabriela. Sabía que había que tener especial cuidado a la hora de abordar la situación, ya que cualquier error podría alejarlas para siempre. Quería construir una relación sana con su hija y demostrar a Emily que se comprometía a asumir sus responsabilidades.
Al cabo de unas semanas, Emily se puso por fin en contacto con él. Cuando vio su nombre en la pantalla de su teléfono móvil, sonrió para sus adentros y contestó con prontitud.
- ¡Emily! ¡Me alegro mucho de que hayas llamado!
- Hola, Gaspar - dijo ella tímidamente.
- ¿Te encuentras bien? - preguntó él cuando ella se quedó callada.
- Sí... la verdad es que quería quedar contigo para hablar.
Gaspar sonrió para sí. ¿Aceptaría hacer la prueba?
- Por supuesto. Cuando te venga mejor.
- Hoy mismo. En el mismo restaurante donde me conociste y a la misma hora.
- Perfecto. Allí estaré.
Los dos se fueron y Gaspar sintió que el pecho se le inflaba de emoción. Ansiedad y esperanza se mezclaban en su interior mientras se preparaba para conocer a Emily. Sabía que ese momento podría cambiar por completo su vida y sacar a la luz verdades que llevaba mucho tiempo ocultando.
Gaspar condujo hasta el restaurante, recordando cada detalle de su último encuentro allí. Emily parecía disgustada por su repentina aparición aquel día. Al entrar en el restaurante, Gaspar vio a Emily sentada en una mesa cerca de la ventana, con un rostro que expresaba una mezcla de aprensión y cautela. Se acercó a ella, sintiendo que se le aceleraban los latidos del corazón y que se le hacía un nudo en el estómago.
Se sentaron frente a frente, y el silencio flotó en el aire durante un momento antes de que Emily finalmente lo rompiera.
- Gaspar, acepto hacer la prueba de paternidad -dijo, con la voz entrecortada.
La respuesta de Emily sorprendió a Gaspar. Se había preparado para la posibilidad de enfrentarse a una resistencia o una negativa, pero ahora lo invadía una nueva oleada de sentimientos. La ansiedad de descubrir por fin la verdad se mezclaba con la preocupación por cómo podría afectar a todos los implicados.
- Emily, yo... ni siquiera sé por dónde empezar. - Gaspar habló, luchando por encontrar las palabras adecuadas. - Siento todo lo que ha pasado entre nosotros. Te hice daño, y eso es algo que nunca me perdonaré. Pero si Gabriela es realmente mi hija, quiero formar parte de su vida, quiero ser un padre presente.
Emily lo miró con una expresión difícil de descifrar. Parecía que buscaba sinceridad en sus palabras, tratando de encontrar algún signo de redención. Tras un largo momento de silencio, finalmente habló:
- Yo también me equivoqué, Gaspar. Fui una ingenua al creer en tus promesas. Pero Gabriela... ella merece saber la verdad. Tiene derecho a tenerte en su vida. No quiero que crezca sin conocer a su propio padre, aunque eso signifique afrontar consecuencias difíciles.
Las palabras de Emily llegaron al corazón de Gaspar. Se dio cuenta de que, a pesar de todo el dolor y la decepción, aún había una oportunidad de reconstruir lo que habían perdido.
- No puedo cambiar el pasado, Emily, pero puedo comprometerme con un futuro diferente. Quiero estar presente en la vida de Gabriela, y también quiero intentar reconstruir nuestra relación, si tú estás dispuesta.
Emily lo miró un momento, y una expresión de cautela se transformó en una mezcla de esperanza y resignación.
- Tal vez, Gaspar, con el tiempo podamos encontrar la manera de convivir en armonía. Pero ahora mismo, lo más importante es Gabriela. Se merece un padre que la quiera y la cuide.
Gaspar asintió, sintiendo que se quitaba un peso de encima. Sabía que aún quedaban muchas dificultades por delante, pero estaba decidido a afrontarlas. El descubrimiento de Gabriela había abierto una puerta a la reconciliación y a la posibilidad de un nuevo comienzo.
Las dos se miraron en silencio durante un largo rato. Emily sintió que el corazón se le aceleraba con todo lo que estaba pasando. Temía por sí misma y por Gabriela. No sabía exactamente qué quería Gaspar, pero no podía privar a su hija de conocer a su esperado padre.- Sólo voy a pedirte un poco de paciencia. Tengo que pensar en la manera de explicarle todo esto a Gabriela.- Por supuesto. No quiero causarle ningún dolor. Esperaré el tiempo que haga falta.Emily suspiró, sintiéndose un poco más aliviada con sus palabras.- Me alegro. Pensaré en la mejor manera de hablar con ella.- Esperaré a tener noticias tuyas entonces.Emily asintió y su almuerzo estuvo por fin listo.- ¿Puedo hacerte una pregunta? - dijo cogiendo los cubiertos para comer.- Sí, por supuesto.- ¿Cómo me has encontrado?Gaspar tardó en contestar. No quería decir que pagaras a un investigador, pero ¿cómo has podido encontrarme?- Investigué un poco -respondió vagamente, y Emily lo miró con suspicacia.- ¿Y cómo sabí
Emily respiró hondo, intentando controlar sus emociones.- Es un poco complicado, pero intentaré explicártelo todo.- ¿Estás bien, mamá?- Sí. Estoy un poco sensible.- ¿Así que es él? ¿Finalmente apareció, mamá?- En primer lugar, tendrás que hacerte un escáner para estar segura.- ¿Pero no sabes quién es mi padre?Emily se quedó mirándola. No sabía cómo explicar todos los problemas en los que se había metido huyendo de su padre. Por supuesto que no iba a contarle a la niña esa parte de la historia, no lo entendería.Emily miró a su hija a los ojos y vio la ansiedad y la curiosidad mezcladas en su inocente mirada. Volvió a respirar hondo y decidió que había llegado el momento de enfrentarse al pasado y asumir sus responsabilidades como madre.- Querida, sé quién es tu padre, pero antes de contártelo todo, tenemos que estar seguros. Por eso tienes que hacerte esta prueba. No es complicado, sólo un procedimiento para asegurarnos de que estamos haciendo lo correcto.Emily abrazó a su hi
Gabriela dio un paso atrás y miró la cara de su padre. Pasó sus pequeñas manos por su pelo, su barba, su cara.- ¡Qué guapo eres! - dijo abrazándolo de nuevo.Gaspar se rió y le besó la mejilla.- Tú también eres preciosa, pequeña. He esperado tanto este momento. Nunca pensé que conocería a alguien tan especial como tú -dijo Gaspar, embargado por la emoción, mientras estrechaba a Gabriela entre sus brazos.Los ojos de Gabriela brillaban de alegría mientras seguía explorando el rostro de su padre, curiosa y fascinada. Gaspar le acarició la espalda con ternura, sintiendo una conexión instantánea con la hija que acababa de conocer.- ¡Qué fuerte eres! - dijo Gabriela, tocando suavemente los músculos del brazo de Gaspar.Él sonrió orgulloso y contestó- Sí, querida, estoy aquí para protegerte y cuidarte siempre. Desde el momento en que supe de tu existencia, mi corazón se llenó de amor por ti.Gabriela le devolvió la sonrisa, sintiéndose segura en los brazos de su padre. Se dio cuenta de
Emily y Gabriela entraron en la casa y la niña se puso muy contenta. Entró dando saltitos y subió a su habitación. Emily se sentó en el sofá y respiró hondo, liberándose de la tensión del día. La reunión no había estado tan mal... pero aún desconfiaba un poco de Gaspar.- Mira, mamá, ¡mira! - Gabriela volvió corriendo del dormitorio.- ¿Qué pasa, mi amor?Gabriela le entregó una hoja de papel. Emily se quedó quieta, mirando el dibujo de su hija. Había dos muñecas más grandes y una más pequeña, cogidas de la mano.- ¡Esa soy yo, esa eres tú y ese es papá! - dijo señalando. - ¿Qué te parece?- Es precioso, hija mía.- Se lo voy a regalar a papá cuando venga a verme otra vez - dijo emocionada.- Seguro que le encantará.Gabriela sonrió y abrazó a su madre con fuerza.- Gracias, mamá.- ¿Por qué?- Por encontrar a mi padre.- ¿Qué te ha parecido?- Es guapísimo. ¿No lo es?- ¿Sólo pensaste que era guapo?- Y cariñoso, elegante y de dulce aroma.Emily se rió de la forma tan emocionada que
Pasaron unos días después de la revelación de Gaspar. Alice llevaba una semana sin hablarle y a él no le importaba. Sabía que en algún momento ella volvería a hablarle y todo se arreglaría.Un día llegó de la oficina y ella le estaba esperando sentada en el sofá. Gaspar miró en su dirección y la observó, intentando averiguar si se trataba de una pelea o si ella había aceptado el hecho.- ¿Cuándo voy a conocer a la chica?- ¿Y tú quieres eso? Creía que no querías saber nada de ella -respondió Gaspar, mirándola con suspicacia. Qué raro...- Bueno, no voy a negar que me enfureció tu traición, pero la chica no tiene la culpa de que seas tan gilipollas.- Ella no tiene la culpa de nada de lo que ha pasado, ni tampoco Emily, que no sabía que yo estaba comprometido contigo. A pesar de que todo era y sigue siendo como es.- ¿Por qué te ocultó lo del niño?- Porque se enteró de que estaba comprometida contigo.- Hmm...- Si hay alguien a quien culpar en esta historia, soy yo.- Estoy de acuerd
Gaspar había estado en contacto permanente con Gabriela desde que se conocieron y se confirmó la paternidad. A la niña le encantaba tener a su padre cerca y cada día estaba más enamorada de él.- Tía Leticia, ¿no es guapo mi papá? - preguntó mostrando una foto.- ¡Madre mía! ¡Sí que es guapo! - dijo sorprendida y cogió el móvil de la mano de la niña. - ¡Vaya!- ¡Leticia! - la regañó Emily. Tenía la boca abierta mirando la foto de Gaspar.- No te pongas celosa, mamá. Tú también eres preciosa.Las dos se rieron cuando Gabriela habló.- Y yo, ¿no soy guapa? - preguntó Leticia.- Sí que lo eres, tía.- ¿Y te está gustando conocer a tu padre?- Mucho. Jugamos, charlamos, comemos unos dulces.- Me parece estupendo. ¿Por qué no invitas a la tía a tu próxima salida?- ¡Leticia! - Emily volvió a discutir.- ¿Quizá la próxima vez te invite? - dijo Gabriela pensativa.Leticia se rió y miró a Emily, que negó con la cabeza.- Hablando de él... -dijo Emily cuando sonó su móvil.- ¡Sí! ¡Déjame coger
Emily estaba delante de la casa de Gaspar. Sabía que tenía dinero, pero nunca había intentado imaginar cómo era su casa. De hecho, su mansión. Vivía en una urbanización de lujo y su casa era la más grande que tenía. Cubría buena parte de la calle y tenía un jardín precioso e impecablemente cuidado.También había unos cuantos coches aparcados en el garaje y hombres de negro parados en la puerta. ¿Eran guardias de seguridad?- ¡Vaya! Qué casa más bonita, ¿verdad, mamá?- É.Emily habló con uno de los guardias de seguridad y esperó mientras hablaba por radio. Poco después, el hombre abrió la puerta para que entraran. Caminaron por el recinto, Gabriela con una gran sonrisa en la cara, mientras Emily miraba con recelo. Uno de los hombres las acompañó hasta la entrada de la mansión y allí apareció Gaspar.Al verle, Gabriela soltó la mano de Emily y corrió hacia él. Gaspar sonrió y se agachó, abriendo los brazos para recibirla. Y cuando estuvo cerca, la levantó en el aire, lo que hizo que el
- María nos está preparando un tentempié. En cuanto esté lista, te avisaré", dijo Alice con una sonrisa y se marchó.Emily la miró fijamente mientras se alejaba.- Vámonos. Mi despacho está aquí arriba.Emily aceptó y fue tras Gaspar. Cuando entró en el despacho, le sorprendió la cantidad de libros que había. Emily echó un vistazo al despacho de Gaspar, impresionada por la vasta colección de libros que adornaban las estanterías de madera oscura. Pasó suavemente los dedos por el lomo de algunos libros antiguos.Gaspar cogió una silla e invitó a Emily a sentarse frente a su gran escritorio de roble. Él se sentó al otro lado y Emily donde él le indicaba.- Sé que estás preocupada, pero no tienes por qué estarlo.- Es que me parece muy raro que sea tan simpática... cualquier otro se habría asustado.- Pero ella tuvo su momento de insultarme.- ¿Lo tuvo? ¿Y ha pasado del agua al vino?Gaspar se quedó quieto, observando la cara de Emily. Comprendía su preocupación e incluso tenía razón. Ali