7 - ¿Ese es mi padre?

Las dos se miraron en silencio durante un largo rato. Emily sintió que el corazón se le aceleraba con todo lo que estaba pasando. Temía por sí misma y por Gabriela. No sabía exactamente qué quería Gaspar, pero no podía privar a su hija de conocer a su esperado padre.

- Sólo voy a pedirte un poco de paciencia. Tengo que pensar en la manera de explicarle todo esto a Gabriela.

- Por supuesto. No quiero causarle ningún dolor. Esperaré el tiempo que haga falta.

Emily suspiró, sintiéndose un poco más aliviada con sus palabras.

- Me alegro. Pensaré en la mejor manera de hablar con ella.

- Esperaré a tener noticias tuyas entonces.

Emily asintió y su almuerzo estuvo por fin listo.

- ¿Puedo hacerte una pregunta? - dijo cogiendo los cubiertos para comer.

- Sí, por supuesto.

- ¿Cómo me has encontrado?

Gaspar tardó en contestar. No quería decir que pagaras a un investigador, pero ¿cómo has podido encontrarme?

- Investigué un poco -respondió vagamente, y Emily lo miró con suspicacia.

- ¿Y cómo sabías a qué colegio va Gabriela?

Gaspar suspiró, tenía que ser sincero o Emily no confiaría en él.

- Muy bien, cuando vi la foto, contraté a un investigador y me lo contó todo.

- ¿Todo?

- Sí.

- ¿Todo sobre qué?

- Su dirección, número de teléfono, nombre de la chica, edad y colegio.

Emily lo miró estupefacta. Una vez más la estaba sorprendiendo. Cuando habían hablado años atrás, no habían mencionado nada más que sus nombres de pila. Así que ella no conocía a Gaspar y no sabía si tenía dinero o no, pero sí que tenía mucho dinero.

- Vaya... eso da miedo.

- Por favor, no me malinterpretes. Sólo te lo dije porque no quiero mentiras entre nosotros. Quiero que confíes en mí.

Emily lo miró en silencio. Parecía sincero en lo que decía, pero ella tenía miedo de creerle.

Emily reflexionó un momento, con sentimientos contradictorios en su interior. La parte racional comprendía que Gaspar quisiera ser sincero y mantener la confianza entre ellos, pero la parte emocional seguía en alerta, preocupada por sus intenciones y por la seguridad de Gabriela.

Finalmente, suspiró y respondió con sinceridad:

- Entiendo que quieras ser sincero, Gaspar, y te lo agradezco. Pero tengo que admitir que también me asusta un poco todo esto. Conocer a Gabriela es una gran responsabilidad, y quiero asegurarme de que estamos haciendo lo correcto.

Gaspar asintió comprensivo.

- Sé que es un shock, Emily, y no esperaba que todo sucediera tan rápido. Yo también me siento abrumado por la situación, pero puedo garantizarte una cosa: quiero estar presente en la vida de Gabriela, aunque nos lleve tiempo construir una relación.

Emily le miró a los ojos y vio una mezcla de emociones, desde alegría y esperanza hasta preocupación e incertidumbre. Era difícil ignorar el hecho de que ahora él intentaba enmendarse, pero ella tampoco podía ignorar su historia. Emily se reclinó en la silla, pensativa, mientras movía el tenedor alrededor de la comida que apenas había tocado. Resurgió el recuerdo del pasado, el dolor y las decepciones que Gaspar le había causado. ¿No sería su mujer un gran problema? Lo pensó porque Gabriela podría tener que vivir con ella...

- ¿Puedo hacerte otra pregunta?

- Todas las que quieras.

- ¿Te casaste con esa mujer? - Emily ya sabía la respuesta, pero quería ver hasta dónde llegaba con la verdad.

Gaspar permaneció en silencio tras su pregunta directa.

- Es mucho más complicado de lo que crees...

A Emily le sorprendió la respuesta. ¿Qué podía ser más complicado que toda esta situación?

- ¿Os casasteis o no?

- Sí.

- ¿Y sabe ella que estás aquí conmigo ahora?

- No.

Emily sintió una mezcla de emociones ante la respuesta de Gaspar. Rabia, tristeza y un poco de alivio al saber que, al menos de momento, aquella mujer no sabía que él estaba allí con ella. Sin embargo, aún quedaban muchas incertidumbres y preguntas sin respuesta.

- Entiendo que es complicado, Gaspar, pero no puedo ignorar esta situación. Gabriela merece saber la verdad sobre su padre, y eso incluye lo que ocurrió en el pasado y lo que está ocurriendo ahora. No puedo ocultarle esta información. También tiene que saber que tienes mujer.

Gaspar bajó la cabeza, avergonzado.

- Lo sé, Emily. Y no te pido que le ocultes nada. Sólo te pido que no me conviertas en un verdugo.

- No lo he hecho antes, ¿por qué iba a hacerlo ahora? Sólo necesito ser muy claro con mi hija. Todo esto puede ser confuso para ella.

Gaspar asintió, comprendiendo su preocupación.

- De acuerdo, entiendo tu petición. Pero, por favor, no tardes mucho en hablar con ella. Se merece la verdad, por difícil que sea.

Emily asintió, comprendiendo la gravedad de la situación.

- Te prometo que pensaré en una forma de abordar todo esto y hablaré con Gabriela lo antes posible.

Emily terminó su almuerzo en silencio, dejando el ambiente cargado de tensión. Sabía que tarde o temprano tendría que tratar este tema tan delicado y complicado. Sólo esperaba no arrepentirse de la decisión que había tomado.

~*~

Cuando se reunió con su hija a la salida del trabajo, Emily la observó jugar con sus muñecas mientras pensaba en la conversación con Gaspar y en cómo podría abordar el tema con Gabriela sin que la niña se sintiera incómoda o confundida.

A Emily se le aceleraba el corazón y las palabras parecían querer salir de su boca en cualquier momento, pero necesitaba encontrar el equilibrio adecuado para hablar con Gabriela de forma sensible y acogedora.

Finalmente, Emily se acercó a Gabriela y se sentó a su lado en el suelo, junto a las muñecas. Sonrió y trató de dejar a un lado su ansiedad, deseosa de disfrutar de este momento tan especial con su hija.

- Oye, pequeña, ¿qué tal si me cuentas un cuento con tus muñecas? - sugirió Emily, intentando distraer a Gabriela unos instantes antes de entrar en el delicado tema.

Gabriela sonrió emocionada ante la idea y empezó a crear una narración llena de imaginación, mientras sus muñecas cobraban vida en sus manos. Emily se maravilló ante la creatividad de su hija y dejó que la historia fluyera.

Al cabo de unos minutos, Gabriela dejó de jugar y miró con curiosidad a su madre.

- Mamá, estás callada. ¿Te encuentras bien?

Emily la abrazó cariñosamente y le besó la frente, sintiendo un nudo en la garganta.

- Sí, mi amor, todo va bien. Sólo quería hablarte de algo importante.

Gabriela miró a Emily con sus ojitos atentos, con cara de preocupación.

- ¿Qué pasa, mamá?

Emily respiró hondo y eligió sus palabras con cuidado.

- Sabes, querida, hoy he conocido a alguien.

- ¿A quién? ¿Al tío Roger?

- No. A otra persona. Alguien a quien no he visto en mucho tiempo.

- ¿Es mi padre, mamá? ¿Por fin ha aparecido? ¿Quieres verme? - preguntó ansiosa.

Emily sintió que se le hacía un nudo en la garganta ante la pregunta de su hija.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo