Mientras el viento soplaba suavemente a su alrededor, Emily pensaba en la delicada situación en la que se había metido. No quería en absoluto que Gaspar se acercara a Gabriela. Pero, ¿cómo podía deshacerse de él? ¿Qué podía hacer para dejar de verle? Volvió al despacho en automático y sólo se dio cuenta de que había llegado cuando Roger le habló:
- ¿Has vuelto?
- Se me ha quitado el hambre... -respondió ella.
- ¿No has comido?
- No, no he comido.
- ¿Te ha pasado algo? - preguntó preocupada.
Emily no contestó de inmediato. No sabía si quería compartir este problema con Roger. Él siempre se había interesado por verla bien y apreciaba su amistad, pero era un asunto muy delicado.
- No, se me ha quitado el hambre. Comeré algo más tarde. Puedes almorzar ahora.
- ¿Está segura?
- Estoy segura. Adelante.
Roger la miró un poco desconfiado, pero se fue a comer. Emily se quedó sola y no podía dejar de pensar en su encuentro con Gaspar. Los recuerdos de todo lo que había pasado entre ellos estaban frescos. Sólo tenía que verlo y todo lo que había vivido volvía a ella. Lo bueno y lo malo. Sobre todo lo malo. Había tantas preguntas. ¿Qué quería con todo lo que decía? ¿Cómo la encontró? ¿Qué sabe de Gabriela? Y sobre todo: ¿qué hará si va a la prueba de ADN y el resultado es positivo?
Incluso le dolía la cabeza. Hoy no podría concentrarse en su trabajo. Tal vez sería mejor irse a casa y aclarar sus ideas. Coge su bolso y sale de la oficina sin despedirse de sus compañeros. Caminando por las concurridas calles de la ciudad, su mente se agitaba. Mientras volvía a casa, Emily se preguntaba cómo podía librarse de Gaspar. Era una figura misteriosa, llena de secretos, y parecía decidido a involucrarse de nuevo en su vida. Sabía que tenía que actuar, tomar medidas para protegerse a sí misma y a Gabriela.
Al llegar a casa, Emily cerró la puerta con llave y se tiró en el sofá, buscando un momento de paz y reflexión. Sintiéndose agotada, Emily fue a su dormitorio y se cambió de ropa. Se puso algo cómodo y decidió prepararse una taza de té para calmar los nervios. Mientras el agua hervía en la cocina, su mente no dejaba de darle vueltas a Gaspar y a los secretos que él parecía conocer. Sus emociones eran contradictorias. Al mismo tiempo que deseaba deshacerse de Gaspar, se preguntaba si no sería injusto para Gabriela, que siempre había anhelado tener un padre.
Pero Emily no conocía a Gaspar. Un día creyó conocerle y al entregarse a él en una sola noche, se quedó embarazada de Gabriela y cuando fue a verle para contárselo, descubrió que estaba prometido con otra mujer. Las semanas que pasaron hablando antes de conocerse, las cosas que él le decía, eran todas mentiras. Era un hombre comprometido y no se lo dijo.
Las palabras de Gaspar resonaron en sus oídos, recordándole lo convincente que había sido con sus mentiras. Se sentía engañada y traicionada, y una parte de ella no quería volver a tener nada que ver con él.
Sin embargo, había una voz en su interior que le recordaba la sonrisa inocente de Gabriela cada vez que mencionaba la posibilidad de tener un padre. Emily recordaba cómo Gabriela solía preguntarle por su padre y ella siempre respondía que no estaba, pero que había mucho amor y cariño a su alrededor.
La duda se apoderó de Emily mientras sostenía la taza de té caliente entre sus manos temblorosas. Por un lado, sabía que Gaspar había mentido y la había herido profundamente. Por otro lado, tal vez se merecía una segunda oportunidad para redimirse y estar presente en la vida de Gabriela. ¿Era justo privar a su hija del amor de su padre biológico sólo por sus acciones pasadas?
Emily suspiró, sintiendo cómo se intensificaba la tensión en sus hombros. Sabía que tenía que tomar una decisión, pero los sentimientos encontrados la dejaban confusa. Después de todo, Gaspar había vuelto a aparecer en su vida sin previo aviso.
Con su taza de té en la mano, Emily se sentó en el sofá y miró por la ventana, observando las luces de la ciudad que empezaban a encenderse. Se dio cuenta de que no podía aplazar la decisión por mucho tiempo. Era hora de afrontar la situación y hacer lo mejor para Gabriela y para ella misma.
Decidió que era mejor afrontarlo todo de forma armoniosa, al parecer Gaspar no apareció para pelear, sino que intentó hablar las cosas. Tal vez no causaría problemas en los tribunales, por ejemplo. Sólo si ella se negaba a hacerse la prueba de ADN. Por eso decidió que lo mejor era afrontarlo de inmediato. Pero no sabía cómo ponerse en contacto con él. En su nerviosismo, sólo podía pensar en huir y alejarse de él lo antes posible y no intercambiar números de teléfono. Iba a tener que esperar a que él volviera a aparecer, tal y como había hecho cuando vino a buscarla en su hora del almuerzo. Miró el reloj y ya era hora de recoger a Gabriela.
Se cambió rápidamente y salió de casa, en dirección al colegio de su hija. Cuando llegó, había muchos niños en la entrada. Era la hora de dejar a la niña y a veces los niños se alborotaban allí. Emily entró y se dirigió a la zona infantil. Cuando llegó frente a la habitación de Gabriela, se sobresaltó. Gaspar estaba allí, ¡hablando con Gabriela!
Emily se acercó rápidamente y escuchó parte de la conversación.
- Eres una chica muy guapa, Gabriela.
- ¿Tú también eres amiga de mamá?
- Digamos que sí...
- Nunca me habló de ti.
- Imagino que no.
Emily se acercó, cogió a Gabriela por los hombros, se puso a su lado y le dijo:
- ¿Qué crees que estás haciendo? - dijo, furiosa.
Gaspar la miró con una mezcla de sorpresa y aprensión. Sus ojos parecían llevar una mezcla de sentimientos, pero se mantuvo tranquilo y controlado.
- Perdona si te ha cogido por sorpresa, pero quería conocerte mejor -dijo con voz suave-. - Gabriela es una niña encantadora, como tú.
Emily sintió que su ira crecía aún más. ¿Cómo se atrevía a ir a buscar a Gabriela sin pedir permiso? ¿Y quién le permitía acercarse así a la chica? ¿Si era un secuestrador? ¿Cómo dejaron que un completo desconocido se acercara así a Gabriela? ¡Tendrás que arreglar esto con la dirección de la escuela!- No hay necesidad de enfadarse. Yo no he hecho nada. - dijo con calma.- ¡Pero claro que lo has hecho! - dijo Emily enfadada.Gaspar miró a Emily a los ojos, intentando mantener la calma ante su creciente furia. Sabía que había cometido un error al visitar a Gabriela sin consultar antes con Emily, pero estaba convencido de que su intención era sincera.- Comprendo que estés enfadada, Emily, y te pido disculpas por no haberte consultado antes de venir a visitar a Gabriela -dijo, manteniendo la calma-. - Pero tenía mis razones para hacerlo.Emily frunció el ceño, desconcertada por la respuesta de Gaspar. Quería entender lo que estaba pensando, pero su ira seguía dominando sus sentimientos.
Emily pasó varios días pensando en lo mismo. Había decidido que se haría la prueba de una vez por todas, pero le aterraba lo que podría suponer para sus vidas. Especialmente en la vida de Gabriela. Los recuerdos de las mentiras de Gaspar estaban frescos y ahora se preguntaba si no lo estaría haciendo de nuevo, si no estaría intentando engañarla para acercarse a Gabriela y luego hacerle daño, como le había hecho a ella en el pasado.Y toda esta confusión no pasó desapercibida para la amiga de Emily.- ¿Qué te preocupa así? - preguntó Leticia. Era la mejor amiga de Emily y estaba segura de que pasaba algo grave.- ¿Por qué lo preguntas?- No huyas del tema, Emily. Sé que ha pasado algo muy grave y no te deja dormir. Cuéntame qué ha pasado.Emily suspiró profundamente. Leticia sabía lo que le había pasado en el pasado, era la única que conocía toda la verdad. Los padres de Emily pensaban que había bebido demasiado y se había quedado embarazada de un completo desconocido. Emily les dijo
Gaspar estaba sentado en su oscuro salón, reflexionando sobre su turbulento pasado y las decisiones que había tomado. Entonces, mirando unas fotos de un evento de moda, vio una imagen de Emily y, junto a ella, una encantadora niña. Lo que vio le impactó. La niña se parecía mucho a él cuando era pequeño. ¿Era sólo una coincidencia o también por eso había desaparecido hacía cinco años?Mientras sondeaba las profundidades de sus recuerdos, recordó vívidamente el momento en que actuó insensible y cruelmente, hiriendo a Emily. Era un hombre dividido, enredado en un compromiso con Alice, su prometida, ahora esposa, pero incapaz de resistirse al encanto y la conexión que compartía con Emily. Esta dualidad le llevó a cometer errores imperdonables, manteniendo la verdad en secreto.Gaspar sentía el peso de su pasado sobre sus hombros. Estaba avergonzado y se arrepentía de haber engañado a Emily, de haberle mentido y de haberle hecho creer que tenían un futuro. La culpa le consumía y se daba cu
Las dos se miraron en silencio durante un largo rato. Emily sintió que el corazón se le aceleraba con todo lo que estaba pasando. Temía por sí misma y por Gabriela. No sabía exactamente qué quería Gaspar, pero no podía privar a su hija de conocer a su esperado padre.- Sólo voy a pedirte un poco de paciencia. Tengo que pensar en la manera de explicarle todo esto a Gabriela.- Por supuesto. No quiero causarle ningún dolor. Esperaré el tiempo que haga falta.Emily suspiró, sintiéndose un poco más aliviada con sus palabras.- Me alegro. Pensaré en la mejor manera de hablar con ella.- Esperaré a tener noticias tuyas entonces.Emily asintió y su almuerzo estuvo por fin listo.- ¿Puedo hacerte una pregunta? - dijo cogiendo los cubiertos para comer.- Sí, por supuesto.- ¿Cómo me has encontrado?Gaspar tardó en contestar. No quería decir que pagaras a un investigador, pero ¿cómo has podido encontrarme?- Investigué un poco -respondió vagamente, y Emily lo miró con suspicacia.- ¿Y cómo sabí
Emily respiró hondo, intentando controlar sus emociones.- Es un poco complicado, pero intentaré explicártelo todo.- ¿Estás bien, mamá?- Sí. Estoy un poco sensible.- ¿Así que es él? ¿Finalmente apareció, mamá?- En primer lugar, tendrás que hacerte un escáner para estar segura.- ¿Pero no sabes quién es mi padre?Emily se quedó mirándola. No sabía cómo explicar todos los problemas en los que se había metido huyendo de su padre. Por supuesto que no iba a contarle a la niña esa parte de la historia, no lo entendería.Emily miró a su hija a los ojos y vio la ansiedad y la curiosidad mezcladas en su inocente mirada. Volvió a respirar hondo y decidió que había llegado el momento de enfrentarse al pasado y asumir sus responsabilidades como madre.- Querida, sé quién es tu padre, pero antes de contártelo todo, tenemos que estar seguros. Por eso tienes que hacerte esta prueba. No es complicado, sólo un procedimiento para asegurarnos de que estamos haciendo lo correcto.Emily abrazó a su hi
Gabriela dio un paso atrás y miró la cara de su padre. Pasó sus pequeñas manos por su pelo, su barba, su cara.- ¡Qué guapo eres! - dijo abrazándolo de nuevo.Gaspar se rió y le besó la mejilla.- Tú también eres preciosa, pequeña. He esperado tanto este momento. Nunca pensé que conocería a alguien tan especial como tú -dijo Gaspar, embargado por la emoción, mientras estrechaba a Gabriela entre sus brazos.Los ojos de Gabriela brillaban de alegría mientras seguía explorando el rostro de su padre, curiosa y fascinada. Gaspar le acarició la espalda con ternura, sintiendo una conexión instantánea con la hija que acababa de conocer.- ¡Qué fuerte eres! - dijo Gabriela, tocando suavemente los músculos del brazo de Gaspar.Él sonrió orgulloso y contestó- Sí, querida, estoy aquí para protegerte y cuidarte siempre. Desde el momento en que supe de tu existencia, mi corazón se llenó de amor por ti.Gabriela le devolvió la sonrisa, sintiéndose segura en los brazos de su padre. Se dio cuenta de
Emily y Gabriela entraron en la casa y la niña se puso muy contenta. Entró dando saltitos y subió a su habitación. Emily se sentó en el sofá y respiró hondo, liberándose de la tensión del día. La reunión no había estado tan mal... pero aún desconfiaba un poco de Gaspar.- Mira, mamá, ¡mira! - Gabriela volvió corriendo del dormitorio.- ¿Qué pasa, mi amor?Gabriela le entregó una hoja de papel. Emily se quedó quieta, mirando el dibujo de su hija. Había dos muñecas más grandes y una más pequeña, cogidas de la mano.- ¡Esa soy yo, esa eres tú y ese es papá! - dijo señalando. - ¿Qué te parece?- Es precioso, hija mía.- Se lo voy a regalar a papá cuando venga a verme otra vez - dijo emocionada.- Seguro que le encantará.Gabriela sonrió y abrazó a su madre con fuerza.- Gracias, mamá.- ¿Por qué?- Por encontrar a mi padre.- ¿Qué te ha parecido?- Es guapísimo. ¿No lo es?- ¿Sólo pensaste que era guapo?- Y cariñoso, elegante y de dulce aroma.Emily se rió de la forma tan emocionada que
Pasaron unos días después de la revelación de Gaspar. Alice llevaba una semana sin hablarle y a él no le importaba. Sabía que en algún momento ella volvería a hablarle y todo se arreglaría.Un día llegó de la oficina y ella le estaba esperando sentada en el sofá. Gaspar miró en su dirección y la observó, intentando averiguar si se trataba de una pelea o si ella había aceptado el hecho.- ¿Cuándo voy a conocer a la chica?- ¿Y tú quieres eso? Creía que no querías saber nada de ella -respondió Gaspar, mirándola con suspicacia. Qué raro...- Bueno, no voy a negar que me enfureció tu traición, pero la chica no tiene la culpa de que seas tan gilipollas.- Ella no tiene la culpa de nada de lo que ha pasado, ni tampoco Emily, que no sabía que yo estaba comprometido contigo. A pesar de que todo era y sigue siendo como es.- ¿Por qué te ocultó lo del niño?- Porque se enteró de que estaba comprometida contigo.- Hmm...- Si hay alguien a quien culpar en esta historia, soy yo.- Estoy de acuerd