La vida actual de Emily es un verdadero testimonio de su determinación y fortaleza. Como madre soltera y empresaria de moda de éxito, encontró el equilibrio entre el cuidado de su hija y la gestión de su negocio.
Cada mañana se despertaba con el corazón lleno de gratitud. El sol empezaba a iluminar el cielo mientras ella se preparaba para el día. Se puso su impecable y elegante atuendo, una representación de su propia marca de ropa, una mezcla de sofisticación y estilo único que ha conquistado los corazones de muchas mujeres de todo el país.
Tras despertar a su hija, Emily la ayudó cuidadosamente a vestirse. Sus ojos brillaban de amor mientras le ajustaba los botones del vestido y le arreglaba el pelo. Ella era su mayor tesoro, la razón de su determinación y su éxito.
Mientras disfrutaban juntas de un saludable desayuno, Emily escuchaba atentamente las animadas historias de su hija sobre sus aventuras imaginarias. Era su mayor admiradora, siempre alentando su creatividad y alimentando sus sueños.
Tras despedirse con un cálido abrazo y tiernos besos, Emily se dirigió a su oficina, donde se produjo la magia. Su talentoso equipo la recibió con entusiasmo, listo para otro día de creación e innovación. Juntos, convertían telas e ideas en obras de arte. Emily dirigía con pasión y determinación, inspirando a todos los que la rodeaban para que alcanzaran su máximo potencial.
Mientras se ocupaba de las reuniones, la planificación de lanzamientos y otras responsabilidades empresariales, Emily nunca olvidaba dedicarse tiempo a sí misma. Se dio cuenta de que cuidar de sí misma era fundamental para ser una madre y una líder eficaz.
Al final del día, Emily volvía a casa deseosa de compartir las experiencias del día con su hija. Pasaban tiempo juntas, jugando, leyendo libros y compartiendo risas. Para ella, estos momentos eran preciosos y sagrados.
Cuando se preparaban para irse a la cama, Emily abrazaba a Gabriela con amor y gratitud. Sabía que todo lo que había conseguido, todo el éxito y la alegría que había encontrado, eran el resultado de su perseverancia y del amor incondicional que sentía por su hija. Y con la certeza en su corazón de que ninguna de las dos necesitaba a nadie más para completar su familia.
Una noche, antes de apagar las luces, Gabriela miró a Emily con ojos curiosos y le preguntó:
- Sabes, mamá, estaba pensando... Contigo tengo una familia maravillosa, pero... ¿qué se siente al tener un padre? Echo de menos tenerlo cerca.
Emily cogió la mano de su hija y sonrió suavemente, dándose cuenta de la sinceridad de la pregunta.
- Cariño, entiendo cómo te sientes. Es normal echar de menos a alguien que no conoces, sobre todo cuando imaginas cómo sería tener un padre a tu lado. Pero quiero que sepas que somos una familia completa, incluso sin un padre presente. Tienes todo mi amor y dedicación, y juntos podemos enfrentarnos a cualquier cosa.
Gabriela asintió, pero sus ojos seguían mostrando cierta tristeza. Emily continuó:
- No puedo desempeñar el papel de padre, pero estoy aquí para ser vuestra madre y vuestro padre al mismo tiempo. Tenemos un vínculo especial y siempre estaré a tu lado, apoyando tus sueños y celebrando tus logros.
Gabriela abrazó a su madre con fuerza, sintiéndose reconfortada por sus palabras.
- Pero mamá, ¿dónde está mi padre?
Emily pensó mucho en la respuesta a la pregunta de su hija. Hablar de aquel hombre le removía los sentimientos, pero sabía que en algún momento Gabriela preguntaría por su padre. Emily suspiró profundamente, mirando con ternura a los ojos de su hija antes de contestar:
- Querida, tu padre ya no está presente en nuestras vidas. Hubo algunas circunstancias difíciles y complicadas que nos llevaron a tomar caminos separados. Sé que puedes echarle de menos, pero quiero que entiendas que estoy aquí para ti, y que haré todo lo posible por llenar ese vacío y ser todo lo que necesites.
Gabriela bajó la mirada, procesando las palabras de su madre. Emily siguió manteniendo la calma y la dulzura en su voz:
- A veces las personas tienen que tomar decisiones que las alejan de nosotros, y aunque esto puede ser doloroso, es importante recordar que tenemos amor y felicidad en nuestras vidas, incluso sin su presencia. Tienes una madre que te quiere más que a nada en el mundo, y yo estoy aquí para apoyarte en todo momento.
Gabriela miró a Emily, sus ojos mostraban una mezcla de tristeza y gratitud. Volvió a abrazar a su madre, encontrando consuelo en su amor y comprensión.
- Mamá, estoy muy agradecida de tenerte a mi lado. Te quiero mucho.
Emily acarició cariñosamente el pelo de Gabriela.
- Yo también te quiero más de lo que puedo expresar, cariño. Somos un equipo, una familia fuerte y unida. Y juntas afrontaremos cualquier reto que la vida nos depare.
Con esa declaración, madre e hija se acurrucaron juntas en la cama, sintiéndose protegidas por el amor que compartían. Emily sabía que, aunque su padre era una ausencia dolorosa, tenían un amor y una conexión especiales que superaban cualquier ausencia. Estaba decidida a crear un entorno feliz y lleno de amor para Gabriela, donde pudiera crecer y florecer, independientemente de las circunstancias.
~*~
Al día siguiente, Emily siguió con su rutina, dejó a Gabriela en el colegio y se fue a su despacho. El día transcurrió tranquilo y Emily estaba muy contenta, ya que pudo hablar con Gabriela sobre el delicado tema de la paternidad y todo fue bien. Sabía que en algún momento de su vida, la niña volvería a preguntar por su padre, era natural, pero ella respondería con amor y sencillez. Y siempre estaría ahí para satisfacer cualquier necesidad de su hija, sin necesitar a nadie más.
Emily no esperaba encontrarse con el hombre del que había huido cinco años atrás, justo cuando su vida se había estabilizado, había conseguido rehacerse y era feliz...
A la hora de comer, fue a un restaurante cercano a su oficina, al que iba todos los días a almorzar. Mientras esperaba a que le prepararan la comida, miró en su móvil la agenda de pedidos de vestidos a medida. Estaba muy concentrada, tanto que no se dio cuenta cuando un hombre se acercó a su mesa y se sentó sin pedir permiso.
- Hola, Emily.
Se sobresaltó y finalmente levantó la vista hacia el hombre que se sentaba frente a ella, y se le heló el corazón al ver al padre de Gabriela tan cerca después de tantos años.
Emily no podía creer lo que veían sus ojos. Tenía que ser una pesadilla. Tenía que despertarse cuanto antes. No podía ser real. No ahora que su vida era feliz y estaba normalizada.- Por fin te he encontrado.- Lo siento, creo que me estás confundiendo... - dijo con nerviosismo en la voz.El hombre soltó una risa ahogada y la miró con decisión.- No. Es usted a quien busco desde hace exactamente cinco años.- Lo siento -dijo ella con voz temblorosa-. - Pero me temo que me has confundido con otra persona.Él la miró con ojos llenos de determinación y dijo:- No, querida. Eres la madre de mi hija.Emily frunció el ceño, intentando procesar las palabras del hombre que tenía delante. Recordaba claramente haberse marchado y no haber mencionado nunca su embarazo. ¿Cómo podía saber lo de su hija?- Lo siento, pero se equivoca -respondió ella, con la voz temblorosa por la incertidumbre-. - No tengo hijos propios y no sé cómo ha llegado a esa conclusión.El hombre suspiró, con una mezcla de fr
Mientras el viento soplaba suavemente a su alrededor, Emily pensaba en la delicada situación en la que se había metido. No quería en absoluto que Gaspar se acercara a Gabriela. Pero, ¿cómo podía deshacerse de él? ¿Qué podía hacer para dejar de verle? Volvió al despacho en automático y sólo se dio cuenta de que había llegado cuando Roger le habló:- ¿Has vuelto?- Se me ha quitado el hambre... -respondió ella.- ¿No has comido?- No, no he comido.- ¿Te ha pasado algo? - preguntó preocupada.Emily no contestó de inmediato. No sabía si quería compartir este problema con Roger. Él siempre se había interesado por verla bien y apreciaba su amistad, pero era un asunto muy delicado.- No, se me ha quitado el hambre. Comeré algo más tarde. Puedes almorzar ahora.- ¿Está segura?- Estoy segura. Adelante.Roger la miró un poco desconfiado, pero se fue a comer. Emily se quedó sola y no podía dejar de pensar en su encuentro con Gaspar. Los recuerdos de todo lo que había pasado entre ellos estaban
Emily sintió que su ira crecía aún más. ¿Cómo se atrevía a ir a buscar a Gabriela sin pedir permiso? ¿Y quién le permitía acercarse así a la chica? ¿Si era un secuestrador? ¿Cómo dejaron que un completo desconocido se acercara así a Gabriela? ¡Tendrás que arreglar esto con la dirección de la escuela!- No hay necesidad de enfadarse. Yo no he hecho nada. - dijo con calma.- ¡Pero claro que lo has hecho! - dijo Emily enfadada.Gaspar miró a Emily a los ojos, intentando mantener la calma ante su creciente furia. Sabía que había cometido un error al visitar a Gabriela sin consultar antes con Emily, pero estaba convencido de que su intención era sincera.- Comprendo que estés enfadada, Emily, y te pido disculpas por no haberte consultado antes de venir a visitar a Gabriela -dijo, manteniendo la calma-. - Pero tenía mis razones para hacerlo.Emily frunció el ceño, desconcertada por la respuesta de Gaspar. Quería entender lo que estaba pensando, pero su ira seguía dominando sus sentimientos.
Emily pasó varios días pensando en lo mismo. Había decidido que se haría la prueba de una vez por todas, pero le aterraba lo que podría suponer para sus vidas. Especialmente en la vida de Gabriela. Los recuerdos de las mentiras de Gaspar estaban frescos y ahora se preguntaba si no lo estaría haciendo de nuevo, si no estaría intentando engañarla para acercarse a Gabriela y luego hacerle daño, como le había hecho a ella en el pasado.Y toda esta confusión no pasó desapercibida para la amiga de Emily.- ¿Qué te preocupa así? - preguntó Leticia. Era la mejor amiga de Emily y estaba segura de que pasaba algo grave.- ¿Por qué lo preguntas?- No huyas del tema, Emily. Sé que ha pasado algo muy grave y no te deja dormir. Cuéntame qué ha pasado.Emily suspiró profundamente. Leticia sabía lo que le había pasado en el pasado, era la única que conocía toda la verdad. Los padres de Emily pensaban que había bebido demasiado y se había quedado embarazada de un completo desconocido. Emily les dijo
Gaspar estaba sentado en su oscuro salón, reflexionando sobre su turbulento pasado y las decisiones que había tomado. Entonces, mirando unas fotos de un evento de moda, vio una imagen de Emily y, junto a ella, una encantadora niña. Lo que vio le impactó. La niña se parecía mucho a él cuando era pequeño. ¿Era sólo una coincidencia o también por eso había desaparecido hacía cinco años?Mientras sondeaba las profundidades de sus recuerdos, recordó vívidamente el momento en que actuó insensible y cruelmente, hiriendo a Emily. Era un hombre dividido, enredado en un compromiso con Alice, su prometida, ahora esposa, pero incapaz de resistirse al encanto y la conexión que compartía con Emily. Esta dualidad le llevó a cometer errores imperdonables, manteniendo la verdad en secreto.Gaspar sentía el peso de su pasado sobre sus hombros. Estaba avergonzado y se arrepentía de haber engañado a Emily, de haberle mentido y de haberle hecho creer que tenían un futuro. La culpa le consumía y se daba cu
Las dos se miraron en silencio durante un largo rato. Emily sintió que el corazón se le aceleraba con todo lo que estaba pasando. Temía por sí misma y por Gabriela. No sabía exactamente qué quería Gaspar, pero no podía privar a su hija de conocer a su esperado padre.- Sólo voy a pedirte un poco de paciencia. Tengo que pensar en la manera de explicarle todo esto a Gabriela.- Por supuesto. No quiero causarle ningún dolor. Esperaré el tiempo que haga falta.Emily suspiró, sintiéndose un poco más aliviada con sus palabras.- Me alegro. Pensaré en la mejor manera de hablar con ella.- Esperaré a tener noticias tuyas entonces.Emily asintió y su almuerzo estuvo por fin listo.- ¿Puedo hacerte una pregunta? - dijo cogiendo los cubiertos para comer.- Sí, por supuesto.- ¿Cómo me has encontrado?Gaspar tardó en contestar. No quería decir que pagaras a un investigador, pero ¿cómo has podido encontrarme?- Investigué un poco -respondió vagamente, y Emily lo miró con suspicacia.- ¿Y cómo sabí
Emily respiró hondo, intentando controlar sus emociones.- Es un poco complicado, pero intentaré explicártelo todo.- ¿Estás bien, mamá?- Sí. Estoy un poco sensible.- ¿Así que es él? ¿Finalmente apareció, mamá?- En primer lugar, tendrás que hacerte un escáner para estar segura.- ¿Pero no sabes quién es mi padre?Emily se quedó mirándola. No sabía cómo explicar todos los problemas en los que se había metido huyendo de su padre. Por supuesto que no iba a contarle a la niña esa parte de la historia, no lo entendería.Emily miró a su hija a los ojos y vio la ansiedad y la curiosidad mezcladas en su inocente mirada. Volvió a respirar hondo y decidió que había llegado el momento de enfrentarse al pasado y asumir sus responsabilidades como madre.- Querida, sé quién es tu padre, pero antes de contártelo todo, tenemos que estar seguros. Por eso tienes que hacerte esta prueba. No es complicado, sólo un procedimiento para asegurarnos de que estamos haciendo lo correcto.Emily abrazó a su hi
Gabriela dio un paso atrás y miró la cara de su padre. Pasó sus pequeñas manos por su pelo, su barba, su cara.- ¡Qué guapo eres! - dijo abrazándolo de nuevo.Gaspar se rió y le besó la mejilla.- Tú también eres preciosa, pequeña. He esperado tanto este momento. Nunca pensé que conocería a alguien tan especial como tú -dijo Gaspar, embargado por la emoción, mientras estrechaba a Gabriela entre sus brazos.Los ojos de Gabriela brillaban de alegría mientras seguía explorando el rostro de su padre, curiosa y fascinada. Gaspar le acarició la espalda con ternura, sintiendo una conexión instantánea con la hija que acababa de conocer.- ¡Qué fuerte eres! - dijo Gabriela, tocando suavemente los músculos del brazo de Gaspar.Él sonrió orgulloso y contestó- Sí, querida, estoy aquí para protegerte y cuidarte siempre. Desde el momento en que supe de tu existencia, mi corazón se llenó de amor por ti.Gabriela le devolvió la sonrisa, sintiéndose segura en los brazos de su padre. Se dio cuenta de