Capítulo 65
—¡Alvi! ¡Por fin despertaste! —exclamó Noelia, lanzándose hacia él en un llanto desesperado.

Antes de que pudiera alcanzarlo, una voz aguda resonó en la habitación.

—¡Hermano! —gritó Cintia, quien también estaba en la habitación, interrumpiendo el momento. La expresión de Noelia cambió, sorprendida por el grito.

Cintia, en su silla de ruedas, rodeó a Álvaro con sus brazos y fingió llorar con desconsuelo.

—¡Estaba tan preocupada! Creí que no ibas a despertar. ¡Qué angustia!

Álvaro apenas reaccionó al gesto de Cintia y retiró suavemente su mano de la de Noelia mientras miraba alrededor de la habitación. Notó que Alicia estaba en un rincón, con los ojos enrojecidos, pero aparte de ellas tres, la habitación estaba vacía.

—¿Dónde está Gabriela? —preguntó, ansioso.

Cintia fingió sollozar, sin una sola lágrima.

—¿Gabriela? Hermano, ella no vino.

—¿No vino? —repitió Álvaro, confuso.

Podía jurar que en algún momento, medio adormecido, había sentido la presencia de Gabriela a su lado, escuchando
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