Capítulo 283
—No sueñes con volver a salir sola. Te juro que pondré a un montón de guardaespaldas siguiéndote a todos lados.

Gabriela no dijo nada.

Simplemente apartó la mano de Álvaro y se fue de la sala.

Él la observó irse y no la siguió.

En su lugar, se dejó caer en la silla donde ella había estado sentada, con la mente llena de preguntas sin respuesta.

—Señor —dijo la empleada mientras le entregaba a Álvaro el menú del desayuno de ese día.

Él hizo un ademán para que se retirara.

Sobre la mesa aún quedaban sobras del desayuno de Gabriela.

El señor Saavedra, tan acostumbrado a la buena vida, al parecer también había adoptado la costumbre de terminarse lo que su esposa dejaba, y no dejó ni una miga.

Media hora después.

Gabriela subió al auto para salir de la finca.

Tal como había prometido, Álvaro no dejó que Kian la acompañara.

Aunque, antes de partir, Kian estuvo a un paso de ponerle el cuchillo al cuello al chofer. Le advirtió que manejara con cuidado y que, si a Gabriela le faltaba un solo cab
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