Capítulo 257
Pero la joven subió al coche por el lado contrario sin dudarlo.

En Isla Mar de Cristal, la pesca había sido durante mucho tiempo la principal actividad económica.

Gabriela recordaba el caso de un chico que, en su primer día de pesca, capturó un cangrejo enorme. Mientras presumía su hallazgo, el animal lo pellizcó con fuerza y le causó una herida grave.

Él no le dio importancia; simplemente la enjuagó con agua y siguió con su vida.

Días después, se infectó la zona; lo llevaron al hospital de urgencia y le amputaron la mano, pero ni así pudieron salvarlo.

Desde entonces, cada vez que Gabriela comía mariscos, Emiliano se encargaba de quitar las conchas y demás, para que ella solo tuviera que disfrutar la carne.

Ante tal antecedente, Gabriela temía que Álvaro no fuera a darle la debida atención a la herida. Una infección sería fatal.

El auto apenas había avanzado unos minutos cuando Álvaro, quejándose de mareo, se recostó con un aire casi «frágil» y dejó caer la cabeza en el regazo de Gabr
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