Capítulo 603
El papel afilado cortó su delicada piel, y gotas de sangre roja cayeron.

Luis no se inmutó.

Incluso había una sonrisa fría en sus labios:

—Rásgalo, de todas formas es solo una copia.

Los ojos de Dulcinea estaban enrojecidos, mirándolo fijamente.

En ese momento, Luis se sintió aliviado. Pensó que finalmente habían dejado de fingir. Ya no tenía que actuar con ternura, y ella no tenía que ser sumisa.

La verdad siempre había sido cruel.

Entre ellos, desde el principio hasta el final, no había espacio para el amor. Con tanto odio acumulado en su corazón, ¿qué lugar había para los sentimientos?

Luis no insistió más.

Salió del cuarto y bajó las escaleras, aún con su porte altivo bajo la luz.

Clara estaba sosteniendo a Leonardo, tratando de consolarlo, y al ver a Luis bajar, se apresuró a acercarse:

—¿La señora ha comido algo?

Luis la miró y respondió fríamente:

—Que coma cuando quiera. Además, cancela las visitas del doctor Teodoro, no necesitará más sueros desde hoy.

Clara se quedó completam
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