Capítulo 610
Luis se aflojó la corbata y la tiró al sofá, mirándola:

—Los socios quieren que mi esposa me acompañe, ¿Catalina es mi esposa? Además, Catalina ya tiene dos hijos… No quiero tener una aventura con ella.

Dulcinea no pudo convencerlo.

Su cuerpo se relajó y su voz se suavizó:

—¿Cuántos días nos vamos?

Luis desabrochó tres botones de su camisa, y al ver su sumisión, se sintió conmovido y su deseo aumentó.

No se contuvo, se acercó a la cama,

levantó su barbilla y la besó, deslizando una mano por debajo de su camisón…

En unos pocos movimientos, la atrajo hacia él y la tomó.

Dulcinea se apoyó en su hombro, siendo dócil.

Si se rendía, él se detenía después de una o dos veces.

Pero si se resistía, Luis no se satisfacía hasta después de tres o cuatro veces, torturándola hasta que ella se aferraba a su cintura.

Últimamente, la buscaba todas las noches.

Ella no entendía, en su luna de miel, él no mostraba tanto interés por el sexo.

Quizás, siempre había tenido esas necesidades.

Simplemente, con me
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