Capítulo 609
Luis no se resistió.

Miró su mano y con voz baja dijo:

—Mañana volaremos a Ciudad BA. Por la noche, iremos a una cena juntos.

Dulcinea sabía que él estaba trabajando en un gran proyecto.

Ir a Ciudad BA significaba reunirse con los socios.

Ya no era una niña ingenua, había aprendido a negociar.

—Dices que no puedes liberar a mi hermano, pero sé que tienes el poder para que su vida en prisión sea más llevadera.

En ese momento, el crepúsculo se llevó el último rayo de sol.

Su rostro, delicado y pequeño, mostraba ahora la madurez de una mujer.

Luis la miró.

Luego sacó una cajetilla de cigarrillos del bolsillo, encendió uno.

El humo azul se elevó lentamente,

la miró a través del humo y, después de un momento, sacudió la ceniza con una ligera sonrisa:

—¿Quién te dijo eso? ¿Clara, o Catalina?

Pensó que ella no tenía contacto con nadie más.

Pero Dulcinea murmuró:

—Lo adiviné.

Luego, sonrió con amargura:

—Mi hermano es abogado, y aun así cayó en tus manos. Sé que con su posición, tienes que hab
Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP