Mi sueño no ha sido reparador en lo absoluto, hace mucho que no sé lo que es un día tranquilo pero decido darme una vuelta por la cafetería en donde trabajo para ayudarme a pagar los estudios —que he interrumpido por el momento— para saludar a mis compañeros ya que estoy de permiso una semana por mi reciente boda.
El inmenso letrero del De´Luca ha sido al fin cambiado por uno mucho más moderno, ¿pueden las cosas cambiar tanto en tan poco tiempo? Es muy llamativo, el fondo es negro y las letras doradas, tal como se lo había sugerido hace tiempo a Luca, me alegra que al fin alguien me haya prestado atención.
Asiento los codos sobre la barra y Luca se vuelve hacia mí al tiempo que se seca las manos en el delantal que ahora es también de color negro.
—Pero si aquí tenemos a la hija pródiga —dice sonriendo abiertamente y dos hoyuelos asoman en sus mejillas.
—Oye, solo me fui unos días.
—Pues para mí fueron años. Tengo tu delantal en la trastienda, aún envuelto en la bolsa por si estás lista para usarlo.
—Aún tengo el resto de la semana libre, Luca, en realidad solo pasaba por aquí y me encontré con que tenemos un nuevo letrero.
—¡Qué te parece! ¿eh? Que me ha quedado muy bonito, ¿verdad?
Luca es muy alto por lo que tengo que ponerme en puntillas para darle un pequeño golpecito en el hombro.
—Eres un tonto, fui yo quien te dijo que esa combinación era fantástica.
—¡Qué va, niña! Si por tí fuera habría sido rosa y rodeado de nubes de algodón.
—No soy tan boba, ¿me sirves un café?
—¿Capuccino con leche descremada como siempre? —pregunta y se vuelve hacia la máquina para prepararlo..
—No, creo que hoy merezco un espresso, muy, muy amargo, casi tanto como mi vida.
—¡Oye! Pero si apenas comienzas a probar las mieles del dulce matrimonio.
—Por Dios, Luca, lo único dulce que he probado desde que me casé son los pancakes con jalea que me preparé esta mañana —le sonrío y asiento mi trasero sobre la silleta.
—Pues si sigues tratando de endulzar tu matrimonio lo único que conseguirás es que te engorde el culo.
—¡Luca! —grito y luego me echo a reír—. Venga, ya dame ese capuccino que necesito algo que me despierte y pásame aquí el tarro de azúcar que me viene muy bien.
Se vuelve hacia mí para acercarme la taza y sin disimulo se recarga sobre la barra.
—Hoy entró un chico nuevo, se llama Killen y ¡está buenísimo!
Sí, he aquí un pequeño secreto acerca del maravilloso Luca, es gay y tiene especial debilidad por los chicos de piel clara y cabello oscuro.
Le sonrío, y después, como en cámara lenta, de la trastienda emerge un chico alto, de cabello castaño y piel bronceada por el sol que tropieza con una caja de utensilios que seguramente Luca ha olvidado a un lado de la puerta. Tiene los ojos más hermosos que he visto alguna vez y por alguna extraña razón no logro descifrar su color.
—Lo siento, lo siento —se disculpa de manera torpe.
Luca me mira y ladea la cabeza hacia un lado haciendo un gesto gracioso.
—Buenos días —saluda Killen.
Le sonrío y me inclino sobre mi cafe.
—¡Te lo dije! —dice Luca únicamente con un movimiento de labios y desaparece detrás de la puerta.
—Veo que ya te atendieron —dice el chico con voz ronca.
No debe tener más de 26 años y sin embargo tiene un rostro infantil que enternecería hasta a la abuela Michaela que era una amargada de lo peor —o al menos eso contaba mi padre—. La abuela Michaela era madre de mi madre y según contaba mi padre, lo odió hasta su último aliento e incluso se dedicó a hacer su vida miserable. Obviamente yo no puedo recordarlo, mi madre murió cuando yo tenía apenas cinco años de un cáncer linfático y fue mi padre quien me crió, quizá esa sea la razón de mi escasa femineidad. Prefiero la ropa cómoda a esos sexys vestidos que tienes que acomodar continuamente para que no dejen expuesto tu trasero y llevo el cabello corto, con el cuello al descubierto, porque no me gusta pasar horas frente al espejo intentando acomodarlo. Me llamo a mí misma “chica práctica”, aunque Lay prefiere llamarme “hemisferio izquierdo”, sí, precisamente como el lado del cerebro que rige la parte masculina. Creo que Lay siempre exagera.
—Eh, sí —logro balbucear—. Debes tener cuidado con las cajas, a Luca le gusta dejarlas desperdigadas por el suelo porque tiene una cámara que lo graba todo y después sube videos graciosos a su página de youtube.
—¡Oh! —exclama sorprendido— ¿En serio?
—No, cómo crees, Luca es maravilloso, como jefe y como ser humano.
—Me tranquilizas, ¿lo conoces de hace mucho?
—Trabajo aquí —respondo mientras lo observo rociar limpiador sobre la barra para después pasarle una franela.
—No te he visto por aquí.
—Estoy de vacaciones pero la próxima semana debo reintegrarme a mis labores, así que seremos compañeros.
—Pues mucho gusto, mi nombre es Killen, con doble L.
—Y el mío es Arah, con H al final —específico—. Creo que te llamaré Kill...—agrego sonriendo, «espero que con coquetería».
Por supuesto, Killen podría “kill me right now” y ni siquiera le opondría resistencia.
Después de una breve charla «o al menos es lo que me ha parecido porque veo en mi reloj que ha transcurrido casi una hora», me echo la bolsa al hombro y le digo a Killen que espero que nos veamos pronto, él sonríe de medio lado y Luca me dice “adiós” con la mano desde un extremo del local. Cuando estoy a punto de salir veo a través del ventanal el auto de Benjamin estacionarse justo frente a la cafetería. Abre la puerta desde adentro y me invita a subir con una "falsa sonrisa" iluminando su rostro. —Hola, pasaba por aquí y me pareció verte, así que decidí detenerme y héme aquí. ¿Vas a casa? No, estoy segura de que no pasaba por aquí, es casi seguro que me ha estado siguiendo. —Sí, iba a preparar el almuerzo, no sabía si comerías en casa pero supuse que era mejor prevenir. —Aún queda la comida china que no comimos ayer, si quieres podemos calentarla, así no tienes que cocinar. Ben arranca y en menos de diez minutos ya estamos en
Son las doce de la noche y sigo dando vueltas, Ben no ha vuelto a intentar meterse en mi cama y lo respeto por eso. Somos como dos extraños compartiendo la misma casa, no tenemos tiempo o no nos importa conocernos lo suficiente. Tengo vagos recuerdos de cuando éramos niños, él siempre estaba molestando por la manera en que vestía o me comportaba. Una vez tuve que darle una buena paliza para que me dejara en paz, nunca volvió a mencionar el incidente y luego el asunto quedó en el olvido. —¿Duermes? —pregunta desde el otro extremo de la puerta intentando no hacer mucho ruido. Pienso en hacerme la dormida pero en su lugar me siento en la cama y le digo que puede pasar, Ben se sienta en el borde. —No puedo dormir. —Yo tampoco —confieso. —Arah… —murmura y por primera vez toma mi mano y siento su calor —No me gusta que estemos viviendo de este modo, nos conocemos desde hace mucho tiempo y ¿ni siquiera podemos tratarnos como amigos? Detesto que me ig
¿Qué más da dormir juntos? No ha sido el fin del mundo, Ben ha sido muy cuidadoso, no me ha rozado ni siquiera una vez y creo que ambos hemos dormido como bebés recién nacidos. Es gracioso, no es que el odio se haya esfumado milagrosamente pero hacer una tregua me ha dado un poco de tranquilidad, incluso Ben se ha despedido de mí dándome un beso en la mejilla y no he opuesto resistencia. Cómo al descuido le he comentado que volveré a mi trabajo en la cafetería antes de lo planeado y a la escuela apenas entre la primavera. Uno de los motivos para volver es tener plata porque no soy de las que le piden al marido la gastada, el otro… Obviamente Killen, me muero por conocer a ese chico misterioso, así que me pongo mis vaqueros y la playera del De´Luca y me echo encima la chaqueta. Estoy a punto de salir cuando mi hermosa suegra se aparece, como un fantasma, en la puerta. —¿Ibas a salir, querida? —pregunta de manera irónica y no puedo evitar notar que ha dicho “ibas”, <
Estoy sentada, en el sillón de la terraza, bebiendo una copa de vino y a mi lado está Ben, estamos conversando de la visita de su madre, ¡y justo estoy haciendo lo que juré que jamás haría! Estoy llorando sobre su hombro desconsolada. —Estoy segura de que lo sabías, lo sabías y no me lo dijiste —me limpio la nariz que debe estar roja, por el llanto y el frío. Ben me cubre las piernas con una manta. —No, Arah, lo supe apenas hace un par de semanas. —¡Pero no podemos tener un hijo, Ben! No nos amamos… —¿Y qué? ¿Cuántos padres se divorcian y se vuelven enemigos hasta el fin de los tiempos? Nosotros hemos hecho un pacto y la hemos llevado bien. Podemos sobrevivir a eso y más. —¡Hicimos un pacto apenas anoche y ésto está avanzando demasiado rápido! —nuevas lágrimas se asoman y me pongo de pie como impulsada por un resorte— ¡No! ¡Todo esto parece una de esas horrorosas telenovelas en las que todo es un espantoso, aterrador y pavoroso c
Me levanto temprano por la mañana y con renovadas fuerzas. A pesar de todo he logrado descansar muy bien, al parecer, dormir a lado de Ben es reparador. Qué extraño, jamás lo hubiese imaginado, aunque quizá se deba a que toda la noche estuvimos intentando concebir al mentado hijo. ¡No puedo creerlo! ¿Cómo caí de bruces en esta situación? ¡Odio a los Johnson¡ ¡Odio a Ben! Pero más me odio a mí misma por estar siguiéndoles el juego, ¿y si lo de la enfermedad de mi suegra es tan solo una mentira para conseguir un heredero? ¡Bah! No creo, ella jamás mentiría con algo tan delicado, ¿o sí? Después de desayunar y de que Ben se haya marchado al Corporativo, me pongo mi uniforme para ir directo a la Cafetería. Le he avisado a Luca que estaré de vuelta y se ha puesto loco de contento, al parecer Killen aùn está muy verde y necesita de toda mi ayuda. He aquì a la indicada para prestársela. En cuanto entro a la cafeterìa, Luca se abalanza sobre mí y me
Cuando salgo a media tarde de la cafeterìa, siento que camino sobre nubes de algodón, solo puedo pensar en Killen y lo dulce que es. Sé que fui muy atrevida pero juro que es la primera vez que hago algo asi. El tío mola un montòn y no iba a desperdiciar la oportunidad, además solo fue un maldito beso y eso no le hace daño a nadie, ¿o sì? Estoy caminando por la acera cuando Ben pasa en su auto a mi lado y se detiene, justo en el momento en que entra un mensaje en mi celular: “Ya te extraño” leo en la pantalla, el remitente por supuesto es Kill. Sonrìo para mis adentros y subo al auto. Saludo a mi maridito, quien piensa que mi esplendorosa sonrisa se debe a la sorpresa que me dio al ir a buscarme, sorpresa tremenda la que iba a llevarse él de haber pasado màs temprano. Mientras estoy en la cocina, tarareo una vieja canción francesa y Ben se
—¡Buen día, Luca! —saludo con desparpajo toda vez que hago mi entrada triunfal a la cafetería. —Buen día, bella mía —responde Luca con un fingido acento italiano. Al parecer está de excelente humor. —Veo que estás muy contento el día de hoy —murmuro mientras me coloco el delantal del De´Luca. —¿Y cómo no habría de estarlo? ¡Tenemos visitas importantes! Me vuelvo hacia la derecha que es el mismo lugar al que se dirige su mirada y entonces puedo apreciarla en todo su esplendor: Lay está ahí del brazo de alguien que debe ser Paulo. Ambas gritamos y damos saltitos de alegría antes de correr a abrazarnos. —¡Dios, Dios! ¡No puedo creer que estés aquí! —grito antes de volverme hacia su acompañante para darle también un abrazo de bienvenida. —Queríamos sorprenderte —dice mi amiga y me toma de la mano para que vayamos a sentarnos. Luca hace una señal de aprobación y no
Estoy sentada en la terraza con una copa de vino, lo cual se me ha vuelto costumbre, pensando acerca de la boda de Lay y estoy tan sumida en mis pensamientos que ni siquiera me he percatado de que Ben no vino a comer el día de hoy, hasta que lo escucho abriendo la puerta del garage para estacionar la camioneta. Mi maridito atraviesa la cocina y abre la puerta corrediza que separa la sala de la terraza. —Hola, Ary, ya llegué —saluda y se sienta a mi lado, resoplando. —¿Un mal día? —le pregunto. —Algo hay de eso —responde agotado.. —Mi dia tampoco fue fácil —aclaro.