Ha sido demasiado fácil conseguir un empleo en el Corporativo Johnson & Johnson. No es un gran trabajo, tan solo soy la encargada de distribuir la correspondencia, así que no necesitaba experiencia. El gerente de Recursos Humanos me contrató en cuanto me vio. Por supuesto que usé mi principal encanto: “hacerle ojitos”, aunque como no soy una profesional en esos menesteres, debe haber pensado que algo estaba mal conmigo y rápidamente se conmovió. Hay que añadir que también acepté un sueldo mínimo por medio tiempo pero no importa porque el otro medio día trabajaré en la cafetería con Luca.
Los servicios para empleados de Johnson & Johnson, debo decir, son excelentes. Incluyen comedor a un costo ínfimo comparado con salir a comer en la calle, vales de despensa, ayuda para pasajes —a quienes ganamos el sueldo mínimo— y por supuest
Una vez afuera, Ben me hace atravesar todo el pasillo, al final, hay un gran ventanal que abre y que da a las escaleras de emergencia.—Vamos —dice.—Erm… Preferiría quedarme, ¿sabes? Aún no termina mi turno.—¡No me interesa el maldito turno, Arah, yo soy tu jefe!—Sonaste un poco como Darth Vader, ya sabes “yo soy tu padre” —respondo con un tono más grave, después hago una breve pausa—. Mmmmm…¿Mi jefe? Me encanta ese cliché, Ben, ¿crees que después podamos también poner en práctica el del profesor-alumna? —agrego intentando sonar provocativa.—No sé qué demonios está sucediendo contigo, Arah —dice Ben mientras seguimos bajando las escaleras—, ¿qué fue lo que te pasó mientras no estuviste aquí? &iqu
—Vengo a pedirte que cambies la fecha de tu boda —es lo que dice Ben mientras me mira con algo parecido al odio.Killen intenta ponerse frente a mi para cubrirme pero Luca le pide que me permita arreglar esto por mí misma, cree que ya soy lo suficientemente grande como para enfrentar los problemas por mí misma.—Lo siento, Ben, no puedo hacerlo.—¿Por qué, Arah? ¿Por qué te empeñas en arruinarme la existencia?De la nada, Bernard empieza a llorar y su llanto resuena en toda la cafetería, Ben me mira.—¿Qué demonios...? —intenta esquivarme para poder pasar.Antes de que pueda dar un solo paso, lo tomo por la camisa y lo acerco a mí. Lo beso, porque es lo único que se me ocurre hacer para evitar que entre a la cocina y descubra mi descomunal mentira.Cuando me separo, cierro los ojos, no quiero ver la mirada vac&
Termino mi turno antes de tiempo y me escondo en la bodega de utensilios de limpieza. Sé que Blue ha estado buscándome, estoy segura que quiere asesinarme y no quiero que encuentren mi cuerpo hecho pedacitos. Probablemente ya habló con Ben y no sé qué tanto le habrá dicho. Así que por ahora me siento a salvo aquí, rodeada de cubos, escobas y fregonas.Cuando dan las dos me asomo por una rendija de la puerta y como no veo a nadie por los pasillos asumo que todos se han ido a comer, así que me escabullo. Lo hago por las escaleras de emergencia, las que están detrás del ventanal y por las cuales Ben me hizo bajar hace unos días.Corro hacia la guardería para recoger a Bernard. Me inclino para abrazarlo en cuanto lo veo.—Hola, mi príncipe encantado —le doy un gran beso en la frente y lo levanto en brazos..Me vuelvo para caminar por la calzada y alca
Le pido al mayordomo del hotel que me consiga un carrito para bebé, Lay, Bernard y yo, iremos de compras mientras Luca y Killen se quedan en el casino. Luca asegura ser muy bueno para el blackjack y no escucha mis consejos.Entramos en una linda tienda de ropa para niños y compro un hermoso trajecito para Bernard. Luego nos movemos hacia una tienda de ropa para chicas. Los atuendos más chic y originales que había visto en mi vida pero la tienda es exclusiva y muy cara.—No deberías preocuparte por el precio —dice Lay— ahora que dispones de una cantidad que Ben dejó para tí.—No, Lay, no puedo hacer eso, ya gasté demasiado viniendo aquí y estoy segura de que Ben ya llamó al Licenciado Abney para saber de dónde obtuve los fondos para este viaje, probablemente esté furioso.—Aún es tu esposo, Arah.&mdash
Estamos en la cama y siento las manos de Ben recorriendo mi cuerpo; no tiene prisas, ahora que sabe que lo amo es mucho más delicado, no busca tanto su satisfacción como la mía.—Te amo, Ben —susurro en su oído mientras lo muerdo con delicadeza.—Y yo a tí, mucho más de lo que te imaginas.—Lamento haber tardado tanto.—¿Estás loca? Todo llega a su tiempo y éste es el nuestro.—En verdad quiero divorciarme —le digo mientras cambiamos de posición y me coloco sobre él.—¿Estás hablando en serio, Arah? —apenas puede hablar porque la excitación le corta el ritmo de la respiración.—En serio, no necesitamos un papel. Quiero una boda con la playa como testigo.—¿Podemos estar solos? ¿No te gustaría que nos casaramos desnudos y luego nos di
Héme aquí, en la iglesia, frente a un centenar de personas que ni siquiera conozco, dando el “sí quiero” al tipo que más aborrezco.¿Quieres saber por qué, alguien como yo, detesta a los hombres como Benjamin Johnson? Pues está claro: lo odio porque es uno de esos tipos que piensa que con su extraordinario físico (y escaso cerebro), puede tener al mundo y a la mujer que desee a sus pies… Excepto a mí pero esa es una historia que voy a guardarme para más adelante, cuando tenga las fuerzas suficientes para asestar el golpe final, el golpe maestro...Benjamín me mira fingiendo dulzura mientras coloca el anillo en mi dedo y estoy segura que no le importa en lo más mínimo que le odie hoy, mañana y pasado mañana, y por los siglos de los siglos…—Amén —respondo cerrando los ojos con fuerza mientras el sacer
Cuando abro los ojos la multitud que me rodea se está retirando lentamente y frente a mí solo queda Ben, quien intenta contener la furia que le causa verme en este estado. Me sujeta por la parte interna del brazo y consigue ponerme en pie. Ben es alto, fuerte y muy bien parecido pero es un estirado de lo peor, así que sonrío para mis adentros cuando me doy cuenta de que lo he hecho enfadar, ¡1 a 0 a mi favor y contando! —Me parece que has estado bebiendo —susurra uniendo sus labios a mi oído mientras intenta mantener la fría sonrisa en el rostro. —Y yo creo que es cosa que a tí no te importa —respondo intentando mover mis pies para no trastabillar y caer mientras lucho por seguirle el paso. Admito que es un buen bailarín, yo siempre he tenido dos pies izquierdos. —No me gusta que me avergüences, Arah, pagué mucho dinero por esta boda y odiaría que la arruinases. —Te dije que me casaría contigo, no que me dedicaría a hacerte feliz. —¿Po
Los invitados han comenzado a marcharse y es inevitable la vuelta a casa, Ben la estuvo acondicionando durante el tiempo que duraron los preparativos y no se cansa de repetir que voy a sorprenderme. Estoy segura que el muy maldito va a jugar sucio. Mientras viajamos en el automóvil no dejo de mirar a través de la ventanilla, no puedo dejar de pensar en los cinco años que me esperan y lo difícil que será afrontarlos; las relaciones en sí son muy complicadas, ¿cuánto más si estás al lado de alguien que no amas? En cuanto bajamos del auto, mi maridito me entrega un llavero, tiene cinco llaves y en el extremo cuelga un extraño corazón de cristal que cambia de color cuando lo pones a contraluz. Es lindo, pero no muy ad-hoc para una situación como la nuestra. Meto la llave en la cerradura y la giro, Ben me toma en brazos asegurando que es de mala suerte que la novia entre por su propio pie. —No seas ridículo y bájame, Benjamin —me quejo—. No tenemos por qué hacer é