—Vengo a pedirte que cambies la fecha de tu boda —es lo que dice Ben mientras me mira con algo parecido al odio.
Killen intenta ponerse frente a mi para cubrirme pero Luca le pide que me permita arreglar esto por mí misma, cree que ya soy lo suficientemente grande como para enfrentar los problemas por mí misma.
—Lo siento, Ben, no puedo hacerlo.
—¿Por qué, Arah? ¿Por qué te empeñas en arruinarme la existencia?
De la nada, Bernard empieza a llorar y su llanto resuena en toda la cafetería, Ben me mira.
—¿Qué demonios...? —intenta esquivarme para poder pasar.
Antes de que pueda dar un solo paso, lo tomo por la camisa y lo acerco a mí. Lo beso, porque es lo único que se me ocurre hacer para evitar que entre a la cocina y descubra mi descomunal mentira.
Cuando me separo, cierro los ojos, no quiero ver la mirada vac&
Termino mi turno antes de tiempo y me escondo en la bodega de utensilios de limpieza. Sé que Blue ha estado buscándome, estoy segura que quiere asesinarme y no quiero que encuentren mi cuerpo hecho pedacitos. Probablemente ya habló con Ben y no sé qué tanto le habrá dicho. Así que por ahora me siento a salvo aquí, rodeada de cubos, escobas y fregonas.Cuando dan las dos me asomo por una rendija de la puerta y como no veo a nadie por los pasillos asumo que todos se han ido a comer, así que me escabullo. Lo hago por las escaleras de emergencia, las que están detrás del ventanal y por las cuales Ben me hizo bajar hace unos días.Corro hacia la guardería para recoger a Bernard. Me inclino para abrazarlo en cuanto lo veo.—Hola, mi príncipe encantado —le doy un gran beso en la frente y lo levanto en brazos..Me vuelvo para caminar por la calzada y alca
Le pido al mayordomo del hotel que me consiga un carrito para bebé, Lay, Bernard y yo, iremos de compras mientras Luca y Killen se quedan en el casino. Luca asegura ser muy bueno para el blackjack y no escucha mis consejos.Entramos en una linda tienda de ropa para niños y compro un hermoso trajecito para Bernard. Luego nos movemos hacia una tienda de ropa para chicas. Los atuendos más chic y originales que había visto en mi vida pero la tienda es exclusiva y muy cara.—No deberías preocuparte por el precio —dice Lay— ahora que dispones de una cantidad que Ben dejó para tí.—No, Lay, no puedo hacer eso, ya gasté demasiado viniendo aquí y estoy segura de que Ben ya llamó al Licenciado Abney para saber de dónde obtuve los fondos para este viaje, probablemente esté furioso.—Aún es tu esposo, Arah.&mdash
Estamos en la cama y siento las manos de Ben recorriendo mi cuerpo; no tiene prisas, ahora que sabe que lo amo es mucho más delicado, no busca tanto su satisfacción como la mía.—Te amo, Ben —susurro en su oído mientras lo muerdo con delicadeza.—Y yo a tí, mucho más de lo que te imaginas.—Lamento haber tardado tanto.—¿Estás loca? Todo llega a su tiempo y éste es el nuestro.—En verdad quiero divorciarme —le digo mientras cambiamos de posición y me coloco sobre él.—¿Estás hablando en serio, Arah? —apenas puede hablar porque la excitación le corta el ritmo de la respiración.—En serio, no necesitamos un papel. Quiero una boda con la playa como testigo.—¿Podemos estar solos? ¿No te gustaría que nos casaramos desnudos y luego nos di
Héme aquí, en la iglesia, frente a un centenar de personas que ni siquiera conozco, dando el “sí quiero” al tipo que más aborrezco.¿Quieres saber por qué, alguien como yo, detesta a los hombres como Benjamin Johnson? Pues está claro: lo odio porque es uno de esos tipos que piensa que con su extraordinario físico (y escaso cerebro), puede tener al mundo y a la mujer que desee a sus pies… Excepto a mí pero esa es una historia que voy a guardarme para más adelante, cuando tenga las fuerzas suficientes para asestar el golpe final, el golpe maestro...Benjamín me mira fingiendo dulzura mientras coloca el anillo en mi dedo y estoy segura que no le importa en lo más mínimo que le odie hoy, mañana y pasado mañana, y por los siglos de los siglos…—Amén —respondo cerrando los ojos con fuerza mientras el sacer
Cuando abro los ojos la multitud que me rodea se está retirando lentamente y frente a mí solo queda Ben, quien intenta contener la furia que le causa verme en este estado. Me sujeta por la parte interna del brazo y consigue ponerme en pie. Ben es alto, fuerte y muy bien parecido pero es un estirado de lo peor, así que sonrío para mis adentros cuando me doy cuenta de que lo he hecho enfadar, ¡1 a 0 a mi favor y contando! —Me parece que has estado bebiendo —susurra uniendo sus labios a mi oído mientras intenta mantener la fría sonrisa en el rostro. —Y yo creo que es cosa que a tí no te importa —respondo intentando mover mis pies para no trastabillar y caer mientras lucho por seguirle el paso. Admito que es un buen bailarín, yo siempre he tenido dos pies izquierdos. —No me gusta que me avergüences, Arah, pagué mucho dinero por esta boda y odiaría que la arruinases. —Te dije que me casaría contigo, no que me dedicaría a hacerte feliz. —¿Po
Los invitados han comenzado a marcharse y es inevitable la vuelta a casa, Ben la estuvo acondicionando durante el tiempo que duraron los preparativos y no se cansa de repetir que voy a sorprenderme. Estoy segura que el muy maldito va a jugar sucio. Mientras viajamos en el automóvil no dejo de mirar a través de la ventanilla, no puedo dejar de pensar en los cinco años que me esperan y lo difícil que será afrontarlos; las relaciones en sí son muy complicadas, ¿cuánto más si estás al lado de alguien que no amas? En cuanto bajamos del auto, mi maridito me entrega un llavero, tiene cinco llaves y en el extremo cuelga un extraño corazón de cristal que cambia de color cuando lo pones a contraluz. Es lindo, pero no muy ad-hoc para una situación como la nuestra. Meto la llave en la cerradura y la giro, Ben me toma en brazos asegurando que es de mala suerte que la novia entre por su propio pie. —No seas ridículo y bájame, Benjamin —me quejo—. No tenemos por qué hacer é
Despierto pasado el mediodía, tengo resaca y necesito algo para sentirme mejor así que me dirijo al frigorífico, Ben ha sido cuidadoso, lo ha llenado con lo necesario e incluso me dejó una bebida rehidratante. Bebo el contenido y luego me preparo un desayuno ligero. Mi maridito debe haberse marchado temprano a terminar algún pendiente, así que tengo toda la casa para mí solita. Me estiro con toda tranquilidad y cojo el diario para echarle un vistazo. Las mismas noticias de siempre… Lo hago a un lado aburrida. Es domingo y no tengo nada qué hacer así que le llamo a mi mejor amiga. Su nombre es Layda pero la llamamos cariñosamente Lay; Lay es una chica super guay que por más negro que se vea el panorama siempre tiene la sonrisa sobre los labios y una palabra de aliento. —Buen día, señora Johnson —responde ni bien ha sonado el timbre. —Muy graciosa. —¿Cómo está todo por ahí? —”Está” que ya es suficiente. —¿Qué tal tu primer día de casada
Ben vuelve a casa pasadas las cinco de la tarde y con una de sus manos sostiene su móvil, con la otra una bolsa de papel que al parecer contiene comida, sin embargo, por aburrimiento o lo que sea, he preparado una deliciosa pasta alfredo a la que he agregado un poco de brócoli y pollo. —Vaya...—murmura al ver el recipiente al centro de la mesa—, pensé que no tenías ganas de hacer nada y traje un poco de comida de Lians, sé lo mucho que te gusta. —Y yo no sabía a qué hora volverías, así que preparé un poco de pasta. —¿Y también me esperaste para comer? —No es que te haya esperado, lo que sucede es que llegaste justo en el momento en que estaba a punto de sentarme. —Per