Mis amores, la historia de Marcelo y April aún le falta. Solo estaba presentando a Cassio y a Lucia, protagonistas de mi proximo proyecto. Espero que los amen al igual que los demás. XOXO.
COSECHA LO QUE SIEMBRA.TIEMPO DESPUÉS…April avanzó con sus lujosos tacones hacia la cama donde yacía la anciana, cuya vida, según el diagnóstico médico, se extinguía. No era una visita deseada, sino impulsada por la obligación hacia su abuela, quien ahora residía en una pensión para ancianos financiada por el gobierno, donde la calidad de vida y las comidas dejaban mucho que desear. A pesar de las súplicas de la anciana, April había tardado en reunir el coraje para visitarla.Al detenerse frente a la cama, observó a la mujer, visiblemente debilitada.—¿Querías verme? —preguntó, su voz desprovista de cualquier cariño. Las heridas del pasado habían erosionado cualquier afecto que pudiera haber sentido hacia su abuela.—April... —la anciana murmuró con esfuerzo—. Me estoy muriendo.April arqueó una ceja y frunció los labios con desdén.—Dime algo que no sepa. ¿Acaso pensabas que serías eterna?La mujer en la cama tosió débilmente.—Soy tu abuela y... nunca viniste a verme, después de q
EPÍLOGO.―Papá, tengo frío.April escuchó aquellas palabras desde su estudio. Estaba en la mitad de un plan de negocios para presentarlos a los nuevos inversionistas que irían a su empresa. Tras tres años de práctica y estudios, finalmente había formado su propia empresa, Marcelo le decía que no tenía que trabajar, pero ella quería su independencia financiera. Su marido siempre la halagaba, por supuesto, pero en el fondo sabía que le gustaría tenerla en casa.Dejo los papeles antes de agarrar la sudadera azul que su hijo había dejado tirada en el suelo. Pero cuando entró en la sala se dio cuenta de que no hacía falta. Marcelo ya se había girado en el escritorio para subir a su hijo de tres años a su regazo.Antoni le rodeó el cuello con los brazos antes de acurrucarse contra su pecho y rozarle el hombro con sus delicados rizos castaños.—Te quiero —dijo el niño con su voz dulce.—Yo también te quiero —contestó Marcelo con un tono de profunda sinceridad que desarmaba a April cada vez q
CAPÍTULO 1: EL TRABAJO DE SUS SUEÑOS April llegaba tarde de nuevo a su trabajo, bajo del autobús con prisa y corrió hacia la empresa con varios papeles debajo del brazo. Su cabello estaba hecho un desastre, apenas y le habia dado tiempo de peinarse esta mañana, entre su trabajo como secretaria del gerente de recursos humanos y su otro trabajo de medio tiempo, apenas y tenía tiempo de dormir. Miro su reloj e hizo una mueca, recordó la advertencia de su jefe, si volvía a llegar tarde de nuevo, la despediría y sinceramente eso era menos que necesitaba en este momento, sus cuenta bancaria estaba en cero y al igual que el ciudadano común de Chicago, habia acumulado demasiadas cuentas que necesitaba pagar. Miro el ascensor y su pie se movió inconscientemente, apretó los labios y volvió a mirar su reloj. «Demonios, este aparato infernal, ¿no puede venir más rápido?» Finalmente, la puerta se abrió y subió a toda prisa, afortunadamente no habia nadie, marco el numero de su piso y espero.
CAPÍTULO 2: ESTÁS DESPEDIDA.La puerta del departamento había quedado abierta y una docena de guardias de seguridad entraron corriendo. Y la palabra “gay” todavía resonaba en la habitación. Al ver entrar a los hombres, la mujer se acercó a Marcelo con enojo. Obviamente, él estaba mareado por la falta de aire y seguía tosiendo para recuperarlo.―Esto no se va a quedar así, Marcelo, voy a encargarme de que todos sepan quién eres en realidad. ¡Voy a destruir tu reputación!Luego se dio la vuelta y abandonó la habitación. April que estaba junto al sofá en cuanto vio que la mujer se iba, corrió hacia su jefe para preguntarle si necesitaba algo, pero corrió demasiado rápido y se resbaló con la pequeña alfombra.Mientras caía, extendió sus manos instintivamente y terminó agarrando accidentalmente la toalla de baño. Para sorpresa de todos, la toalla abandonó la cintura de Marcelo, mientras él se precipitaba hacia atrás y caía en el otro sillón, completamente desnudo.April miró fijamente la t
CAPÍTULO 3: LA MALA SUERTE DE LA FAMILIA.April termino de recoger sus cosas como pudo y se metió debajo la parada de autobuses, estaba mojada, hacia frio y para colmo, desempleada, ¿Qué más podía sucederle?Estaba pensando en esto cuando sonó su celular, lo saco de su bolsillo y respondió.―¿Hola?―Señorita, Jones. Le hablamos del hospital para pacientes cardíacos, queremos informarle que actualmente tiene dos facturas pendientes. De no cancelarlas a la brevedad posible, tendremos que sacar al paciente y suspender su tratamiento.Las manos de April temblaron y cerró los ojos, de repente le dolió la cabeza. A veces pensaba que Dios estaba en su contra. Respiro profundo y respondió.―Sí, entendiendo. Me pondré al día con los pagos, no se preocupe.La persona del otro lado, le dio un gracias y colgó.Ella se quedó inmóvil un momento, reflexionando sobre su vida. Una vida que no recordaba, después del accidente, su psiquiatra le dijo que fabricaría nuevos recuerdos, lo único malo es que
CAPÍTULO 4: UN NUEVO TRABAJO.Cuando April regresó a su departamento, comenzó a revisar la página de empleos del periódico. Todos eran pequeñas empresas, pero no perdió las esperanzas, algo es mejor que nada. Y después de hacer varias llamadas, se arrojó sobre la cama, limpiándose las lágrimas de los ojos.«Maldito, arrogante, ¿me despediste por salvarte? Debí mirar mientras esa mujer te estrangulaba.»Enterrando la cabeza en la almohada, se echó a llorar de la preocupación. Consideraba que su vida era nube negra, y deseo no tener que volver a ver jamás en su vida, Marcelo Mancini.Tarde en la noche, estaba profundamente dormida, cuando sonó su teléfono celular, busco a tientas en su mesita de noche y finalmente contestó.―Bueno…―Te espero mañana en la compañía.―¿Eh? ―la voz era familiar, pero no podía identificar de quién. ―¿Quién eres?―¡April! ―Marcelo, gruño del otro lado ―¿Cómo que quién? ¿No sabes quién soy?―¿Sabe qué? No estoy de humor para bromas. Quienquiera que sea, váyas
CAPÍTULO 5: UN CAMBIO DE IMAGEN Habiendo tomado la decisión, April dijo claro y fuerte. ―Sí. Acepto casarme contigo. Marcelo sonrió y palmeó satisfecho el escritorio. ―Perfecto. ―luego se giró y sacó su billetera y más atrás una tarjeta negra ilimitada, la miro nuevamente y se la entregó. ―Te daré el día libre para que cambies tu imagen, tienes 25 años, debes vestirte acorde a tu edad. April tiro de la parte inferior de sus pantalones, con la esperanza de cubrir sus zapatos y dijo avergonzada. ―Salí a toda prisa… ―No importa, mientras te vuelves una mujer normal, le pediré a mi abogado que redacte el contrato. Cuando regreses puedes firmarlo. ―¿Contrato? ―Sí, un contrato. Te estoy contratando, April, tómalo como otro trabajo más, además, solo estaremos casados por el periodo de un año. Luego de eso, cada uno puede tomar su camino. Ella quería preguntar, pero al ver la mirada de advertencia de su jefe tiránico, se contuvo. No obstante, cuando llegó a la puerta, pregunto tenta
CAPÍTULO 6: EL CHICO DE SU PASADO. Después de firmar, April regresó a su departamento. Marcelo le había pedido que estuviera temprano en la jefatura civil. Por lo visto, su matrimonio, sería algo sencillo, tampoco es que tuviera esperanzas. Ella estaba clara de que esto no era un matrimonio por amor, sino una transacción comercial. Cuando llegó a la entrada principal de la empresa, detuvo un taxi y se subió, en cuanto cerró la puerta del auto, respiro profundo, trato o comercial o no, a partir de mañana, comenzaría una nueva etapa de su vida. En cuanto April se fue, Marcelo se sirvió un poco de whisky y se sentó frente a su escritorio, abrió la gaveta y sacó una vieja fotografía, mirándola profundamente, su mente se transportó y lo llevó a su pasado. UNIVERSIDAD DE CHICAGO/ FACULTAD DE ECONOMÍA. ―¿Quieres un poco? ―un chico de cabello rubio y ojos azules le sonrió, el sol se había puesto detrás de él y ahora parecía un ángel caído del cielo. El corazón de Marcelo no pudo evitar