CAPÍTULO 1: EL TRABAJO DE SUS SUEÑOS April llegaba tarde de nuevo a su trabajo, bajo del autobús con prisa y corrió hacia la empresa con varios papeles debajo del brazo. Su cabello estaba hecho un desastre, apenas y le habia dado tiempo de peinarse esta mañana, entre su trabajo como secretaria del gerente de recursos humanos y su otro trabajo de medio tiempo, apenas y tenía tiempo de dormir. Miro su reloj e hizo una mueca, recordó la advertencia de su jefe, si volvía a llegar tarde de nuevo, la despediría y sinceramente eso era menos que necesitaba en este momento, sus cuenta bancaria estaba en cero y al igual que el ciudadano común de Chicago, habia acumulado demasiadas cuentas que necesitaba pagar. Miro el ascensor y su pie se movió inconscientemente, apretó los labios y volvió a mirar su reloj. «Demonios, este aparato infernal, ¿no puede venir más rápido?» Finalmente, la puerta se abrió y subió a toda prisa, afortunadamente no habia nadie, marco el numero de su piso y espero.
CAPÍTULO 2: ESTÁS DESPEDIDA.La puerta del departamento había quedado abierta y una docena de guardias de seguridad entraron corriendo. Y la palabra “gay” todavía resonaba en la habitación. Al ver entrar a los hombres, la mujer se acercó a Marcelo con enojo. Obviamente, él estaba mareado por la falta de aire y seguía tosiendo para recuperarlo.―Esto no se va a quedar así, Marcelo, voy a encargarme de que todos sepan quién eres en realidad. ¡Voy a destruir tu reputación!Luego se dio la vuelta y abandonó la habitación. April que estaba junto al sofá en cuanto vio que la mujer se iba, corrió hacia su jefe para preguntarle si necesitaba algo, pero corrió demasiado rápido y se resbaló con la pequeña alfombra.Mientras caía, extendió sus manos instintivamente y terminó agarrando accidentalmente la toalla de baño. Para sorpresa de todos, la toalla abandonó la cintura de Marcelo, mientras él se precipitaba hacia atrás y caía en el otro sillón, completamente desnudo.April miró fijamente la t
CAPÍTULO 3: LA MALA SUERTE DE LA FAMILIA.April termino de recoger sus cosas como pudo y se metió debajo la parada de autobuses, estaba mojada, hacia frio y para colmo, desempleada, ¿Qué más podía sucederle?Estaba pensando en esto cuando sonó su celular, lo saco de su bolsillo y respondió.―¿Hola?―Señorita, Jones. Le hablamos del hospital para pacientes cardíacos, queremos informarle que actualmente tiene dos facturas pendientes. De no cancelarlas a la brevedad posible, tendremos que sacar al paciente y suspender su tratamiento.Las manos de April temblaron y cerró los ojos, de repente le dolió la cabeza. A veces pensaba que Dios estaba en su contra. Respiro profundo y respondió.―Sí, entendiendo. Me pondré al día con los pagos, no se preocupe.La persona del otro lado, le dio un gracias y colgó.Ella se quedó inmóvil un momento, reflexionando sobre su vida. Una vida que no recordaba, después del accidente, su psiquiatra le dijo que fabricaría nuevos recuerdos, lo único malo es que
CAPÍTULO 4: UN NUEVO TRABAJO.Cuando April regresó a su departamento, comenzó a revisar la página de empleos del periódico. Todos eran pequeñas empresas, pero no perdió las esperanzas, algo es mejor que nada. Y después de hacer varias llamadas, se arrojó sobre la cama, limpiándose las lágrimas de los ojos.«Maldito, arrogante, ¿me despediste por salvarte? Debí mirar mientras esa mujer te estrangulaba.»Enterrando la cabeza en la almohada, se echó a llorar de la preocupación. Consideraba que su vida era nube negra, y deseo no tener que volver a ver jamás en su vida, Marcelo Mancini.Tarde en la noche, estaba profundamente dormida, cuando sonó su teléfono celular, busco a tientas en su mesita de noche y finalmente contestó.―Bueno…―Te espero mañana en la compañía.―¿Eh? ―la voz era familiar, pero no podía identificar de quién. ―¿Quién eres?―¡April! ―Marcelo, gruño del otro lado ―¿Cómo que quién? ¿No sabes quién soy?―¿Sabe qué? No estoy de humor para bromas. Quienquiera que sea, váyas
CAPÍTULO 5: UN CAMBIO DE IMAGEN Habiendo tomado la decisión, April dijo claro y fuerte. ―Sí. Acepto casarme contigo. Marcelo sonrió y palmeó satisfecho el escritorio. ―Perfecto. ―luego se giró y sacó su billetera y más atrás una tarjeta negra ilimitada, la miro nuevamente y se la entregó. ―Te daré el día libre para que cambies tu imagen, tienes 25 años, debes vestirte acorde a tu edad. April tiro de la parte inferior de sus pantalones, con la esperanza de cubrir sus zapatos y dijo avergonzada. ―Salí a toda prisa… ―No importa, mientras te vuelves una mujer normal, le pediré a mi abogado que redacte el contrato. Cuando regreses puedes firmarlo. ―¿Contrato? ―Sí, un contrato. Te estoy contratando, April, tómalo como otro trabajo más, además, solo estaremos casados por el periodo de un año. Luego de eso, cada uno puede tomar su camino. Ella quería preguntar, pero al ver la mirada de advertencia de su jefe tiránico, se contuvo. No obstante, cuando llegó a la puerta, pregunto tenta
CAPÍTULO 6: EL CHICO DE SU PASADO. Después de firmar, April regresó a su departamento. Marcelo le había pedido que estuviera temprano en la jefatura civil. Por lo visto, su matrimonio, sería algo sencillo, tampoco es que tuviera esperanzas. Ella estaba clara de que esto no era un matrimonio por amor, sino una transacción comercial. Cuando llegó a la entrada principal de la empresa, detuvo un taxi y se subió, en cuanto cerró la puerta del auto, respiro profundo, trato o comercial o no, a partir de mañana, comenzaría una nueva etapa de su vida. En cuanto April se fue, Marcelo se sirvió un poco de whisky y se sentó frente a su escritorio, abrió la gaveta y sacó una vieja fotografía, mirándola profundamente, su mente se transportó y lo llevó a su pasado. UNIVERSIDAD DE CHICAGO/ FACULTAD DE ECONOMÍA. ―¿Quieres un poco? ―un chico de cabello rubio y ojos azules le sonrió, el sol se había puesto detrás de él y ahora parecía un ángel caído del cielo. El corazón de Marcelo no pudo evitar
CAPÍTULO 7: LA NUEVA SEÑORA MANCINI. No había mucha gente en la oficina de registro. Así que los trámites de para casarse fueron rápidos y sin problemas. Después de salir de la oficina, April respiro profundamente, aún le resultaba difícil creer que se había casado con su jefe. Miro a su nuevo marido con algo de vergüenza, no sabía cómo actuar o que decir. Mientras tanto, Marcelo le dio una de esas miradas penetrantes y se divirtió cuando la vio ponerse nerviosa. Metió la mano en su chaqueta y saco una pequeña cajita de terciopelo color rojo. Incluso hoy se había levantado más temprano que de costumbre para ir él personalmente por el anillo, algo totalmente raro. Ya que, por lo general, delegaba este tipo de cosas a su secretario personal. ―Ten, es para ti. ―dijo sin mucha emoción. ―¿Para mí? ―April miro asombrada la pequeña caja y su corazón no pudo evitar emocionarse, en su interior sabía lo que era. ―Sí, ¿no tienen las novias un anillo de bodas? ―Bueno, sí, pero… ―Ábrelo, qu
CAPÍTULO 9: ¡MI MARIDO ES GAY! April deseo poder encontrar una grieta en el suelo y que se la tragara, avergonzada, se cubrió la cara con el periódico. El hombre debajo de Marcelo vio a April y de inmediato lo empujo con fuerza, se apretó la toalla alrededor de la cintura y dijo con expresión agraviada. ―¡Con un demonio, Marcelo! ¿Cómo permites que tus empleados entren así? Marcelo se puso de pie y se sacudió el cuerpo de manera natural. ―Si tienes miedo de perder la cara, no vuelvas a usar mi toalla. ―Ja, ósea que, ¿todo es por esta estúpida toalla? ¿Cómo querías que saliera? ¿Desnudo? ―el hombre se rascó el cabello con irritación y señalo a April. ―Tú, deja de estar parada ahí como estatua y ve por un café. Ella asintió rápidamente, miro al hombre que parecía familiar y luego miro el periódico en su mano. «¿No es este el hombre de la foto?» April se quedó dónde estaba, y aún no había ido por el café. El hombre con la toalla estaba a punto de regañarla, cuando Marcelo hablo.