Hola, gracias por acompañarme en esta nueva aventura. Recuerda dejar tu comentario, me gusta leerlos.
CAPÍTULO 6: EL CHICO DE SU PASADO. Después de firmar, April regresó a su departamento. Marcelo le había pedido que estuviera temprano en la jefatura civil. Por lo visto, su matrimonio, sería algo sencillo, tampoco es que tuviera esperanzas. Ella estaba clara de que esto no era un matrimonio por amor, sino una transacción comercial. Cuando llegó a la entrada principal de la empresa, detuvo un taxi y se subió, en cuanto cerró la puerta del auto, respiro profundo, trato o comercial o no, a partir de mañana, comenzaría una nueva etapa de su vida. En cuanto April se fue, Marcelo se sirvió un poco de whisky y se sentó frente a su escritorio, abrió la gaveta y sacó una vieja fotografía, mirándola profundamente, su mente se transportó y lo llevó a su pasado. UNIVERSIDAD DE CHICAGO/ FACULTAD DE ECONOMÍA. ―¿Quieres un poco? ―un chico de cabello rubio y ojos azules le sonrió, el sol se había puesto detrás de él y ahora parecía un ángel caído del cielo. El corazón de Marcelo no pudo evitar
CAPÍTULO 7: LA NUEVA SEÑORA MANCINI. No había mucha gente en la oficina de registro. Así que los trámites de para casarse fueron rápidos y sin problemas. Después de salir de la oficina, April respiro profundamente, aún le resultaba difícil creer que se había casado con su jefe. Miro a su nuevo marido con algo de vergüenza, no sabía cómo actuar o que decir. Mientras tanto, Marcelo le dio una de esas miradas penetrantes y se divirtió cuando la vio ponerse nerviosa. Metió la mano en su chaqueta y saco una pequeña cajita de terciopelo color rojo. Incluso hoy se había levantado más temprano que de costumbre para ir él personalmente por el anillo, algo totalmente raro. Ya que, por lo general, delegaba este tipo de cosas a su secretario personal. ―Ten, es para ti. ―dijo sin mucha emoción. ―¿Para mí? ―April miro asombrada la pequeña caja y su corazón no pudo evitar emocionarse, en su interior sabía lo que era. ―Sí, ¿no tienen las novias un anillo de bodas? ―Bueno, sí, pero… ―Ábrelo, qu
CAPÍTULO 9: ¡MI MARIDO ES GAY! April deseo poder encontrar una grieta en el suelo y que se la tragara, avergonzada, se cubrió la cara con el periódico. El hombre debajo de Marcelo vio a April y de inmediato lo empujo con fuerza, se apretó la toalla alrededor de la cintura y dijo con expresión agraviada. ―¡Con un demonio, Marcelo! ¿Cómo permites que tus empleados entren así? Marcelo se puso de pie y se sacudió el cuerpo de manera natural. ―Si tienes miedo de perder la cara, no vuelvas a usar mi toalla. ―Ja, ósea que, ¿todo es por esta estúpida toalla? ¿Cómo querías que saliera? ¿Desnudo? ―el hombre se rascó el cabello con irritación y señalo a April. ―Tú, deja de estar parada ahí como estatua y ve por un café. Ella asintió rápidamente, miro al hombre que parecía familiar y luego miro el periódico en su mano. «¿No es este el hombre de la foto?» April se quedó dónde estaba, y aún no había ido por el café. El hombre con la toalla estaba a punto de regañarla, cuando Marcelo hablo.
CAPÍTULO 10: TRABAJO DE MEDIO TIEMPO.Cuando April estaba a punto de seguir a los demás, Marcelo cerró la puerta y se giró para mirarla. Su mirada era una combinación de jefe enojado y seductor. Ella sacó la lengua y se humedeció los labios.Marcelo no podía apartar sus ojos de los jugosos y rosados labios, ahogo un gemido en su interior.―S… señor…Él alzó una ceja y dio un paso hacia ella.―¿Cómo acabas de llamarme? ―preguntó seriamente.―Sé… ―April recordó lo que le había dicho y se disculpó ―Perdón… quise decir Marcelo.Por alguna razón, desde que la escucho llamarlo por su nombre, su cuerpo, reaccionaria en consecuencia, específicamente su entrepierna. Lo cual podría considerarse un milagro, ya que, durante tantos años, nunca sucedió con ninguna mujer. La única persona que había logrado el mismo efecto en él era exactamente igual a ella. Por eso pensó que esa era la razón.―Marcelo, tengo que salir ―dijo casi susurrante ―Si me quedo aquí mucho tiempo, los empleados van a pensar
CAPITULO 10: ¡SALVANDO AL JEFE! En ese momento sonó el teléfono del organizador, y se alejó para contestar. April dio un suspiro de alivio, estaba a punto de volver a su puesto cuando escucho la conversación de la exnovia de Marcelo. De hecho, se veía bastante femenina ese día, llevaba un vestido ajustado y el cabello recogido, incluso llevaba tacones. ―Hice una cita con él, vendrá, te lo aseguro… ―April agudizo el oído y se acercó lentamente ―Por supuesto, Marcelo sabe que fui yo quien vendió la noticia, vendrá a buscar justicia. Los ojos de April se abrieron como platos. «¿Quiere decir que hoy vendrá aquí… por ella?» ―No me importa, lo voy a intentar esta noche, ya sea que le guste un hombre o una mujer, ¡Voy a vengarme! Ahora April se preocupó, de hecho, no le importaba ser descubierta, cuanto más escuchaba, más estaba segura de que tenía que prevenir a Marcelo. «¿Qué clase de persona es esta mujer? Y sobre todo, ¿Qué es lo que pensaba hacer para vengarse?» De repente, un ca
¡SALVANDO AL JEFE! (II) April los siguió rápidamente y observo que esperaban el ascensor. La mujer de repente se puso de puntillas y lo abrazo, sus manos recorrieron con avidez sus hombros hasta sostener su nuca. Una luz despiadada brillo en sus ojos. ―Marcelo, ¿puedes decirme en que soy inferior a ese hombre? Los labios de April se apretaron con fuerza y sus manos se cerraron en puños, cuando estaba a punto de dar un paso, la expresión de Marcelo cambio y empujo a la mujer. ―¿Qué… qué me hiciste? Megan se burló ―Nada, únicamente quiero mi regalo de cumpleaños. Solo será esta vez y luego no nos volveremos a ver en el futuro. ―¿Qué… que le pusiste al vino? ―Marcelo comenzó a sentirse extraño. La mujer extendió una mano para acariciar su mejilla y Marcelo instintivamente quiso retroceder, pero su cuerpo se volvió muy pesado y su visión borrosa. Agarro el hombro de Megan y apretó los dientes antes de preguntar. ―¿Me drogaste? ―Todo va a estar bien osito. ―sonrió con malicia ― Ya
UN JEFE CALENTURIENTO ―Je… jefe, ¿se encuentra bien? Marcelo miró a la nerviosa April y sus pensamientos estaban un poco confusos, había algo inexplicable en su cuerpo que estaba estallando, quería controlarlo, pero no podía. Mientras tanto, ella quitó las cuerdas y trato de alejarse de él, pero Marcelo sostuvo su cintura con fuerza y sus ojos continuaron mirándola con un palpable deseo. ―Señor… ―April sostuvo sus manos cuando el intento ir más arriba ―La situación me obligo. Para salvarlo… tuve que decir todo esto, por favor no me despida. Con la lección aprendida en el pasado, ahora ella estaba profundamente preocupada por su futuro. Pero Marcelo, se negaba a dejarla ir y sus manos se deslizaron por la piel de sus muslos expuestos. ―Te… necesito… ―murmuro con voz ronca. La necesidad en su voz hizo estragos en el cuerpo de April y por primera vez se sintió tentada en descubrir el sexo. «¡Oh, Dios! ¿Por qué, porque a mí?» Bajo la mirada y se encontró con el apuesto rostro de su
ENFRENTANDO AL JEFE ―¡Señor! ¡Jefe! ―April lo remeció levemente, pero Marcelo seguía sin contestar. Sus manos estaban temblorosas y tenía el corazón en la garganta, llevando una culpa a cuestas, ¿Cómo podría soportar llevar una más? Sin embargo, se obligó a calmarse. ―Piensa April, piensa. ―de repente una idea vino a su cabeza y se inclinó hacia él lentamente, coloco su mano debajo de su nariz y se relajó cuando vio que respiraba. ―Gracias a dios. Dejo el jarrón a un lado y se dejó caer en la cama, mirando a su esposo falso medio desnudo y a punto de ser violado. Se sorprendió de todo lo que podía pasar en una noche, pero luego, las palabras que había dicho hace un momento se repitieron en su mente. «Te extraño mucho» April se cubrió el rostro con las manos y sus ojos se volvieron húmedos, todo parece indicar que él no la estaba viendo a ella, sino a alguien más. Se quedó en esa posición un largo rato, hasta que se calmó y luego fue él por el teléfono de Marcelo. Llamo a Layton,