Abajo dejaré una nota de autor. jeje
Gracias por llegar hasta aquí, espero que les hubiese gustado mi historia. La novela de Alexandra Tcherassi está en negociaciones, pero si todo sale bien estará disponible en febrero. Crucemos los dedos. De todas formas, estén pendientes de mis redes que allá anunciaré cualquier cosa que pase, solo escriban Diego Almary en cualquier red social y ahí aparezco jejeje Ahora haré una lista con las novelas de los personajes que aparecen en esta historia, para las nuevas. . La novela de Franco y Aurora (Sueños de Mafia) . La historia de Oliver y Lia, donde aparecen Portia y Helene por primera vez (Los rostros de CEO) . La historia de Esther y Leonel (El CEO vagabundo y la hija mimada de millonario) . La historia de Valentina y Gael (La Heredera Olvidada) Aquí aparece Itsac y Toro por primera vez. La novela donde aparece por primera vez Alexandra Tcherassi, por si se quieren poner en contexto antes de que inicie su historia es: (Destinada a ti) Aunque todas estas novelas estén conect
El avión entró en otra turbulencia que sacudió el interior con violencia al tiempo que un fuerte relámpago iluminaba a los pasajeros aterrados que se aferraban a sus asientos. Las luces se apagaron.Una nueva contracción invadió el cuerpo de Helene y la hizo retorcerse de dolor mientras las manos de la azafata la sostenían contra el asiento. — Respira — le decía, era alta y atractiva, con el cabello oscuro como el suyo. Era una amiga, Ana Leticia. Cuando la contracción terminó, Helene respiró. Todo el asiento estaba manchado del líquido amniótico que había escapado de su cuerpo y mojaba el piso alrededor. — ¿Dónde está mi esposo? — le preguntó a Ana Leticia y la joven miró hacia la otra azafata que estaba ahí tratando de calmar a los asustados pasajeros, era morena — ¡¿Dónde está mi esposo?! — preguntó de nuevo con más insistencia. Lo necesitaba, solo él podía ayudarla a sobrellevar la situación. — No está — le dijo al fin la otra azafata — no está, el piloto no está en la cabina
La habían abandonado en la iglesia y Helene nunca se había sentido más humillada en toda su vida. Se sintió como una muchacha estúpida y torpe, y se quedó ahí de pie frente al altar por un par de horas mientras los invitados se alejaban poco a poco dedicándole una mirada de lástima. Solo quedaron sus amigos, y sus hermanos, pero Helene no quería escucharlos, no quería oír a nadie, solo quería escapar de todo, de su vida sin sentido, así que dio media vuelta y se fue, dejando caer el ramo de rosas en el camino. ¿A dónde iría? No tenía idea, solo quería buscar su propia vida. Apagó el celular y tomó lo último que tenía en la billetera y corrió al aeropuerto, desesperada, dolida, con los ojos hinchados de tanto llorar y el corazón roto. — ¿A dónde quiere ir? — le preguntó la recepcionista cuando Helene se acercó a comprar el boleto de avión. ¿A dónde quería ir? No tenía idea. Levantó la cabeza para ver los destinos que estaban en una tabla tras la recepcionista y un cartel llamó su
— ¡Suéltala! — ordenó de nuevo el desconocido y el policía se rio. — Serán dos muertos esta noche — dijo y corrió hacia el desconocido para golpearlo, pero él era más rápido y fuerte y en un par de movimientos logró derribar al policía. — ¡Ahí están! — gritaron más hombres llegando a la escena, el desconocido corrió, tomó a Helene de la muñeca y la levantó. — Tenemos que irnos, ¡Ahora! — Tenía la mano grande y muy cálida, y Helene se dejó guiar por las intrincadas calles hasta que perdieron a quienes los perseguían cerca del mar, en el centro de la ciudad. Se detuvieron en una tienda, estaban empapados y Helene miró al hombre, era de unos treinta, con el cabello rubio y los ojos claros, de hecho, era muy atractivo. — ¡¿Qué diablos hacía en la parte más peligrosa de la ciudad?! — la regañó él y se sentó en una banca del parque, Helene se sentó a su lado. — Es que soy nueva en la ciudad. — Con más razón debería de ser cuidadosa — al ver que la muchacha se tensó el hombre
Helene apretó los puños y bajó la mirada, todavía podía sentir la mejilla del hombre en su palma cuando le dio la cachetada, pero ya se había disculpado, ¿No? La noche anterior estaba llena de adrenalina, asustada, y él se había inclinado hacia ella y Helene pensó que se cobraría el salvarle la vida con un beso. De cualquier forma, lo había abofeteado, a su futuro jefe, a su futuro instructor del cual dependería la vida que creyó era la que le tenía el destino… como siempre, Helene arruinándolo todo. Itsac continuó hablando para todos los presentes, pero la amenaza directa que le dedicó la dejó incómoda. De vez en cuando, el piloto le dedicaba una mirada. — En media hora haremos un examen teórico y de habilidades para elegir solamente a los cincuenta mejor calificados para el trabajo. Recuerden que este curso es gratis, pero no por eso será fácil, de hecho, será todo lo contrario — miró a Helene una última vez antes de dirigirse a los demás — les enseñaremos: Física, matemáticas
Helene gritó, trató de quitarse la silla, pero estaba pegada a su pantalón. muy muy pegada.— Maldita pelirroja — maldijo, era una trampa y había caído como una estúpida. Una mesera de la cafetería llegó a ayudarla, pero el pegamento que habían usado era fuerte, debía agradece que no se le hubiera pegado a la piel o la hubiese quemado. — Tengo la solución — dijo y se quitó la correa. No había más alternativa que quitarse los pantalones y eso hizo, quedando en ropa interior. Varias de las persona que había ahí la miraron, pero Helene estaba acostumbrada a eso. Metió la mano en su mochila y sacó una falda corta que tenía. Si algo le habían dejado sus años de modelo, era el tener siempre algo de ropa extra, siempre. Su puso la falda y la ajustó. — Si es capaz de arrancar eso de ahí, quédatelos — le dijo a la mesera y emprendió carrera al auditorio. Corrió con todas sus fuerzas los cien metros que la separaban del lugar y cuando logró ver las puertas era la última que faltaba por
— Felicidades — le dijo Itsac después de un rato — espero que no sea suerte de principiante — pero Helene únicamente sonrió y recibió el papel. Para desgracia de Helene, la Brenda también entró en el top cincuenta para competir por los puestos de polito. Pero Helene no dejó amainar su alegría, había ocupado el primer puesto. Esa noche en el hotel se sentó en el borde de la cama y tomó su celular, si se quedaría ahí por meses, sus propios ahorros por sí solos definitivamente no eran suficientes, necesitaba ayuda. — Carlo, cuñadito — dijo en cuanto el hombre contestó al otro lado. — Mocosa tonta, ¿Dónde estás? ¡No puedes desaparecer de esa forma sin decir nada! — Helene aguantó la regañisa de su cuñado — te pasaré a Portia. — ¡No! — la cortó ella — mi hermana de seguro sacará la mano por el teléfono y me golpeará. — Pues te lo mereces. — Carlo… Necesito este tiempo para mí, para estar sola, para pensar qué es lo que realmente quiero de mi vida y… creo que encontré lo que q
Toro seguía insistiendo en los mimo, en que le pidiera a Helene ser su esposa falsa.— Le salvé la vida y me abofeteó — Toro soltó una carcajada, lo hacía cada vez que se lo contaba. — Lo siento — dijo cuando se calmó — ya mandé a investigar a Fernando Bertinelli, es un mafioso peligroso de acá de la ciudad, pero no parece que la esté buscando por lo que vio, creo que está a salvo… y creo también que te ayudará en este favor cuando sepas que no solo le salvaste la vida anoche si no que también la estás protegiendo ahora. — Ella fue testigo de un crimen, es tan inocente que pensó que no pasaría nada, no creo que los secuaces de Bertinelli dejen pasar esto por alto, y si lograron reconocerla por que antes era famosa… es mejor tenerla vigilada. Pero hago esto por ayudarla y lo haría por cualquiera, no creo que acepte ser mi esposa falsa solo por eso. — Tal vez sí. — Es mejor otra. — Ya no tenemos tiempo, Itsac, es ahora o nunca — el rubio miró hacia la pista donde otro avión aterriz