― Pero, torre de control, eso es una locura ― dijo Itsac a través del radio, a lo lejos se lograba ver la tormenta que asechaba a la ciudad.― Ya le dije, ese aeropuerto está ocupado, un avión tuvo un problema en el tren de aterrizaje y obstaculiza el camino, debe virar y aterrizar en el que le indiqué.― sí, Pero hay una fuerte tormenta, puedo verla desde aquí, los instrumentos me dicen que…― Es es una orden directa ― le interrumpió la mujer al otro lado. ― no lo entiendo.― Simplemente es una orden, me la dieron y yo se la estoy transfiriendo, debe aterrizar en este aeropuerto, la pista está disponible, la tormenta no es tan fuerte como para que no le permita aterrizar.Itsac apretó el volante con mucha fuerza, le dio tanta rabia que se le calentó la cara. Miró a Saúl y su copiloto se encogió de hombros.― Créeme, si el otro aeropuerto estuviera disponible Te juro que desobedecería esa orden contigo, pero, ¿cómo vamos a aterrizar si hay un avión atravesado en la pista? debemos ir
Itsac se volteó, levantó El puño en lo alto y golpeó dos veces con mucha fuerza la cara de Amadeus, las heridas aún no estaban cicatrizadas y la cara comenzó a sangrarle, tenía todo el cuerpo quemado, tanto que era irreconocible, era un monstruo física e internamente. Cuando otra nueva sacudida del avión los lanzó a los dos de lado, Itsac se puso de pie con dificultad, corrió hacia donde Amadeus había puesto la varilla y la quitó con esfuerzo de entre el tren de aterrizaje.El lugar era estrecho, Amadeus se puso de pie, el arma había rodado unos metros más allá y comenzó a arrastrarse para tomarla. Itsac no tendría tiempo de llegar con ella, así que salió corriendo y se escondió tras un panel mientras el hombre descargaba El arma hacia él. Uno, dos, tres disparos. Itsac se preocupó de que le diera algo importante.― ¡Me lo arrebataste todo! ― le gritó a Amadeus, incluso su voz había cambiado a pesar de ser reconocible ― Me quitaste todo y por eso voy a matarte y voy a dejar que muera
Seis meses después Helene se sentó en el asiento del piloto, los ojos se le llenaron de lágrimas, no podía expresar todo lo que estaba sintiendo. Al fin lo había conseguido, al fin era una piloto, lo era legal y en toda la regla. Una vez terminó todo aquello, encontraron el cadáver de Amadeus e Itsac lo sepultó en el cementerio central de la ciudad, lo más lejos posible de sus padres, Al otro lado. Fue un mes extraño, ser madre era tan diferente, todos la visitaban. Franco y Aurora llegaron desde Italia, su hermano Oliver y su cuñada lía llegaron con su pequeña sobrina Hada que observó a su primera primita con los ojos llenos de alegría. Incluso la mismísima Esther, hermana de Carlo, llegó con su esposo Leonel a visitarla. ― Me han contado todo lo que hiciste ― le dijo ― Me alegra tanto que hubieras encontrado tu camino en la vida ― le dijo ella y Helene la abrazó. ― Te perdiste de una muy buena historia ― le comentó. La muchacha sonrío. ― Estaba por ahí, disfrazándome vagabunda
Gracias por llegar hasta aquí, espero que les hubiese gustado mi historia. La novela de Alexandra Tcherassi está en negociaciones, pero si todo sale bien estará disponible en febrero. Crucemos los dedos. De todas formas, estén pendientes de mis redes que allá anunciaré cualquier cosa que pase, solo escriban Diego Almary en cualquier red social y ahí aparezco jejeje Ahora haré una lista con las novelas de los personajes que aparecen en esta historia, para las nuevas. . La novela de Franco y Aurora (Sueños de Mafia) . La historia de Oliver y Lia, donde aparecen Portia y Helene por primera vez (Los rostros de CEO) . La historia de Esther y Leonel (El CEO vagabundo y la hija mimada de millonario) . La historia de Valentina y Gael (La Heredera Olvidada) Aquí aparece Itsac y Toro por primera vez. La novela donde aparece por primera vez Alexandra Tcherassi, por si se quieren poner en contexto antes de que inicie su historia es: (Destinada a ti) Aunque todas estas novelas estén conect
El avión entró en otra turbulencia que sacudió el interior con violencia al tiempo que un fuerte relámpago iluminaba a los pasajeros aterrados que se aferraban a sus asientos. Las luces se apagaron.Una nueva contracción invadió el cuerpo de Helene y la hizo retorcerse de dolor mientras las manos de la azafata la sostenían contra el asiento. — Respira — le decía, era alta y atractiva, con el cabello oscuro como el suyo. Era una amiga, Ana Leticia. Cuando la contracción terminó, Helene respiró. Todo el asiento estaba manchado del líquido amniótico que había escapado de su cuerpo y mojaba el piso alrededor. — ¿Dónde está mi esposo? — le preguntó a Ana Leticia y la joven miró hacia la otra azafata que estaba ahí tratando de calmar a los asustados pasajeros, era morena — ¡¿Dónde está mi esposo?! — preguntó de nuevo con más insistencia. Lo necesitaba, solo él podía ayudarla a sobrellevar la situación. — No está — le dijo al fin la otra azafata — no está, el piloto no está en la cabina
La habían abandonado en la iglesia y Helene nunca se había sentido más humillada en toda su vida. Se sintió como una muchacha estúpida y torpe, y se quedó ahí de pie frente al altar por un par de horas mientras los invitados se alejaban poco a poco dedicándole una mirada de lástima. Solo quedaron sus amigos, y sus hermanos, pero Helene no quería escucharlos, no quería oír a nadie, solo quería escapar de todo, de su vida sin sentido, así que dio media vuelta y se fue, dejando caer el ramo de rosas en el camino. ¿A dónde iría? No tenía idea, solo quería buscar su propia vida. Apagó el celular y tomó lo último que tenía en la billetera y corrió al aeropuerto, desesperada, dolida, con los ojos hinchados de tanto llorar y el corazón roto. — ¿A dónde quiere ir? — le preguntó la recepcionista cuando Helene se acercó a comprar el boleto de avión. ¿A dónde quería ir? No tenía idea. Levantó la cabeza para ver los destinos que estaban en una tabla tras la recepcionista y un cartel llamó su
— ¡Suéltala! — ordenó de nuevo el desconocido y el policía se rio. — Serán dos muertos esta noche — dijo y corrió hacia el desconocido para golpearlo, pero él era más rápido y fuerte y en un par de movimientos logró derribar al policía. — ¡Ahí están! — gritaron más hombres llegando a la escena, el desconocido corrió, tomó a Helene de la muñeca y la levantó. — Tenemos que irnos, ¡Ahora! — Tenía la mano grande y muy cálida, y Helene se dejó guiar por las intrincadas calles hasta que perdieron a quienes los perseguían cerca del mar, en el centro de la ciudad. Se detuvieron en una tienda, estaban empapados y Helene miró al hombre, era de unos treinta, con el cabello rubio y los ojos claros, de hecho, era muy atractivo. — ¡¿Qué diablos hacía en la parte más peligrosa de la ciudad?! — la regañó él y se sentó en una banca del parque, Helene se sentó a su lado. — Es que soy nueva en la ciudad. — Con más razón debería de ser cuidadosa — al ver que la muchacha se tensó el hombre
Helene apretó los puños y bajó la mirada, todavía podía sentir la mejilla del hombre en su palma cuando le dio la cachetada, pero ya se había disculpado, ¿No? La noche anterior estaba llena de adrenalina, asustada, y él se había inclinado hacia ella y Helene pensó que se cobraría el salvarle la vida con un beso. De cualquier forma, lo había abofeteado, a su futuro jefe, a su futuro instructor del cual dependería la vida que creyó era la que le tenía el destino… como siempre, Helene arruinándolo todo. Itsac continuó hablando para todos los presentes, pero la amenaza directa que le dedicó la dejó incómoda. De vez en cuando, el piloto le dedicaba una mirada. — En media hora haremos un examen teórico y de habilidades para elegir solamente a los cincuenta mejor calificados para el trabajo. Recuerden que este curso es gratis, pero no por eso será fácil, de hecho, será todo lo contrario — miró a Helene una última vez antes de dirigirse a los demás — les enseñaremos: Física, matemáticas