Mamastras
Lucrecia corrió hacia los niños y Alonso les vio a lo lejos, estaba tan molesto como agradecido de que estuvieran vivos. Los papás de los otros niños ya habían llegado, una mujer veía de mala manera a Alonso. 

—¿Su hijo tiene algún morete?

—Lucrecia no sabes lo que pasó...—susurró Alonso 

—No me importa.—Declaró Lucrecia. — ¡¡Quite esa mirada!! 

—Y si no qué, rubia oxigenada tetas operadas. 

—Son naturales —gritaron Lucrecia y los niños al unísono. Alonso se acercó al grupo y puso una mano en la espalda de su novia. 

—¿Lucrecia, porque no les pones hielo en la cara? —sugirió Alonso. 

Lucrecia  estaba en  modo mamá molesta. Para los Pieth eso era una n
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