Alonso se levantó de inmediato e intentó explicarse. Lucrecia le aseguró que necesitaba de todo menos explicaciones. Estaba cansada. De ir, venir, sufrir, callar, esperar.
La joven había organizado una fiesta libre de hombres, una fiesta en la cual solo estaban invitadas sus amigas en sus mejores pijamas y con copas de cóctel enormes. Las chicas tenían unos vasos de bombillos.—¿Qué están haciendo ese club de bandidas?—Saltando en el trampolín, pero creen que están volando—respondió Lucrecia.—Está preciosa la casa, Lucrecia.—La felicitó Marcela.Niza se acercó junto a Olivia.—Tengo un regalo de casa—Dijo Olivia y se los entregó.—Es una tontería, pero Alonso nos regaló lo mismo, espero no haberle copiado el regalo, ahora que lo pienso.—Gracias—replicó y abrió el empaque. Eran llaveros con las iniciales de Priscila y Lucrecia, además de sus cosas
Alonso y sus hijos estaban en la piscina, nadando en bóxer. El joven había pedido una pizza y hot dogs, además de batidos y gaseosas. Fabio se acercó a su papá y le dio un abrazo. Alonso sonrió y no preguntó por qué, solo disfrutó.—Tenemos mucho de que hablar—Anunció Franco.—Necesitamos planear la fiesta de Pri, el evento de mamá, la fiesta de Lucrecia.—Lucrecia canceló su viaje, Carrick y Julianne tienen un negocio que atender.—Genial y qué vas a hacer.—No sé, comprarle un pastel.—Ay papá, Dios te ayude—Dijo Lauren.—Ahoguémoslo—propuso el menor de sus hijos y se subió en su espalda los otros ayudaron a terminar de hundirle.—Ya reflexionaste.—S&i
Alonso puso a su novia en el suelo y le dio un beso en los labios, la acercó a él y le mostró el sótano como lo había decorado el lugar con unas cuantas rosas y velas, un colchón y unos apetitivos y unas cuantas velas.—¿Quieres que las encienda?—¿Tú hiciste esto o Serena?—Yo, Lucrecia—Aclaró con un falso tono de ofensa y los dos rieron.—Hasta aspiré el colchón.—¿Sabes que no podemos?—Sí, pero podemos tomar una copa de vino, a solas —Dijo mientras la servía.—Descansar un momento.Alonso vio su celularEllisEsto es terrible.EmilioNo tanto, la verdad, yo estaría tratando de tener sexo en el trampolín y e
Lucrecia y Priscila fueron a cenar con el señor Cheng, los dos estaban conversando como si se conocieran de toda la vida y Lucrecia les veía en silencio.—Mamá estos días me voy a quedar en casa del abuelo.—Ok, Emma está emocionada de recibirte cuando gustes o si papá tiene que salir corriendo.—Nosotros nos las arreglaremos—replicó Priscila.Lucrecia no dijo nada, solo vio el celular. Desde el sábado en la noche Alonso había estado en una especie de ley del hielo que la estaba volviendo loca. La joven se quedó en silencio—¿Por qué no estás diciendo cosas de mamá?—Alonso... No parece... No parece que venga conmigo, pero igual voy a viajar.—Podemos ir contigo.—No es personal, pero, voy a pasar mi cumpleaños p
Alonso y Lucrecia bajaron y la joven se encontró con rosas rosadas por toda la casa, hasta salir al jardín el cual estaba inundado de rosas blancas rosadas, amarillas, anaranjadas y en las mesas había un color lilas, divinas.—Las pinté yo mismo.—Lucrecia le vio seria.—¿Por qué no estás riendo?—No harías eso.—Ellis siempre le dice a Marcela.—Él las pinta.—Alonso vio a su novia y a su hermano pequeño el cual estaba pasando mermelada por el pan de sus hijas.—Papá, llevamos una hora esperando no seas mal educado.—Feliz cumpleaños, Lu—gritó el menor de los hijos de su novio. Todos comenzaron a felicitarle. Lucrecia saludó a todos sus invitados, amigos del trabajo, amigos de la familia.
Volviendo loco al jefeLucrecia despertó primero y escuchó el teléfono de Alonso sonar, fue corriendo contestar y se sorprendió al encontrarse con una videollamada por parte de Samuel, Franco y Priscila.—Buenas, qué tal si nos hubiesen intentado matar—Amenazó Charlie.—Una infección intestinal—Añadió Priscila.—Cáncer—Declaró Fabio y todos sus hermanos le vieron antes de reír.—Hola, chicos.—Hola—Respondió el resto.—¿En dónde están?—En una isla preciosa.—¿Qué van a hacer hoy?—preguntó Lauren.—Aparte de lo obvio—Alonso ajustó la cámara y sonrió al ver a los chicos. 
Lucrecia estaba sorprendida con el retiro y con todo el trabajo y esfuerzo que había significado para Alonso el cual no es fan del yoga, la meditación ni las energías. Había trabajado duro en cumplir con las metas.Llevaban un día en silencio absoluto. Lucrecia tomó una ducha y fue a vestirse. Todo se sentía tan diferente dentro de ella. Esa paz, esa felicidad, se sentía mejor que con años de terapia.Alonso estaba sentado viendo el mar cuando Lucrecia le acarició en el hombro y los dos sonrieron.La música volvió a sonar para indicar que el silencio había finalizado.Lucrecia tomó la mano de Alonso y le dio un beso en los labios. Él sonrió y los dos decidieron hablar en el silencio que les había conectado. Sabían que tenían unas dos horas antes de la terapia grupallos
Tokio fue una experiencia impactante, la ciudad es una locura es como probar un pedazo del futuro con una mezcla cultural única, sin embargo, Japón es más que una gran ciudad desarrollada, también es un destino turístico y en él estaba el lugar favorito de Alonso.Siempre quería disfrutar de Okinawa. El mar la montaña, la vida en general era maravillosa, el lugar perfecto para desentenderse, disfrutar y descansar y le parecía el lugar perfecto para disfrutar con Lucrecia y proponerle matrimonio.Alonso llevaba los últimos días pensándolo y una propuesta no era lo que quería. Ellos habían hablado. Lucrecia estaba conversando con Valentina. Las dos estaban riendo mientras Alonso hacía una conferencia con todos sus hijos. Los ocho pares de ojos le miraban con atención mientras esperaban que su papá hablase. En realidad estaba