Goa

Alonso y Lucrecia bajaron y la joven se encontró con rosas rosadas por toda la casa, hasta salir al jardín el cual estaba inundado de rosas blancas rosadas, amarillas, anaranjadas y en las mesas había un color lilas, divinas. 

—Las pinté yo mismo. —Lucrecia le vio seria. 

—¿Por qué no estás riendo?

—No harías eso. 

—Ellis siempre le dice a Marcela. 

—Él las pinta. —Alonso vio a su novia y a su hermano pequeño el cual estaba pasando mermelada por el pan de sus hijas. 

—Papá, llevamos una hora esperando no seas mal educado. 

—Feliz cumpleaños, Lu —gritó el menor de los hijos de su novio. Todos comenzaron a felicitarle. Lucrecia saludó a todos sus invitados,  amigos del trabajo, amigos de la familia. 
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