Prólogo
Luciano Gill se encontraba en una esquina de la sala de conferencias, observando con admiración como el hombre que se había comportado como padre ahora él hablaba seriamente. Emiliano Donovan dirigía una reunión crucial para la fábrica de vinos que había construido con tanto esfuerzo y dedicación, ya que los negocios no podían detenerse a pesar de su enfermedad. El hombre mayor irradiaba una energía que desafiaba su frágil estado de salud y su voz resonaba con autoridad por todo el lugar, haciendo que los empleados lo miraban con respeto, conscientes de que estaban ante un verdadero maestro en el arte de la viticultura.
Sin embargo, tras la reunión la preocupación de Luciano se hizo evidente para algunos de los presentes. Se acercó a su padre cuando creyó que fue suficiente y con su rostro reflejando una mezcla de frustración y cariño decidí hablarle.
– Creo que ya es suficiente. Deberías volver a casa viejo terco porque necesitas descansar – le dijo tratando de mantener la calma cuando todos los empleados ya se habían ido.
Emiliano al escuchar eso con una sonrisa desafiante desestimó la sugerencia, debido a que él no se sentía débil en apariencia.
– Será mejor que no digas tonterías muchacho ¿Descansar? Sabes mejor que nadie que mi lugar está aquí, trabajando por esta empresa y no en casa con la latosa de tu madre – respondió con cierta diversión en su luz.
Luciano sabía que la relación entre Emiliano y Lucrecia era tensa desde hace años, pero no podía evitar sentir que esas palabras eran un reflejo de la lucha interna de Emiliano por no volverse loco al lado de ella. A pesar de su carácter fuerte, ese que siempre lo había caracterizado,
la enfermedad lo había debilitado mucho y Luciano temía que su obstinación lo llevara a un desenlace trágico. Además, Luciano sabía que su madre no era una mujer fácil, ya que hasta a él los acaba de sus casillas.
Antes de que pudieran retirarse a sus respectivas oficinas un grito de dolor interrumpió la conversación de inmediato. Emiliano se llevó la mano al pecho como si quisiera arrancarse el corazón y su rostro palideció de inmediato tras una queja de angustia que escapó de sus labios.
Luciano medio paralizado por el miedo sintió que el tiempo se detenía ante sus ojos. Sin embargo, sin pensarlo dos veces, sacó su teléfono del bolsillo de su pantalón y marcó el número de emergencia. Su corazón latiendo con fuerza dentro de su pecho mientras esperaba a que la ambulancia llegara, no lo dejaba respirar y por más que lo intentó no logró estabilizar a Emiliano.
Los minutos se alargaron como horas mientras que este esperaba la ayuda, cada segundo cargado de ansiedad lo hacían sentirse inútil. Luciano se arrodilló junto a su padre, intentando mantener la calma mientras le hablaba.
– Aguanta Emiliano, aguanta que falta poco para que venga la ambulancia – le decía, aunque su voz temblaba un poco por el miedo.
Emiliano con los ojos entrecerrados parecía luchar contra el dolor de su pecho, pero su mirada se mantenía fija en el hombre que había criado como su propio hijo. Era como si quisiera transmitirle un mensaje que solo ellos dos entendían con solo una mirada.
Finalmente el sonido de las sirenas rompió el silencio tenso de la sala, anunciando que había llegado la ambulancia. Luciano sintió un alivio momentáneo ante ese hecho, pero sabía que la batalla apenas comenzaba. La vida de Emiliano dependía de un hilo y con ella, también el futuro de la fábrica de vinos que había sido su legado. En ese instante Luciano comprendió que la ambición y el poder no significaban nada si no se tenía a la familia a su lado.
La lucha por el legado de los Donovan estaba a punto de comenzar y él estaba decidido a protegerlo sin importar el costo. Tenía la sensación de que al final, Emiliano haría lo correcto y le dejaría la receta.
Capítulo 1Luciano aceleró su auto a todo lo que daba, manteniendo una distancia prudente detrás de la ambulancia que transportaba a Emiliano hacia el hospital. El sonido de las sirenas resonaba en sus oídos pidiéndole el paso a los demás autos y eso era un recordatorio constante de la fragilidad de la vida de una persona.Con una mano en el volante y la otra sosteniendo su teléfono contra su oído, marcó el número de su madre, para decirle a Lucrecia lo que había sucedido. La llamada se conectó rápidamente por ella y su voz, fría y calculadora resonó al otro lado. Su madre podría ser desesperante en varias ocasiones, pero al final de cuentas siempre sería su madre.– ¿Qué sucede, Luciano? ¿Qué necesitas? – preguntó ella bastante tranquila.– Mamá están trasladando a Emiliano en este momento al hospital. Tiene un dolor en el pecho y parece ser grave, así que necesito que vengas cuanto antes – respondió Luciano tratando de mantener la calma, aunque su corazón latía desbocado.Un silenci
Capítulo 2 Luciano salió de la sala de emergencias bastante agotado, su mente aún agitada por la conversación que tuvo en el auto con su madre lo hacía enfurecer. La angustia por la salud de Emiliano se mezclaba con la frustración por la actitud de Lucrecia y no sabía de qué manera pararla.No podía permitir que hablara de su padre de esa manera, especialmente en un momento tan crítico como ese cunado él lo único que hizo fue complacerla en todo. Así que con determinación se dirigió a la sala de espera, donde su madre lo esperaba con una expresión que oscilaba entre la preocupación y la impaciencia. A leguas se veía que solo estaba actuando, ya que su única y verdadera preocupación era la receta secreta.– ¿Qué está pasando Luciano? ¿Por qué no me dijiste que ese viejo estaba tan mal? – preguntó Lucrecia con un tono más defensivo que conciliador.– ¿De verdad me preguntas eso? Lo hice porque no quería que te pusieras a pensar en tus malditos planes de quedarte con todo – respondió Lu
Capítulo 3Emiliano yacía en la camilla del hospital mirando hacia la nada, la luz blanca y fría del lugar contrastaba con la calidez de los recuerdos que invadían su mente. Su corazón, debilitado por sus achaques latía con dificultad, pero su pensamiento estaba claro y en un solo lugar. Solo había una cosa que lo mantenía en pie hasta el momento y eso era su hija, Amara. Él la había mantenido en secreto durante años porque así ella lo había querido, pero ahora, en su lecho de muerte sabía que debía pasarle la receta secreta de su vino. Ese era su legado y su derecho, por lo que no podía dejar que se perdiera tras su muerte.Cuando Luciano entró en la habitación para ver como seguía su padre, Emiliano lo miró con una mezcla de amor y agradecimiento. Su hijo de corazón había sido su apoyo incondicional en todo momento, pero en ese instante, había algo más que necesitaba compartir con él. Luciano se acercó para platicar con él y en su rostro su padre vio reflejado el sentimiento de ang
Capítulo 4Luciano se sintió como un criminal mientras esperaba en la sala de emergencias para sacar a su padre de ese lugar, su corazón latiendo con fuerza le decía que no estaba haciendo bien, pero no tenía de otra. Había hecho lo impensable para cumplir su capricho y hasta había sobornado a una enfermera para que lo ayudara en su escape maestro.Sabía que Emiliano estaba hablando en serio cuando le dijo que quería ver a su hija, y aunque sabía que era totalmente arriesgado, no podía negarle ese último deseo. La vida de su padre dependía de ello y Luciano estaba decidido a hacer lo que fuera necesario para que después este le dejara su reserva secreta.Una vez que lograron salir del hospital se dirigieron a la mansión familiar, un lugar que había sido testigo de innumerables recuerdos y momentos compartidos. Al llegar Emiliano se detuvo en la entrada de su casa, con su rostro pálido, pero decidido hacer lo que quería.– Luciano, necesito un momento a solas para prepararme. Debo deja
Capítulo 5La noche llegó rápidamente, y Luciano se sintió abrumado por la mezcla de emociones que lo invadían. Había reservado un vuelo para esa misma noche después de mucho batallar y aunque sabía que el tiempo era limitado, aun así no podía evitar sentir una chispa de esperanza.Emiliano había pasado demasiado tiempo en la sombra de su propia vida sintiendo que nos parecía todo lo que tenía y ahora, por fin después de mucho tiempo, tenía la oportunidad de redimirse. Cuando Emiliano salió de su habitación su rostro mostraba una determinación renovada. Por el camino le contaría a Luciano porque no había estado con su hija y esperaba que esto entendiera sus motivos.– Ya estoy listo – dijo con su voz resonando con una fuerza que Luciano no había visto en días anteriores – No puedo esperar más para ver a mi hija y quiero que la conozcas de una buena vez.Luciano asintió de inmediato, sintiendo que la adrenalina comenzaba a fluir nuevamente. Hasta él se moría de ganas por conocer a esa
Capítulo 6Amara caminaba por la playa bien temprano en la mañana, sintiendo la suave brisa marina acariciar su rostro. El sonido de las olas rompiendo contra la orilla era como una melodía que la acompañaba en su búsqueda de caracoles. Había comenzado a coleccionarlos hace ya un tiempo y cada uno de ellos tenía para ella una historia que contar.Mientras se agachaba para recoger uno de un color particularmente hermoso, su mente divagaba hacia pensamientos más profundos que la hacían estremecer.La inmensidad del mar siempre la había fascinado, pero en ese momento, su corazón anhelaba algo más importante que la belleza del paisaje. Se preguntaba una y otra vez cuándo conocería el amor verdadero que la hiciera tocar las nubes con las manos. Había escuchado tantas historias sobre príncipes azules y romances de ensueño, pero para ella, esas historias parecían pertenecer a un mundo distante al suyo. La cruel realidad de su vida la perseguía todos los días, los comentarios hirientes de qu
Capítulo 7 La noche había caído rápidamente y Amara se encontraba sentada en el balcón de su habitación contemplando el vasto cielo estrellado. Mientras cepillada su larga cabellera rubia la conversación que había tenido con su prima Dara aún resonaba en su mente, llenándola de esperanzas y sueños completamente renovados. Le había prometido a ella no dejarse pisotear por nadie y después de esa promesa, se sentía más fuerte que nunca. Mientras miraba las estrellas una sensación de anhelo la invadía, un deseo de amor y aceptación que parecía tan lejano la hacía sentirse inquieta. Sin embargo, de repente un auto inesperado se acercó a su casa, rompiendo la tranquilidad de la noche. Haciendo que Amara frunciera el ceño, intrigada por la visita. Nunca nadie visitaba su hogar a esas horas a excepción de Cedric, el amigo de su tío Julián, pero él no me mira en un auto como ese. Así que sin pensarlo dos veces se levantó de inmediato y corrió escaleras abajo, sintiendo que su corazón latía
Capítulo 8 Mientras Luciano entraba a la casa de Amara, no podía evitar que sus pensamientos se deslizasen hacia lo más superficial. A pesar de la calidez del abrazo entre Emiliano y su hija, además de la evidente conexión que compartían, Luciano no podía dejar de pensar que Amara no encajaba en su idea de belleza. Su figura era más voluminosa de lo que él consideraba atractivo y sus grandes lentes acentuaban una apariencia que, ante sus ojos, no era la de una mujer que llamara la atención. Sin embargo, sabía que no podía expresar esos pensamientos en voz alta, ya que Emiliano no lo perdonaría jamás. Amara era su hija ante todo y la defendería de críticas como esa.Mientras se adentraban en la casa humilde la atmósfera era una muy acogedora, tanto que ni siquiera en su propia mansión Luciano había sentido eso. No obstante, la familia de Amara los recibió con sonrisas y abrazos como si a él lo conocieron de toda la vida. Luciano se sintió un poco abrumado por la calidez del ambiente,