Capítulo 33Luciano se despertó temprano esa mañana, sintiendo la presión del día que se avecinaba. Había pasado la noche anterior organizando todas sus cosas, preparándose para el viaje a Madrid que haría con Amara.Mientras este recogía sus últimas pertenencias, un golpe suave en la puerta de su habitación lo sacó de sus pensamientos. Al abrir, se encontró con Amara, quien, sin darle tiempo a reaccionar o siquiera decir buenos días, le comunicó su decisión.La sorpresa de Luciano fue evidente cuándo, además de eso, también le dijo que quería viajar con su familia. No se lo esperaba, pero al mirar en sus ojos por unos instantes, vio que ella no estaba haciendo una pregunta; era una afirmación. Amara estaba decidida, y por un momento, Luciano consideró que eso no podría ser una buena idea. Tal vez, si su familia la acompañaba todo se pondría peor, pero era eso o que Amara no viajara con él.A pesar de su frustración por no haber podido obtener la receta de la manera que él pensaba, Lu
Capítulo 34Luciano se encontraba en la sala de la casa, revisando los detalles finales del viaje. Había tenido que comprar pasajes no solo para él y Amara, sino también para toda su familia. La responsabilidad pesaba sobre sus hombros, pero sabía que era lo correcto al menos por el momento. Mientras tanto, Amara estaba en su habitación, preparando su pequeña maleta, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo. Solo había escogido unos pocos vestidos y lo necesario para algunos días.Cuando todo estuvo listo, el grupo se dirigió al aeropuerto en las camionetas que los esperaban. Luciano notó que Amara se mostraba cada vez más inquieta a medida que se acercaban a la puerta de embarque del avión, pero no dijo nada. Al momento de abordar el avión, Luciano se dio cuenta de que su rostro reflejaba un miedo palpable. Ahora sí podía decir que Amara estaba aterrada como una niña pequeña.- ¿Amara, estás bien? - le preguntó, tratando de sonar tranquilo para no ponerla más nerviosa.- No est
Prólogo Luciano Gill se encontraba en una esquina de la sala de conferencias, observando con admiración como el hombre que se había comportado como padre ahora él hablaba seriamente. Emiliano Donovan dirigía una reunión crucial para la fábrica de vinos que había construido con tanto esfuerzo y dedicación, ya que los negocios no podían detenerse a pesar de su enfermedad. El hombre mayor irradiaba una energía que desafiaba su frágil estado de salud y su voz resonaba con autoridad por todo el lugar, haciendo que los empleados lo miraban con respeto, conscientes de que estaban ante un verdadero maestro en el arte de la viticultura.Sin embargo, tras la reunión la preocupación de Luciano se hizo evidente para algunos de los presentes. Se acercó a su padre cuando creyó que fue suficiente y con su rostro reflejando una mezcla de frustración y cariño decidí hablarle.– Creo que ya es suficiente. Deberías volver a casa viejo terco porque necesitas descansar – le dijo tratando de mantener la c
Capítulo 1Luciano aceleró su auto a todo lo que daba, manteniendo una distancia prudente detrás de la ambulancia que transportaba a Emiliano hacia el hospital. El sonido de las sirenas resonaba en sus oídos pidiéndole el paso a los demás autos y eso era un recordatorio constante de la fragilidad de la vida de una persona.Con una mano en el volante y la otra sosteniendo su teléfono contra su oído, marcó el número de su madre, para decirle a Lucrecia lo que había sucedido. La llamada se conectó rápidamente por ella y su voz, fría y calculadora resonó al otro lado. Su madre podría ser desesperante en varias ocasiones, pero al final de cuentas siempre sería su madre.– ¿Qué sucede, Luciano? ¿Qué necesitas? – preguntó ella bastante tranquila.– Mamá están trasladando a Emiliano en este momento al hospital. Tiene un dolor en el pecho y parece ser grave, así que necesito que vengas cuanto antes – respondió Luciano tratando de mantener la calma, aunque su corazón latía desbocado.Un silenci
Capítulo 2 Luciano salió de la sala de emergencias bastante agotado, su mente aún agitada por la conversación que tuvo en el auto con su madre lo hacía enfurecer. La angustia por la salud de Emiliano se mezclaba con la frustración por la actitud de Lucrecia y no sabía de qué manera pararla.No podía permitir que hablara de su padre de esa manera, especialmente en un momento tan crítico como ese cunado él lo único que hizo fue complacerla en todo. Así que con determinación se dirigió a la sala de espera, donde su madre lo esperaba con una expresión que oscilaba entre la preocupación y la impaciencia. A leguas se veía que solo estaba actuando, ya que su única y verdadera preocupación era la receta secreta.– ¿Qué está pasando Luciano? ¿Por qué no me dijiste que ese viejo estaba tan mal? – preguntó Lucrecia con un tono más defensivo que conciliador.– ¿De verdad me preguntas eso? Lo hice porque no quería que te pusieras a pensar en tus malditos planes de quedarte con todo – respondió Lu
Capítulo 3Emiliano yacía en la camilla del hospital mirando hacia la nada, la luz blanca y fría del lugar contrastaba con la calidez de los recuerdos que invadían su mente. Su corazón, debilitado por sus achaques latía con dificultad, pero su pensamiento estaba claro y en un solo lugar. Solo había una cosa que lo mantenía en pie hasta el momento y eso era su hija, Amara. Él la había mantenido en secreto durante años porque así ella lo había querido, pero ahora, en su lecho de muerte sabía que debía pasarle la receta secreta de su vino. Ese era su legado y su derecho, por lo que no podía dejar que se perdiera tras su muerte.Cuando Luciano entró en la habitación para ver como seguía su padre, Emiliano lo miró con una mezcla de amor y agradecimiento. Su hijo de corazón había sido su apoyo incondicional en todo momento, pero en ese instante, había algo más que necesitaba compartir con él. Luciano se acercó para platicar con él y en su rostro su padre vio reflejado el sentimiento de ang
Capítulo 4Luciano se sintió como un criminal mientras esperaba en la sala de emergencias para sacar a su padre de ese lugar, su corazón latiendo con fuerza le decía que no estaba haciendo bien, pero no tenía de otra. Había hecho lo impensable para cumplir su capricho y hasta había sobornado a una enfermera para que lo ayudara en su escape maestro.Sabía que Emiliano estaba hablando en serio cuando le dijo que quería ver a su hija, y aunque sabía que era totalmente arriesgado, no podía negarle ese último deseo. La vida de su padre dependía de ello y Luciano estaba decidido a hacer lo que fuera necesario para que después este le dejara su reserva secreta.Una vez que lograron salir del hospital se dirigieron a la mansión familiar, un lugar que había sido testigo de innumerables recuerdos y momentos compartidos. Al llegar Emiliano se detuvo en la entrada de su casa, con su rostro pálido, pero decidido hacer lo que quería.– Luciano, necesito un momento a solas para prepararme. Debo deja
Capítulo 5La noche llegó rápidamente, y Luciano se sintió abrumado por la mezcla de emociones que lo invadían. Había reservado un vuelo para esa misma noche después de mucho batallar y aunque sabía que el tiempo era limitado, aun así no podía evitar sentir una chispa de esperanza.Emiliano había pasado demasiado tiempo en la sombra de su propia vida sintiendo que nos parecía todo lo que tenía y ahora, por fin después de mucho tiempo, tenía la oportunidad de redimirse. Cuando Emiliano salió de su habitación su rostro mostraba una determinación renovada. Por el camino le contaría a Luciano porque no había estado con su hija y esperaba que esto entendiera sus motivos.– Ya estoy listo – dijo con su voz resonando con una fuerza que Luciano no había visto en días anteriores – No puedo esperar más para ver a mi hija y quiero que la conozcas de una buena vez.Luciano asintió de inmediato, sintiendo que la adrenalina comenzaba a fluir nuevamente. Hasta él se moría de ganas por conocer a esa