Capítulo 2
Luciano salió de la sala de emergencias bastante agotado, su mente aún agitada por la conversación que tuvo en el auto con su madre lo hacía enfurecer. La angustia por la salud de Emiliano se mezclaba con la frustración por la actitud de Lucrecia y no sabía de qué manera pararla.
No podía permitir que hablara de su padre de esa manera, especialmente en un momento tan crítico como ese cunado él lo único que hizo fue complacerla en todo. Así que con determinación se dirigió a la sala de espera, donde su madre lo esperaba con una expresión que oscilaba entre la preocupación y la impaciencia. A leguas se veía que solo estaba actuando, ya que su única y verdadera preocupación era la receta secreta.
– ¿Qué está pasando Luciano? ¿Por qué no me dijiste que ese viejo estaba tan mal? – preguntó Lucrecia con un tono más defensivo que conciliador.
– ¿De verdad me preguntas eso? Lo hice porque no quería que te pusieras a pensar en tus malditos planes de quedarte con todo – respondió Luciano con su voz un poco elevada – ¿De verdad crees que es el momento de hablar de la receta? Te llamé para decirte que papá está luchando por su vida y tú solo te preocupas por lo que puedas ganar de esto.
– No vuelvas a decir eso y mucho menos lo llames padre. Ese tipo no es tu papá y lo sabes – dijo haciendo que Luciano frunciera el ceño y su mirada se volviera fría – No estoy hablando de ganar solo yo hijo mío. Estoy hablando de asegurar el futuro de nuestra familia y el tuyo propio. Emiliano no puede morirse antes de que le pase la receta a su único heredero y ese eres tú. No puedes ser tan ingenuo como para pensar que esto no es importante porque sabes que vinos Donovan dependen de ella.
– ¡Ahora lo más importante es que esté vivo, madre! – gritó Luciano sintiendo como la rabia se apoderaba de él – Emiliano no es solo un medio para un fin. Él me ha criado como si fuera su propio hijo, y no voy a permitir que hables de él como si fuera un simple objeto que puedes usar y desechar. Toda mi vida he estado bajo su cuidado y me ha enseñado todo lo que sé; así que creo que es más que obvio que me dejara todo a mí y sin necesidad de desearle algún mal.
Lucrecia lo miró con desdén al escuchar como este le hablaba, pero en su interior, Luciano sabía que había tocado un punto sensible al gritarle a su madre. La relación entre su madre y Emiliano siempre había sido una fachada al menos para ella, ese era un matrimonio basado en conveniencias y ambiciones, pero para Luciano, Emiliano era más que un socio comercial. Él era un padre que nunca tuvo, un mentor, un hombre que había dedicado su vida a construir algo significativo y le había enseñado valores.
– Debes entender que esto es un negocio, Luciano y te guste o no, yo pienso así – dijo Lucrecia intentando mantener su tono autoritario – No puedo permitir que la debilidad de Emiliano nos arrastre a todos. Necesitamos esa receta y si tú no haces algo para obtenerlo lo antes posible, entonces lo haré yo.
– ¡Basta! – interrumpió Luciano, sintiendo que su paciencia se agotaba – No voy a seguir discutiendo contigo por esto. Si no puedes mostrar un poco de respeto por el hombre que nos ha dado tanto en esta vida, entonces no sé qué más decirte madre. Sin embargo, ni creas que te vas a acercar a él mientras yo esté aquí.
Con esas palabras Luciano se dio la vuelta dejándola ahí y se alejó buscando un lugar donde pudiera calmarse. Se sentó en una de las sillas de la sala de espera con su mente llena de pensamientos oscuros. La angustia por la salud de Emiliano lo consumía y la actitud de su madre solo lo hacía sentir más impotente. Ahora se sentía dividido en dos partes porque antes no recordaba que su madre fuera de esta manera tan cruel y calculadora.
Pasaron unos minutos que parecieron eternos antes de que el médico de la familia se acercara a dar noticias. Luciano se levantó de inmediato al escuchar como preguntaban por sus familiares y de inmediato su corazón se encontró latiendo con fuerza.
– ¿Cómo está mi padre doctor? – preguntó con su voz temblando de ansiedad.
El médico con una expresión seria tomó un respiro profundo antes de hablar, ya que la situación del señor Emiliano Donovan no era para nada favorable. Ya anteriormente lo había atendido y sabía que su condición era crítica para su edad.
– No le voy a mentir Luciano, la situación del señor Emiliano es bastante delicada. Ha sufrido otro infarto aunque este fue más leve que los anteriores y su salud es crítica. Los próximos días serán cruciales para él por lo que necesitamos mantenerlo en reposo absoluto y en un ambiente tranquilo. Cualquier estrés adicional podría ser fatal para él.
Luciano sintió que el mundo se desmoronaba a su alrededor al escuchar eso. Sabía que la condición de saludo de su padre era crítica, pero no tanto. Sin embargo, sería un problema para él obligarlo a hacer reposo, ya que conocía el carácter del viejo y no sería para nada fácil.
– ¿Hay algo que podamos hacer doctor? ¿Algún tratamiento que sea efectivo? – preguntó con su voz apenas un susurro.
– Lamentablemente no, Luciano. Lo más importante es que esté rodeado de personas que lo apoyen y que le brinden tranquilidad hasta que su corazón deje de funcionar. Evitar cualquier tipo de conflicto es esencial como ya lo he mencionado y sabes por qué lo digo – respondió el médico antes de dar una palmadita en el hombro de Luciano y alejarse.
Con el corazón pesado Luciano regresó a la sala de espera, donde Lucrecia lo esperaba ansiosa como siempre. Sabía que tendrían que encontrar una manera de trabajar juntos, al menos por el bien de Emiliano. Sin embargo, la idea de compartir esa responsabilidad con ella no le gustaba, más sabiendo lo que ella pensaba y lo que deseaba. Eso lo llenaba de inquietud y más dolores de cabeza.
– ¿Qué te dijo el médico? – preguntó Lucrecia con su tono de voz más falso que preocupado y había un destello de ambición en sus ojos.
– Dijo que debemos mantenerlo tranquilo en todo momento. No podemos permitir que haya más conflictos ni disgustos porque su corazón está débil – respondió Luciano sintiendo que cada palabra era un desafío a la naturaleza competitiva de su madre.
– Muy bien, entonces hagamos lo que sea necesario para asegurarnos de que Emiliano se recupere. No podemos olvidar todo lo que está en juego – dijo Lucrecia, aunque si hija podía ver que su mente ya estaba maquinando planes.
Capítulo 3Emiliano yacía en la camilla del hospital mirando hacia la nada, la luz blanca y fría del lugar contrastaba con la calidez de los recuerdos que invadían su mente. Su corazón, debilitado por sus achaques latía con dificultad, pero su pensamiento estaba claro y en un solo lugar. Solo había una cosa que lo mantenía en pie hasta el momento y eso era su hija, Amara. Él la había mantenido en secreto durante años porque así ella lo había querido, pero ahora, en su lecho de muerte sabía que debía pasarle la receta secreta de su vino. Ese era su legado y su derecho, por lo que no podía dejar que se perdiera tras su muerte.Cuando Luciano entró en la habitación para ver como seguía su padre, Emiliano lo miró con una mezcla de amor y agradecimiento. Su hijo de corazón había sido su apoyo incondicional en todo momento, pero en ese instante, había algo más que necesitaba compartir con él. Luciano se acercó para platicar con él y en su rostro su padre vio reflejado el sentimiento de ang
Capítulo 4Luciano se sintió como un criminal mientras esperaba en la sala de emergencias para sacar a su padre de ese lugar, su corazón latiendo con fuerza le decía que no estaba haciendo bien, pero no tenía de otra. Había hecho lo impensable para cumplir su capricho y hasta había sobornado a una enfermera para que lo ayudara en su escape maestro.Sabía que Emiliano estaba hablando en serio cuando le dijo que quería ver a su hija, y aunque sabía que era totalmente arriesgado, no podía negarle ese último deseo. La vida de su padre dependía de ello y Luciano estaba decidido a hacer lo que fuera necesario para que después este le dejara su reserva secreta.Una vez que lograron salir del hospital se dirigieron a la mansión familiar, un lugar que había sido testigo de innumerables recuerdos y momentos compartidos. Al llegar Emiliano se detuvo en la entrada de su casa, con su rostro pálido, pero decidido hacer lo que quería.– Luciano, necesito un momento a solas para prepararme. Debo deja
Capítulo 5La noche llegó rápidamente, y Luciano se sintió abrumado por la mezcla de emociones que lo invadían. Había reservado un vuelo para esa misma noche después de mucho batallar y aunque sabía que el tiempo era limitado, aun así no podía evitar sentir una chispa de esperanza.Emiliano había pasado demasiado tiempo en la sombra de su propia vida sintiendo que nos parecía todo lo que tenía y ahora, por fin después de mucho tiempo, tenía la oportunidad de redimirse. Cuando Emiliano salió de su habitación su rostro mostraba una determinación renovada. Por el camino le contaría a Luciano porque no había estado con su hija y esperaba que esto entendiera sus motivos.– Ya estoy listo – dijo con su voz resonando con una fuerza que Luciano no había visto en días anteriores – No puedo esperar más para ver a mi hija y quiero que la conozcas de una buena vez.Luciano asintió de inmediato, sintiendo que la adrenalina comenzaba a fluir nuevamente. Hasta él se moría de ganas por conocer a esa
Capítulo 6Amara caminaba por la playa bien temprano en la mañana, sintiendo la suave brisa marina acariciar su rostro. El sonido de las olas rompiendo contra la orilla era como una melodía que la acompañaba en su búsqueda de caracoles. Había comenzado a coleccionarlos hace ya un tiempo y cada uno de ellos tenía para ella una historia que contar.Mientras se agachaba para recoger uno de un color particularmente hermoso, su mente divagaba hacia pensamientos más profundos que la hacían estremecer.La inmensidad del mar siempre la había fascinado, pero en ese momento, su corazón anhelaba algo más importante que la belleza del paisaje. Se preguntaba una y otra vez cuándo conocería el amor verdadero que la hiciera tocar las nubes con las manos. Había escuchado tantas historias sobre príncipes azules y romances de ensueño, pero para ella, esas historias parecían pertenecer a un mundo distante al suyo. La cruel realidad de su vida la perseguía todos los días, los comentarios hirientes de qu
Capítulo 7 La noche había caído rápidamente y Amara se encontraba sentada en el balcón de su habitación contemplando el vasto cielo estrellado. Mientras cepillada su larga cabellera rubia la conversación que había tenido con su prima Dara aún resonaba en su mente, llenándola de esperanzas y sueños completamente renovados. Le había prometido a ella no dejarse pisotear por nadie y después de esa promesa, se sentía más fuerte que nunca. Mientras miraba las estrellas una sensación de anhelo la invadía, un deseo de amor y aceptación que parecía tan lejano la hacía sentirse inquieta. Sin embargo, de repente un auto inesperado se acercó a su casa, rompiendo la tranquilidad de la noche. Haciendo que Amara frunciera el ceño, intrigada por la visita. Nunca nadie visitaba su hogar a esas horas a excepción de Cedric, el amigo de su tío Julián, pero él no me mira en un auto como ese. Así que sin pensarlo dos veces se levantó de inmediato y corrió escaleras abajo, sintiendo que su corazón latía
Capítulo 8 Mientras Luciano entraba a la casa de Amara, no podía evitar que sus pensamientos se deslizasen hacia lo más superficial. A pesar de la calidez del abrazo entre Emiliano y su hija, además de la evidente conexión que compartían, Luciano no podía dejar de pensar que Amara no encajaba en su idea de belleza. Su figura era más voluminosa de lo que él consideraba atractivo y sus grandes lentes acentuaban una apariencia que, ante sus ojos, no era la de una mujer que llamara la atención. Sin embargo, sabía que no podía expresar esos pensamientos en voz alta, ya que Emiliano no lo perdonaría jamás. Amara era su hija ante todo y la defendería de críticas como esa.Mientras se adentraban en la casa humilde la atmósfera era una muy acogedora, tanto que ni siquiera en su propia mansión Luciano había sentido eso. No obstante, la familia de Amara los recibió con sonrisas y abrazos como si a él lo conocieron de toda la vida. Luciano se sintió un poco abrumado por la calidez del ambiente,
Capítulo 9La mañana llegó con un bullicio que sacudió a Luciano de su sueño profundo. Se despertó sobresaltado y confundido por los ruidos extraños que provenían de afuera de su habitación. Durante un momento no pudo recordar dónde estaba realmente, hasta que a su memoria llegó el viaje que había hecho con Emiliano para visitar a su hija. Fue ahí que con un suspiro resignado se levantó de la cama con pesar, sintiendo que el día apenas comenzaba y tendría mucho tiempo para observarlo todo.Después de tomar un rápido baño Luciano se vistió cómodamente y decidió bajar las escaleras para averiguar qué estaba sucediendo. Al llegar al primer piso, se encontró con una escena bastante animada, ya que la familia de Amara se movía de un lado a otro realizando diversas tareas del hogar. La abuela Teresa a quien había conocido anoche estaba en el patio alimentando a unos pollos, mientras que otros miembros de la familia se ocupaban de preparar al parecer el desayuno.Luciano se sintió un poco
Capítulo 10Después del desayuno Amara se sentó junto a su padre, sintiendo la calidez de su mano acariciando la suya. Esto era un gesto simple ante los ojos de cualquiera, pero para ellos era algo lleno de amor y aprecio. Habían estado platicando sobre las cosas que habían hecho en el tiempo que no se habían visto, compartiendo risas y recuerdos que parecían fluir con naturalidad. Luciano, sentado un poco apartado de ellos observaba la escena en silencio, analizando cada palabra y gesto buscando algo que pudiera parecer fuera de lugar. Sin embargo, a medida que la conversación avanzaba Emiliano se volvió más serio, haciendo que su hija le prestara total atención.– Amara, cariño, me gustaría que le enseñaras la propiedad a Luciano – dijo, rompiendo el ambiente ligeramente – Quiero quedarme a solas con tu abuela por un momento, ya que necesito hablarle de algunas cosas importantes y es una conversación solo entre nosotros.Amara sintió un nudo en el estómago al escuchar la petición d